El conflicto entre Bruselas y Hungría en torno a la política migratoria ha aumentado considerablemente en los últimos días. Mientras la Unión Europea (UE) amenaza con imponer nuevas sanciones al gobierno de Viktor Orbán, el director político del primer ministro húngaro, Balázs Orbán, ha calificado estas presiones como un «chantaje político y financiero» por parte del organismo europeo.
El pasado viernes, Bence Rétvári, secretario de Estado del Ministerio del Interior de Hungría, intensificó la tensión con una advertencia dirigida a la UE. Afirmó que, si Europa obliga a Hungría a aceptar inmigrantes ilegales, el país proporcionará transporte gratuito para llevarlos directamente a Bruselas. Rétvári hizo esta declaración durante una conferencia de prensa junto a una fila de autobuses con carteles que indicaban la ruta «Röszke-Bruselas», en referencia a un viaje de solo ida desde la frontera sur de Hungría hasta la capital de la UE.
Esta medida recuerda a la iniciativa de algunos gobernadores republicanos en Estados Unidos, que desde 2022 han trasladado inmigrantes ilegales en autobuses o aviones hacia ciudades demócratas como Nueva York, Los Ángeles y Chicago, en protesta por las políticas federales de asilo.
Previamente, Tamás Menczer, portavoz de Fidesz, había hecho una propuesta similar. En un vídeo publicado el lunes 9 de septiembre en su cuenta de Facebook, Menczer declaró: «Si quieren que los dejemos entrar, los dejaremos entrar, los subiremos al autobús y los dejaremos frente a la oficina de Ursula von der Leyen».
Estas declaraciones de los funcionarios húngaros se producen tras el fallo del Tribunal de Justicia de la UE en junio, que condenó a Hungría a pagar una multa de 200 millones de euros por no cumplir con las normas de asilo del bloque, además de un millón de euros por cada día adicional en que no lo haga. Este castigo surge como respuesta a las políticas húngaras que buscan proteger sus fronteras y, por extensión, las de la Unión Europea.