El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, negó que su país haya recibido los 177.000 a 200.000 millones de dólares en asistencia de Estados Unidos que se le atribuyen. En una entrevista con Associated Press, el mandatario afirmó que el monto real ronda los 76.000 millones de dólares y que la mayoría de los recursos han sido entregados en forma de armamento, no de dinero en efectivo.
«Cuando se dice que Ucrania recibió 200.000 millones de dólares para apoyar al ejército durante la guerra, no es cierto. No sé adónde fue a parar todo ese dinero», declaró Zelenski, poniendo en duda el destino de los fondos reportados como ayuda internacional. Además, mencionó que existen múltiples programas humanitarios financiados por Occidente, de los cuales no tiene detalles específicos, lo que deja abierta la posibilidad de que parte de esos recursos hayan sido canalizados por vías distintas a las militares.
En el ámbito diplomático, el presidente ucraniano advirtió sobre los riesgos de una negociación entre EE.UU. y Rusia sin la participación de su país, en clara referencia a declaraciones del expresidente Donald Trump, quien ha insinuado la posibilidad de alcanzar un acuerdo para poner fin al conflicto. Zelenski calificó esta postura como «peligrosa» y reafirmó la importancia de que Ucrania tenga un rol activo en cualquier discusión sobre su futuro.
Asimismo, el líder ucraniano insistió en que la adhesión de Ucrania a la OTAN sería la opción más económica y efectiva para garantizar su seguridad frente a Rusia. Según su visión, esta alternativa es preferible a seguir financiando y entrenando un ejército de 800.000 soldados con apoyo occidental.
Sobre el posible despliegue de tropas europeas en territorio ucraniano como fuerza de paz, Zelenski expresó escepticismo respecto a la viabilidad de tal iniciativa. Planteó dudas sobre la cadena de mando y la respuesta de estos efectivos en caso de una escalada de la agresión rusa, lo que podría generar mayores tensiones en el conflicto.
Las declaraciones de Zelenski llegan en un momento clave, en medio de crecientes cuestionamientos sobre la transparencia en la distribución de los fondos enviados a Ucrania y la incertidumbre sobre el futuro de la guerra en el este de Europa.