En el marco de la Cumbre del G20 que se desarrolla en Río de Janeiro, el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, mantuvo un encuentro bilateral con el primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, quien entre otros asuntos mostró preocupación por la situación que atraviesa un ciudadano británico que se encuentra preso en Hong Kong: un periodista y activista llamado Jimmy Lai. Esta petición fue externalizada por Starmer en la conferencia de prensa posterior, lo que hizo que la seguridad del evento sacara a la prensa del lugar.
Más allá de la intención por navegar en las coincidencias por parte del premier británico, en especial con miras a destrabar una relación que estaba estancada desde 2018, este no pudo evitar abordar cuestiones espinosas como la relativa a los derechos humanos en el gigante asiático, y en especial la de dicho compatriota, que se encuentra bajo prisión desde 2020 y podría enfrentar la cadena perpetua a sus 76 años. Algo que incidió en que el vínculo bilateral se congelara.
Los periodistas fueron retirados de la sala al inicio de la reunión bilateral entre China y Reino Unido para evitar situaciones complejas al presidente chino y líder del Partido Comunista de China, según lo informado por la Press Association.
Desde la oficina del Primer Ministro comunicaron por su parte que Starmer “quería comprometerse de manera honesta y franca en aquellas áreas donde tenemos perspectivas diferentes” en relación a Hong Kong, los derechos humanos, y la Guerra de Rusia en Ucrania. Desde la agencia estatal de noticias china, Xinhua, solaparon el tema y resaltaron el potencial para más cooperación a pesar de las diferencias y profundizar la confianza política para beneficio mutuo.
El arresto del ciudadano británico Jimmy Lai, activista, editor y crítico del régimen del Partido Comunista, cuenta con crecientes denuncias ante la naturaleza dudosa de las razones que permitieron dicho accionar, lo cual pone bajo la lupa al estado de los derechos civiles en la región de Hong Kong, que en su momento, en 1997, pasó bajo control Chino aunque con la garantía de que cuente con un status de jurisdicción especial, diferenciada del resto del país asiático, en la que el tratamiento sobre los derechos humanos también sea distinta.