Los pequeños productores de camarón en el sur de Honduras enfrentan una crisis que combina problemas económicos y climáticos. A más de un año de que el gobierno hondureño rompiera relaciones diplomáticas con Taiwán y estableciera vínculos con China, los productores lamentan la pérdida de un mercado que ofrecía buenos precios por el crustáceo y aseguran que aún no han visto beneficios comerciales concretos de este cambio en política exterior.
En marzo de 2023, Honduras anunció la ruptura con Taiwán, un socio comercial clave, y pocos días después formalizó relaciones con China. Esta decisión generó aceptación en algunos sectores y rechazo en otros, especialmente en el sector camaronero. Rafael Montoya, pequeño productor de camarón en Marcovia, describió a la Agencia EFE la difícil situación que atraviesan:
«Taiwán estaba jalando más camarón y ahora no. Las empacadoras cerraron. Mire que ahorita solo hay una empacadora trabajando, y oigo decir que también la van a cerrar, que es la Santin. Si la cierran, ahí quedamos más terminados”.
La pérdida del mercado taiwanés ha afectado a grandes, medianos y pequeños productores. Antes, los camaroneros hondureños tenían asegurada una buena parte de sus ventas a Taiwán, pero tras la ruptura diplomática, esas exportaciones desaparecieron. Ahora, los productores depositan su esperanza en que el gobierno de Xiomara Castro logre concretar un acuerdo comercial con China, aunque el gigante asiático es conocido por ofrecer precios bajos debido al libre comercio.
Además de los problemas comerciales, la situación de los productores se agravó por las intensas lluvias causadas por la tormenta Sara en noviembre, que afectaron gravemente la región sur de Honduras, aumentando las pérdidas para el sector camaronero.
Los pequeños y medianos productores, quienes dependen en gran medida de la exportación, esperan que las autoridades encuentren soluciones rápidas para reactivar el mercado y evitar el colapso total de su actividad económica.