El bipartidismo o el contrato Colorado/Liberal encuentra sus orígenes en un periodo de ruinas e impotencia en el Paraguay, siendo apenas un país satélite de las potencias conquistadoras, estos nos impusieron una constitución a su medida, a la vez que también ayudaron a fundar los elementos a través de los cuales nos encadenarían a este perverso teatro de elecciones; los dos partidos políticos tradicionales, los que llegarían a ser en el presente el Partido Colorado y el Partido Liberal Radical Auténtico; la pretendida democracia que se quiso imponer por el poder, en verdad dio lugar a un periodo donde las balas y el caudillaje seleccionaban al ganador, eso si, bajo los ropajes de la democracia y la legitimación.
Desde sus inicios como el Club del Pueblo y el Gran Club del Pueblo, pasando por el Centro Democrático que se volvió el Partido Liberal, bajo el influjo de los argentinos, ante los cuales los legionarios paraguayos que fundaron este partido, daban informes, y sus posteriores mutaciones (radicales, éticos, etc.), y llegando a la Asociación Nacional Republicana, con su influencia brasileña, heredada, enseñada y fomentada por su fundador Bernardino Caballero, prisionero de la guerra grande, el cual fue tratado con gran decoro por el imperio brasileño para luego fungir de portavoz suyo en las tierras conquistadas. Ambas entidades carecen de una ideología per se, dado que, a la fecha, las muchas mutaciones del partido liberal, llamándose liberal sin serlo en verdad y las radicales diferencias ideológicas que componen las facciones a lo interno del partido colorado, desde socialismo hasta tecnocracia, dan fe de ello, más allá de lo que digan las actas fundacionales de los mencionados partidos. En síntesis, fueron hechos para manejar el país para los intereses de terceros, en principio y posteriormente en beneficios de los miembros de esos grupos y en la actualidad esta situación se mantiene.
Pero lo realmente importante no es que dos partidos hagan eso, lo importante radica en que sean los únicos dos partidos de masas, sin sustento ideológico real, y que estén estructuralmente incrustados al gobierno por años de efectuar este proceso, teniendo feudos propios para cada cual, donde la autoridad de gobierno se debe al partido más que al pueblo; lo que hace que cualquiera ajeno a este gigante bicéfalo que pueda entrar tenga mucho que afrontar sin la estructura, la gente o el poder que ellos manejan, cualquier interesado debe poder hacer frente al poder de lo que ya esta y de entrar manejarse en ese contexto, pero tristemente la mayoría de estos solo quieren acceder y al poco tiempo se mimetiza, entrando como independiente y siendo funcional al resto como varios que de su bancada que pidieron traslado; esto hace que por más partidos de cuadros existan, los dos partidos de masa apenas sientan su presencia; esto deja a la población impotente ante ello a la vez que ignorante de la realidad, pues no conoce otra cosa que ese bipartidismo, desarrollando psicológicamente una suerte de Olimpia versus Cerro, una rivalidad con el del otro color, por el color mismo, sin pretender siquiera escuchar su argumento, visión o ideología dado que tampoco este sabe el argumento de su propio color solo sabe que es su color, es más emocional que racional y solo se puede elegir entre dos opciones, que en esencia son lo mismo.
Cada cual cuida de los suyos, acumulando el poder que puede, al crear redes clientelares y mientras uno esta en gobierno el otro lo legitima. Pero dada la longevidad actual del partido colorado como gobierno (anterior a 1940 la hegemonía era liberal) la función del partido liberal es dividir a la oposición para mantener el statu quo bipartidista. La realidad, un grupo político de elites de dos partidos y pequeñas fuerzas asociadas, como el resto de la oposición fragmentaria, que son lo mismo vestido diferente y el resto de la gente, el común.