Parece ser que nuestro gobierno nacional está importando algunas de las modas ideológicas del fallido kirchnerismo las cuales tuvieron en la decadencia una hermosa nación como la Argentina durante veinte años ¿No podemos aprender por costilla ajena, señor Presidente Peña? Me explico.
En una reciente columna del diario La Nación, el historiador e investigador independiente del CONICET-Argentina, el argentino Ignacio Telesca, se declara preocupado sobre por qué, entre los paraguayos, es insistente la afirmación de que en el Paraguay no hay negros. No está de más recordar que CONICET ha sido una de las instituciones más desprestigiadas y corruptas del kirchnerismo financiando investigaciones espurias como “El ano dilatado de Batman”[1] o “Memoria queer e historieta anal: cuando el cómic nos abre el culo (y nos gusta)”[2] entre otras excentricidades del oscurantismo del género.
Además, en honor a la verdad, hay que expresar que la inquietud de Telesca no es del todo desinteresada considerando la partida presupuestaria del CONACYT de guaraníes 441.000.000[3] que recibirá junto a otras cinco personas para realizar una investigación sobre Población afrodescendiente en Paraguay: estimación de magnitud y características[4]. Yo me pregunto, ¿por qué esto no lo hace el Instituto Nacional de Estadísticas (INE)?[5] La institución proponente del estudio es, una vez más, el Centro de Información y Recursos para el Desarrollo–CIRD, organización que ha tenido muchos cuestionamientos en los últimos dos años [6].
Sin embargo, y antes de entrar en materia de la inquietud planteada (sea esta genuina o no) un detalle no menor es que Telesca fue uno de los especialistas que contribuyó en el proceso de formulación y abogacía de la innecesaria y conflictiva[7] Ley 6940/2022 “QUE ESTABLECE MECANISMOS Y PROCEDIMIENTOS PARA PREVENIR Y SANCIONAR ACTOS DE RACISMO Y DISCRIMINACIÓN HACIA LAS PERSONAS AFRODESCENDIENTES”[8], ley recientemente promulgada por el Presidente Santiago Peña.
Pero vayamos al grano respecto a su columna en el diario La Nación[9]. Telesca inquiere ¿por qué la insistente afirmación de que en Paraguay no hay negros? Sin embargo, no señala quién realiza tal afirmación. Solo la plantea como dada y existente ab initio; sin embargo, este truco retórico se llama falacia de petición de principio. Aceptar la pregunta es no solo es aceptar su origen legítimo sino el reclamo social que incuba; sin embargo, yo impugno la pregunta porque no conozco a nadie que haya dicho que en Paraguay no hay negros, ¿usted conoce a alguien? En realidad, la pregunta expresa un interés particularísimo de Telesca que pone en boca de los paraguayos algo que jamás hemos dicho. Queda pues desmontada la engañifa en que se basa la pregunta.
Posteriormente soporta su conjetura de que existe una negación oficial/oficiosa de la existencia de la población negra en Paraguay y alude a expresiones del vicepresidente Manuel Domínguez[10] cuando, en el año 1903, declaró aquel en una conferencia en el Instituto Paraguayo que reconocía la presencia de “unos pocos hombres de color en el Paraguay y en la guerra su inferioridad en empuje, en resistencia, se puso en evidencia: en los primeros choques se extinguieron”[11]. Básicamente Telesca afirma que era versión oficial (o de ciertos políticos de la reconstrucción nacional) que los negros se extinguieron en el Paraguay, sin embargo, es difícil asegurar que Domínguez haya utilizado la palabra “extinguieron” con rigor de paleontólogo; y, por otro lado, es fácil entrever que la expresión, quizás, fuera usada a manera de imagen o metáfora. Por lo tanto, esa declaración del vicepresidente debe ser puesta en el contexto de un discurso con cierto furor patriótico, el cual era parte de aquellos tiempos. Además, Telesca, oportunamente, omite mencionar que, previa a esa expresión que él denuncia y, en el mismo discurso, Manuel Domínguez fundamenta[12]:
“En ninguna colonia latina había tanta población blanca como en el Paraguay. Había cinco blancos por cada mulato o negro, mientras que en casi todas las demás colonias españolas había un blanco por veinticinco individuos de color, y en el Brasil un blanco por cada cuarenta y cinco negros”.[13]
Años después, en un texto denominado “Heroísmo y tiranía” (1907) el mismo Domínguez declara que en el Paraguay “el pueblo es blanco, casi netamente blanco” y refuerza su posición parafraseando al sabio español Félix de Azara[14] quien dijera que “en el Paraguay había desde el coloniaje cinco blancos por cada hombre de color”. Acompañan a los dichos de Azara las estadísticas del famoso antropólogo belga Alfred Du Graty[15] “en las otras colonias, había 25 hombres de color por cada blanco”. En ese contexto y utilizando como marco las referencias numéricas de Azara y Du Graty, tanto en su discurso de 1903 como del texto de 1907, no sería tan descabellado el uso algo flexible que hiciera Domínguez del término extinción de la raza negra, especialmente si consideramos las desproporciones poblacionales narradas por esas luminarias intelectuales. Lo demás son juicios de valor personalísimos de Manuel Domínguez y debería saber Telesca que estos no tienen rigor científico, como bien nos enseñara Max Weber[16], el padre la sociología moderna[17].
¿Se equivocó Manuel Domínguez cuando dijo que el pueblo era blanco, casi netamente blanco? Bueno, primeramente, las fuentes de los sabios naturalistas Azara y Du Graty parecen darle la razón considerando que declaran que el 20% de la población en aquel Paraguay sería afrodescendiente o negra durante la colonia, es decir, el 80% no era de origen africano. Sin embargo, una precisión de la época de Félix de Azara que refuerza el punto de Manuel Domínguez es que el naturalista español cita un padrón oficial ordenado por el Gobierno en 1782 y relevado por Juan Francisco Aguirre[18] [19]:
“En mi tiempo se hizo en el Paraguay el padrón o lista del número de españoles y de negros y mulatos, y resultó de él haber allí cinco de aquellos por cada una de estas dos clases (10 por 100)”[20].
Otra fuente que fortalece las expresiones de Azara, y las declaraciones de Manuel Domínguez, son las declaraciones de Juan Renger[21] cuando dice “cuarenta años después que Aguirre (1825), da como población del Paraguay 150.000 habitantes, y como porcentaje de sangre de color el 10 por 100”[22].
Todo lo anterior no hace más que reforzar la posición de que exigua era la población afrodescendiente ya en tiempos de la colonia, la independencia y del despotismo ilustrado de omnipotente Gaspar Rodríguez de Francia. Si consultamos los números actuales, según los censos más recientes (2023), según el Instituto Nacional de Estadística (INE), existen 3.867 personas afrodescendientes en el país. Otro estudio, quizás más exhaustivo[23], realizado en el año 2007 con el apoyo técnico de la ex Dirección General de Estadísticas y Censos y la Asociación Afroparaguaya Kamba Kua identificó a 7.637 personas de ascendencia africana en tres comunidades específicas: Kamba Kua, Kamba Kokue y en la ciudad de Emboscada en el Departamento de Cordillera.
Si somos flexibles metodológicamente y tomamos como referencia la estadística de afrodescendientes más abultada para realizar un cálculo, y considerando que según el último censo somos 6.109.644 habitantes en Paraguay ¿cuánto representan estadísticamente 7.637 personas afrodescendientes contra el total de la población? Representan el 0,12%. ¿Qué significa esto si consideramos que durante la colonia y la independencia los afrodescendientes eran el 10% de la población? ¿Qué nos dice este número 0,12% con respecto a los dichos del vicepresidente Manuel Domínguez en aquel año 1903? ¿Tenía o no tenía razón? Lo dejo a criterio del lector, sin embargo, el análisis excesivamente sentimental de la cuestión afrodescendiente en Paraguay que plantea Telesca no nos ayudará a ver las cosas más claras frente a la contundencia de los datos.
Sucede que Ignacio Telesca es un típico historiador progresista posmoderno que cree que la historia debe estudiarse para cambiar el futuro y para hacer del mundo un lugar mejor, lo cual es un error metodológico porque induce al historiador a cerrar los ojos frente a los hechos que desafían su relato favorito y a elegir qué hechos contar conforme una meta prestablecida de transformación social.
Cuando Telesca dice que “existe una población que hoy en día se reconoce como afrodescendiente, para quienes es un insulto (¿discriminación?, ¿racismo?) que se le diga en la cara “ustedes no existen”[24], ¿a quién se refiere? Yo no digo que no existan. Nadie dice que no existan, tanto es así que incluso la existencia de la población africana en Paraguay se encuentra abundantemente documentada como lo he demostrado. Lo que si cotejamos, junto con Manuel Domínguez y muchos otros estudiosos, es que la población afrodescendiente disminuyó gradual y sustancialmente en el transcurso de 250 años: ya representaba inicialmente solo el 10% de la población colonial y ahora se redujo a la insignificancia estadística del 0,12% de la población contemporánea[25] ¿Se encuentra la raza afrodescendiente en el Paraguay al borde de la extinción? No sabría decirlo, pero ese 0,12% es un número que debe tenerse en cuenta a la hora de elaborar conclusiones provisionales sobre el asunto.
Telesca termina su discurso diciendo que “el paraguayo, al igual que el argentino, el chileno o el uruguayo, también posee una ascendencia africana por más que el racismo estructural (y mental) nos determine a negarla”. Primeramente, más allá de la perogrullada, cuánto más arriba vayamos todos en nuestro árbol genealógico, más afrodescendientes somos, pues es muy posible que nuestros prehistóricos abuelos hayan atravesado el estrecho de Bering viniendo desde África. Independientemente a la humorada con visos de realidad, decir racismo estructural y posar de intelectual es ignorar cómo funcionan los hechos sociales, los cuales no son exclusivamente estructurales, sino sumamente sistémicos, espontáneos y hasta caóticos. El estructuralismo que reconoce las grandes estructuras inmutables que constituyen la realidad, fue un avance con respecto al animismo en ciencias sociales, a pesar, incluso, de su equivocada metafísica y gnoseología.
Estimado lector, piense en la realidad como en una muralla de ladrillos: hay ladrillos que inconmoviblemente siempre estarán debajo de otros y nada se puede cambiar, a menos que se tumbe todo el edificio. Bueno, así entiende la realidad el pensador estructuralista en ciencias sociales, y con respecto a lo que nos convoca en esta columna el pensador estructuralista nos diría, que nuestro racismo es estructural, de lo cual deviene irreversiblemente en que el negro siempre es pobre y miserable porque es negro; y el blanco siempre es rico y bienaventurado porque es blanco: es un fenómeno estructural. Sin embargo, sería una dosis de realidad para el historiador estructuralista, como Telesca, conocer los dichos de Josefina Pla[26] y Félix de Azara al respecto:
“Por lo demás, si se considera que el libre pobre, aún el blanco, no tenía garantizado su pan ni su techo (no son infrecuentes los casos de blancos, especialmente españoles, que, en tiempos de Francia, dejan a su muerte, en documentos del Archivo Nacional, el testimonio flagrante de su miseria) y el esclavo sí, resultan exactas las palabras del mismo Azara: “La suerte del esclavo allí es igual, y muchas veces mejor, que las de los blancos del común del pueblo”[27]
Conforme a lo dicho por Pla y Azara, cualquier determinismo estructuralista en ciencias sociales queda dinamitado por los mismos hechos, porque “los hechos son cosas obstinadas”[28]. Por lo tanto, quien declara el estructuralismo en ciencias sociales proclama la inamovilidad de los hechos sociales. El estructuralismo como teoría es una antigualla decimonónica y su pervivencia hasta la actualidad se debe a una trasnochada visión marxista de la realidad social abrazada por militantes profesionales. Sistemas, sistemas complejos, Telesca, es hoy el paradigma de las ciencias sociales.
Como se habrá percatado el lector sagaz me encuentro en las antípodas del historiador marxista Ignacio Telesca, y, sin embargo, no podría estar más agradecido con él por haber abierto este debate, obligándome a escribir esta respuesta. No obstante, me asaltan preocupaciones de índole metodológica:
Sabemos que Ignacio Telesca, quien fuera artífice de la “Ley N° 6940/2022 que establece mecanismos y procedimientos para prevenir y sancionar actos de racismo y discriminación hacia las personas afrodescendientes”, será también el investigador pagado por el Estado paraguayo para realizar un censo de la “Población afrodescendiente en Paraguay” …
- ¿Cómo podemos estar seguros de qué Telesca será objetivo en el estudio si los resultados del mismo son fundamentales para justificar la Ley que él mismo ayudó a crear?
- ¿No hay conflictos de intereses en casos como este cuando una misma persona es juez y parte?
- ¿Por qué no realiza el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) este censo de la población afrodescendiente en Paraguay considerando los potenciales conflictos de intereses previamente expuestos?
- ¿Qué pasa cuando el investigador parte de preguntas espurias como por qué es insistente la afirmación de que en el Paraguay no hay negros?
- ¿Si la pregunta de investigación adolece de honestidad intelectual, se pueden esperar respuestas honestas?
[1] https://www.conicet.gov.ar/new_scp/detalle.php?keywords=&id=22126&inst=yes&congresos=yes&detalles=yes&congr_id=10260949
[2] https://www.conicet.gov.ar/new_scp/detalle.php?id=28313&congresos=yes&detalles=yes&congr_id=7439654
[3] PINV01-1462-Poblacin_afrodescendiente_en_Paraguay_estimacin_de_magnitud_y_caractersticas.
[4] https://www.ine.gov.py/noticias/2133/investigadores-sociales-solicitan-apoyo-del-ine-para-estudio-sobre-poblacion-afrodescendiente-en-paraguay
[5] Aunque a mí no me paguen 441 millones de guaraníes por mis preguntas.
[6] https://www.lanacion.com.py/investigacion/2023/11/04/alevosa-articulacion-de-consultorias-con-ong-que-ordena-al-estado/
[7] Esto lo digo yo. Es innecesaria porque no existe ninguna demanda real de la misma excepto el haber sido articulada por un grupo sumamente particular, es decir, no obedece a la “voluntad general” en términos políticos, aunque no me guste Rousseau. Pero además de innecesaria es una ley conflictiva porque se basa su fundamento en una dialéctica de conflictivo típicamente neomarxista.
[8] https://www.bacn.gov.py/leyes-paraguayas/10547/ley-n-6940-establece-mecanismos-y-procedimientos-para-prevenir-y-sancionar-actos-de-racismo-y-discriminacion-hacia-las-personas-afrodescendientes
[9] https://www.lanacion.com.py/gran-diario-domingo/2024/12/22/por-que-la-insistente-afirmacion-de-que-en-paraguay-no-hay-negros/
[10] Manuel Domínguez (1868-1935) jurista, periodista, orador y vicepresidente de la República del Paraguay entre los años 1902-1904.
[11] Domínguez, Manuel; El alma de la raza, p. 36; Servilibro- Año 2009.
[12] Las estadísticas que usaba Manuel Domínguez estaban basadas en datos precisos de Félix de Azara y Alfred Du Graty.
[13] Domínguez, Manuel; El alma de la raza, p. 19-20; Servilibro-Año 2009.
[14] Félix de Azara (1742-1821) militar, ingeniero, explorador, cartógrafo, antropólogo y naturalista español que vivió en el Paraguay durante 13 años.
[15] Alfred Du Graty (1823-1891) naturalista, geógrafo e historiador belga.
[16] Max Weber (1864-1920) sociólogo, economista, jurista, historiador y politólogo alemán considerado uno de los fundadores de la sociología moderna.
[17] Por qué no se deben hacer juicios de valor en la sociología y en la economía, Max Weber, 1917.
[18] Vale mencionar que Juan Francisco Aguirre era un reconocido demarcador de límites fronterizos y explorador de la corona española. Su obra ha sido recientemente reconocida.
[19] https://www.abc.com.py/edicion-impresa/artes-espectaculos/la-vida-de-un-explorador-del-paraguay-poco-conocido-585457.html
[20] Pla, Josefina. Hermano negro: la esclavitud en Paraguay (1972); p. 32. Editorial Intercontinental- 2011.
[21] Johann Renger (1795-1832) naturalista y médico suizo que vivió en el Paraguay entre los años 1819 y 1826. Falleció a los 36 años de tuberculosis.
[22] Pla, Josefina. Hermano negro: la esclavitud en Paraguay (1972); p. 33. Editorial Intercontinental- 2011.
[23] Aunque no puedo corroborarlo.
[24] https://www.lanacion.com.py/gran-diario-domingo/2024/12/22/por-que-la-insistente-afirmacion-de-que-en-paraguay-no-hay-negros/
[25] Por lo menos conforme a los datos expuestos.
[26] Josefina Pla (1903-1999) periodista, investigadora, poeta, escultora, pintora y artista plástica española-paraguaya. Su obra “Hermano negro: la esclavitud en el Paraguay” es una de las más originales y exhaustivas sobre el tema.
[27] Pla, Josefina. Hermano negro: la esclavitud en el Paraguay (1972); p. 68. Intercontinental- Año 2011.
[28] Frase del presidente John Adams, segundo presidente de los Estados Unidos.