Por Juan Carlos Febres
Para el hombre desde el nacimiento hasta su muerte, los derechos humanos debe ser la base de una sociedad justa y entendemos por justicia que cada persona debe poseer los bienes que ha ganado con su mérito y esfuerzo. Una sociedad debe entonces procurar ser justa y libre, debemos defender los derechos fundamentales, como la vida, la propiedad privada y el trabajo, estos pilares de derechos es esencial para el desarrollo de un país, por lo que pueden y deben complementarse para fortalecer nuestra sociedad.
Los derechos de los seres humanos son inherentes a nuestra condición de seres humanos y no son posesión del Estado. Son superiores y van por delante de cualquier poder político. Debemos entender que estos derechos surgen de nuestra dignidad individual y que una sociedad libre y justa se construye sobre su protección, entendiendo justa a la defensa del libre contrato, de la meritocracia y de la ayuda al necesitado en estado de indefensa, por tiempo limitado, salvo casos extremos y de soledad.
¿Qué son los derechos humanos y por qué nacen?
Los derechos se derivan de un principio fundamental: la dignidad personal es inherente de cada persona. En nuestra época, esta idea se ha desarrollado con el tiempo y se ha consolidado en un conjunto de principios universales que protegen a las personas del abuso del poder, es decir del estado.
Los derechos humanos surgieron como respuesta a los crímenes e injusticias que caracterizaron nuestra civilización. El primer significativo impulso hacia estos principios en la era moderna lo proporcionó la ilustración. Fue este periodo histórico en donde hallamos los primeros fundamentos de lo que ahora consideramos derechos fundamentales que fueron establecidas por documentos como la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en Francia (1789).
Sin embargo, el impulso definitivo para consolidar los derechos humanos llegó tras las tragedias del siglo XX, especialmente con las dos guerras mundiales. La creación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 fue un acontecimiento histórico. Este documento, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, buscó garantizar la dignidad, libertad e igualdad en derechos para todas las personas, marcando el inicio de una era de mayor conciencia global.
La centralidad del individuo
El individuo es el eje de la sociedad. Esto significa que cada individuo tiene derecho a su propia libertad personal, a su propia propiedad privada, a la libertad de expresar sus pensamientos y a la libertad de buscar su propia felicidad, respetando siempre los mismos derechos de los demás. Cualquier violación de estos derechos, ya sea a través de la acción directa del Estado, descuido, o lenidad funcionaria, no sólo perjudica al individuo, sino que también socava los cimientos de toda nuestra sociedad
Hemos sido testigos de cómo los derechos humanos han sido utilizados como arma política en nuestros paises hispanoamericanas, perdiendo su verdadero significado. Es nuestro deber como ciudadanos conscientes darles su carácter universal, independientemente de las ideologías partidarias.
Garantizar los derechos individuales debe ser la función primordial del Estado de conformidad con los derechos humanos. El Estado debe ser un árbitro imparcial que respete y defienda las libertades fundamentales, y no un opresor o un benefactor omnipresente.
A lo largo de nuestra Historia, nos hemos enfrentado a violaciones de derechos humanos, desde dictaduras que suprimieron libertades hasta políticas actuales que restringen las oportunidades económicas de los ciudadanos. Este último punto, aunque a veces se pasa por alto, también supone una violación de los derechos humanos, ya que la pobreza y la falta de oportunidades obstaculizan nuestra capacidad de ejercer plenamente nuestras libertades.
La economía y los derechos humanos
En Argentina, la inflación, los controles excesivos y la inseguridad jurídica son agresiones directas contra los derechos humanos de todos los ciudadanos. Defender la libertad económica no es un capricho, es garantizar que las familias puedan vivir dignamente, que los emprendedores puedan innovar y que cada individuo tenga las herramientas para construir su propio destino.
También entendemos que la libertad económica es una condición necesaria para la realización de los derechos humanos. Una economía sana, basada en el respeto de la propiedad privada, el libre comercio, y la competencia permiten a las personas crecer, escapar de la pobreza y crear un futuro mejor. Así mismo debemos entender que para tener un mercado libre, debemos preservar el derecho contractual, o el derecho a un contrato libre.
La inflación, los controles excesivos y la inseguridad jurídica son violaciones flagrantes de los derechos humanos en Argentina. Garantizar que las familias puedan vivir con dignidad, que los empresarios puedan innovar y que cada persona tenga herramientas para elegir su propio destino: eso es defender la libertad económica.
Los derechos de primera generación:
Por estar basados en la libertad, la primera generación de derechos es esencial (no todos los de esta generación). Entre estos derechos, se observa, el derecho a la vida, que es la piedra angular de cualquier sociedad civilizada. Defender la vida significa protegerla de toda amenaza, ya sea la violencia, el abuso de poder, paradigmas ideológicos o las circunstancias que sustentan la pobreza extrema. Debemos entender que cada pérdida innecesaria de vidas en un sistema que tolera la inseguridad y la marginación es una tragedia que debemos combatir.
La propiedad privada es un elemento fundacional de la libertad económica y humana, no sólo un simple derecho. En la Argentina actual, donde los derechos de propiedad se ven constantemente amenazados por la inseguridad jurídica, el progreso hacia la independencia es imposible, por las confiscaciones de facto a través de la inflación o la falta de respeto a los contratos, por eso es vital defender este principio como la base del desarrollo.
El Derecho al trabajo, permite a las personas alcanzar su máximo potencial y a crear su propio plan de vida. El trabajo es más más que un mero derecho: es una expresión de libertad y creatividad humana. Debemos garantizar que todos tengan libre acceso a un mercado laboral libre asegurar que no existan prácticas laborales injustas e interferencias arbitrarias. En resumen, que toda persona tenga libre acceso a un mercado de trabajo libre de prácticas laborales desleales e interferencias arbitrarias.
Las libertades que garantizan a las personas vivir sin temor a la represión debido a sus creencias u opiniones incluyen las libertades de expresión, pensamiento, religión y asociación.
La cultura de los derechos humanos
Pero no se queda ahí. Debemos exigir que el Estado cumpla su rol. Como sociedad, nos corresponde establecer una verdadera cultura de respeto mutuo y defensa activa de los derechos humanos. A los más jóvenes, enseñarles valores como la libertad, la responsabilidad personal y el mérito. Los derechos no son abstractos ni exclusivos de ningún grupo. Todos deberíamos discutir la implicancia de los derechos humanos no sólo cuando miramos al pasado sino también cuando proyectamos el futuro.
¿Por qué defendemos los derechos humanos?: ¿defender que?
Proteger la vida significa no sólo rechazar la violencia física, sino también abordar los factores que la contrarrestan, como la pobreza extrema, la falta de acceso a la atención médica, la inseguridad y la corrupción.
La protección de la propiedad privada no es sólo una cuestión económica, sino también ética. Ninguna persona tiene derecho a quitarle a otra persona aquello que tanto han trabajado para conseguir. La propiedad privada es la fuerza, el motor para el progreso y debe ser protegida para garantizar la estabilidad y el crecimiento económico.
Proteger el lugar lugar de trabajo significa establecer un entorno donde las personas puedan prosperar, eliminar las prácticas corruptas y alentar la creación de relaciones legítimas y buenas prácticas laborales. El trabajo no es solo una fuente de ingresos; es una herramienta de dignidad.
Equilibrio entre derechos y responsabilidades, los derechos humanos no son solo garantías, sino que también conllevan responsabilidades. Cada derecho que exigimos para nosotros implica respetar esos mismos derechos en los demás.
El Estado tiene un papel fundamental, pero limitado. Su misión debe ser garantizar estos derechos, no entrometerse en la vida de los ciudadanos. Un Estado que oprime, confisca o limita las libertades personales se convierte en el mayor enemigo de los derechos humanos.
Los desafíos actuales
Hoy, nuestra sociedad ha venido enfrentando a lo largo de estos últimos casi cien años desafíos que no supimos resolver, hasta ahora. La inseguridad, la inflación, la falta de una cultura del trabajo, la falta de ética y la falta de oportunidades económicas no son solo problemas políticos o económicos; son atentados directos contra los derechos humanos.
La inseguridad pone en riesgo la vida y la propiedad privada. La inflación es un impuesto invisible que erosiona el poder adquisitivo, golpeando con más fuerza a los sectores más vulnerables. Y la falta de trabajo y educación de calidad, convierte a la gente en descartados y condena a millones a la marginalidad, privándolos de una vida digna.
Estos problemas no se solucionan con discursos, sino con un compromiso firme con los principios liberales: respeto por las leyes, igualdad ante ellas y libertad económica como motor de crecimiento
Conclusión: Un llamado a la acción
Hoy, los derechos humanos en nuestros paises occidentales,enfrentan múltiples desafíos: corrupción, injusticia, desigualdad de oportunidades y restricciones a las libertades fundamentales. Creemos en la capacidad del individuo para superar estas barreras si se le da el espacio para crecer. En pocas palabras Libertad, ante todo.
Debemos recordar siempre que la libertad es indivisible. Defender la vida, la propiedad privada, el trabajo y los derechos fundamentales debe ser un deber moral y cívico.
Defendamos juntos un país donde la libertad no sea un privilegio, sino un derecho para todos. Construyamos un país donde el respeto por la dignidad humana sea el motor del progreso y la justicia.
Quiero decir también que, si hay algo, bello, virtuoso, que, de vida, que, de seguridad jurídica a la propiedad privada, a los libres contratos, o que sea digno de alabanza a eso aspiramos
Para terminar, deseo compartir una frase de Kofi Annan ex secretario general de Las Naciones Unidas “Los derechos humanos son sus derechos. Tómenlos. Defiéndanlos. Promuévanlos. Entiéndanlos e insistan en ellos. Nútranlos y enriquézcanlos… son lo mejor de nosotros. Denles vida”.