Pekín enfrenta una nueva fase crítica en la crisis inmobiliaria que afecta al país desde hace más de tres años. En un intento por contener el deterioro del sector, el gobierno chino estudia un plan de financiamiento de 6.800 millones de dólares para ayudar a China Vanke, una de las principales desarrolladoras del país, a hacer frente a su deuda, según informó Bloomberg News citando fuentes cercanas al asunto.
El plan contempla la emisión de bonos especiales destinados a adquirir propiedades no vendidas y terrenos vacantes de la empresa, permitiendo así aliviar parte de su carga financiera. La medida responde a la creciente preocupación de las autoridades sobre el impacto de la crisis inmobiliaria en la economía china, en un contexto en el que múltiples intentos de reactivar el sector han resultado insuficientes.
China Vanke, considerada durante mucho tiempo una de las compañías más sólidas dentro del sector, ha visto deteriorarse su situación financiera en los últimos meses. La calificadora de riesgo Moody’s rebajó recientemente la nota crediticia de la empresa, alertando sobre los crecientes riesgos de liquidez y la falta de confianza en el mercado. La caída en las ventas de viviendas y la reticencia de los bancos a otorgar préstamos han dificultado aún más el panorama para la desarrolladora.
El caso de Vanke no es aislado. Desde que estalló la crisis inmobiliaria en China, numerosas empresas del sector han caído en impagos y reestructuraciones de deuda, incluyendo a gigantes como Country Garden Holdings Co. A esto se suma la creciente presión de acreedores internacionales que buscan recuperar sus inversiones en un contexto de incertidumbre.
La crisis inmobiliaria también ha golpeado a Hong Kong, donde firmas como New World Development Co. han tenido que recurrir a la venta de activos y al uso de propiedades como garantía para cubrir pérdidas. Mientras tanto, el gobierno chino intenta contener el impacto de la crisis en la economía en general, evitando un colapso que podría tener repercusiones a nivel global.
Con la intervención en Vanke, China busca ganar tiempo y estabilizar el sector. Sin embargo, los analistas advierten que sin una recuperación sostenida en la demanda de viviendas y un cambio en la confianza del mercado, el problema inmobiliario podría seguir pesando sobre la segunda economía mundial.