El jueves, en una sesión extraordinaria en la Cámara de Senadores, por mayoría simple y a instancias de la bancada oficialista, el Senado aprobó una resolución mediante la cual, en un acto sin precedentes, derogó tres resoluciones vigentes mediante las cuales se les habían suspendido los fueros a los senadores Hernán Rivas, Erico Galeano y Rafael Filizzola, respectivamente.
Han llevado a cabo, algo así como un intento de procedimiento de restitución de fueros, no contemplado en nuestro sistema constitucional y lo han hecho, además, sin fundamento alguno. Recordemos que en el derecho público lo que no está expresamente permitido, está prohibido. Tengamos en cuenta, además, que el desafuero comienza a partir de una comunicación del Poder Judicial, y procede cuando luego de la evaluación legislativa de la investigación judicial se concluye que hay mérito suficiente para proceder en consecuencia. Es decir, si están fundamentados los méritos del sumario, se procede al desafuero para que la justicia proceda con su investigación y su proceso, sin obstáculos.
Pues resulta que ha sido un procedimiento de diez minutos en el cual no se trató la desaparición del mérito ni nada de eso. No fue necesario porque se trató sencillamente de una cuestión netamente política, revanchista, infantil e inmadura, asumida por la propia bancada oficialista: fue en respuesta al NO DESAFUERO del Senador Vitalicio Mario Abdo Benítez. No es cosa mía, lo han manifestado y asumido expresa y literalmente tanto el líder de la bancada oficialista como otros referentes. Han dicho que es un mensaje político para los defensores de los fueros del expresidente Mario Abdo Benitez.
Cortito y al pie: el Poder Legislativo no tiene tal atribución, el acto es nulo de toda nulidad, Art. 248 de la Constitución Nacional: «En ningún caso los miembros de los otros poderes, ni otros funcionarios, podrán arrogarse atribuciones judiciales que no estén expresamente establecidas en esta Constitución, ni revivir procesos fenecidos, ni paralizar los existentes, ni intervenir de cualquier modo en los juicios. Actos de esta naturaleza conllevan nulidad insanable”.
Dicho esto, ¿Qué puede hacer el Poder Judicial con las causas de éstos tres senadores? Dejar de lado la resolución del senado, y seguir administrando justicia, pues la etapa de comunicación y desafuero precluyó, se agotó, no hay retracción posible salvo la conclusión del proceso judicial con absolución en el proceso en el que fue solicitado.
Por lo demás y en el mejor de los casos, aguardar que el Ministerio Público se expida mañana lunes y anuncie el planteamiento de acciones de inconstitucionalidad en cada uno de los tres procesos, contra la resolución del Senado. Y en un escenario ideal y casi soñado, esperar la apertura de una investigación por “Atentado contra el orden constitucional”, Art. 273 del Código Penal:
“1º El que intentara lograr o lograra cambios del orden constitucional fuera de los procedimientos previstos en la Constitución, será castigado con pena privativa de libertad de hasta cinco años.
2º Se entenderá como orden constitucional la configuración de la República del Paraguay como Estado, conforme lo disponen los artículos 1 al 3 de la Constitución.”
¡Sorpréndanos Emiliano!
Sea usted consciente, sea usted patriota y tenga el coraje de no permitir que prevalezca lo hecho ayer por el Senado, porque entonces sí, bien podremos comenzar asumir que ya no sólo es un relato sino un dato, el rompimiento del equilibrio de poderes. Y usted sabe bien lo que eso significa. Tiene una magnífica oportunidad de hacer de una vez por todas lo correcto y enviar un mensaje tan contundente como esperanzador para toda la sociedad.
¿¡Por qué carajos nos tiene que resultar una utopía exigir y pretender justicia!?
Perdón…no se termina el mundo, es verdad, pero lo visto ha sido un bastardeo indecente, arbitrario y salvaje del Orden Constitucional, hecho con la soberbia de la impunidad, con el descaro de quien se sabe impune a pesar del abuso de poder, y va tener sus consecuencias a mediano y largo plazo.
Ocho meses de un Congreso que no respeta la más mínima formalidad, ni contempla la más mínima seguridad jurídica, erosionando la poca confianza que existe en las instituciones democráticas, debilitando la gobernabilidad, y aumentando la injusticia. Hoy, no existen garantías de seguridad jurídica en la República del Paraguay. Pero Peña está contento porque le aprobaron el 100% de las leyes que el gobierno propuso. Lo que no se ha percatado es que sin seguridad jurídica no hay economía sostenible ni grado de inversión posible, salvo que también, lo compren. Veremos si hay resto.
Las calificaciones de riesgo no van a bajar ni se va ver afectado nuestro grado de inversión por las bravuconadas y caprichos de Honor Colorado. Pero sí, podrán bajar y nos podremos quedar sin alcanzarlo, por lo que Paraguay y el gobierno NO HACEN al respecto. La debilidad institucional, la inestabilidad de las reglas de juego, la alta inseguridad jurídica son limitantes importantes para alcanzar el grado de inversión. Que las instituciones funcionen es la mejor forma de alcanzar y proteger el grado de inversión. Pero no así Presidente, no así.
No abusen del poder político, pues haciéndolo violan los principios democráticos y del estado de derecho, socavan la equidad, la transparencia y la participación ciudadana en los procesos políticos. Combatir el abuso del poder político requiere un compromiso continuo con la democracia, la justicia y la ética por parte de todos los actores políticos y de la sociedad en su conjunto. ¿Dónde está ese compromiso?
Yo no creo que estemos en una dictadura, pero sí creo que estamos ante el autoritarismo del dinero y su influencia desproporcionada y dominante, que elimina a la gente pensante y se ejerce sobre los procesos políticos y sociales de nuestra sociedad, influyendo en toma de decisiones, manipulando las instituciones y los medios de comunicación para promover sus propios intereses, a expensas de los intereses públicos y la voluntad popular, exacerbando la desigualdad, matando nuestra democracia.
El bienestar público ha sucumbido ante el interés de unos pocos, y la población se encuentra ante un orfanato de representación genuina de sus intereses y preocupaciones. Hace falta mucha educación cívica y sobre todo conciencia pública sobre los riesgos del autoritarismo del dinero para la democracia.
Ni bien supimos los resultados del 30 de abril, lo primero que he dicho y repetido es que el mayor desafío del Partido Colorado iba ser administrar sus mayorías. Administrar de forma eficaz las mayorías no significa pensar que existe una única ley: “la ley de los veintitrés”. Saber administrar las mayorías de manera efectiva es escuchar, es dialogar, con los miembros de la mayoría, así como también de las minorías políticas y de la sociedad en general. Nada es más importante que el diálogo abierto y constructivo para encontrar soluciones que satisfagan las necesidades de todos los grupos involucrados. Es tener la capacidad para negociar y llegar a compromisos y ello implica, a veces, ceder para alcanzar acuerdos que beneficien al mayor número posible de personas y promuevan el bien común. Es contar con un liderazgo sólido y una coordinación eficaz dentro de la mayoría política para garantizar que las decisiones se tomen de manera coherente y estratégica designando líderes capaces de articular las prioridades y trabajar en equipo para alcanzar objetivos comunes. Es mantener la transparencia, es rendir cuentas, es divulgar información relevante, explicar las razones detrás de las decisiones y asumir la responsabilidad por las acciones tomadas. Es ser lo suficientemente inclusivos para ser representativos de la diversidad de la sociedad, garantizando la participación de diferentes grupos en el proceso político y abordando las preocupaciones de las minorías y grupos marginados. Es respetar los derechos fundamentales y las libertades individuales, es proteger los principios democráticos y el estado de derecho. Es enfocarse en lograr resultados tangibles que mejoren el bienestar y la calidad de vida de la población, priorizando políticas y medidas que aborden los desafíos más urgentes y promuevan un desarrollo sostenible y equitativo.
No abusen con la legislación unilateral aprobando leyes o políticas sin tener en cuenta las opiniones y preocupaciones de las minorías políticas o de la sociedad en general. No restrinjan deliberadamente la participación y la influencia de los partidos de oposición mediante el bloqueo de iniciativas legislativas, la limitación del debate parlamentario o el uso de tácticas de filibusterismo. No manipulen las reglas y procedimientos legislativos para favorecer a la mayoría política en el poder. No utilicen la mayoría para realizar nombramientos partidistas en cargos gubernamentales y judiciales, en lugar de seleccionar a candidatos calificados de manera imparcial y objetiva. No ejerzan presión sobre los medios de comunicación ni restrinjan la libertad de prensa para limitar la disidencia y promover una narrativa favorable a la mayoría política en el poder. No sean corruptos, no sean clientelistas y dejen de utilizar el poder político para obtener beneficios personales o partidistas, desviando fondos públicos, otorgando contratos a empresas amigas e intercambio favores políticos por apoyo electoral.
Están generando división y desconfianza en la sociedad en vez de asegurar mecanismos de control y equilibrio, como la separación de poderes, la rendición de cuentas y la participación ciudadana, para prevenir y combatir este tipo de abusos y proteger los derechos y libertades fundamentales de todos los ciudadanos.
Si continúan administrando mal las mayorías verán las consecuencias a corto y a largo plazo. Y ellas no son otras que la polarización y una mayor división en la sociedad, dificultando el consenso y la colaboración en la toma de decisiones políticas. Cuando abusan del poder de las mayorías deslegitiman el sistema político, aumentan la apatía política, el descontento y la falta de participación ciudadana en los procesos democráticos. Generan inestabilidad política que conduce a protestas, disturbios civiles y conflictos violentos de graves consecuencias para la estabilidad y el desarrollo del país en su conjunto.
Oposición, ¡reaccionen! Construyan una alternativa amigable mostrando que son capaces de ofrecer un proyecto país, un proyecto nacional, ¡MEJOR!
Partido Colorado, partido de gobierno, ¡dejen la soberbia! Pues si algo tengo claro es que, de continuar así, se desgastarán, irán en declive y caerán como han caído los grandes imperios: DESDE ADENTRO. Cayó el Imperio Otomano, cayó el Imperio Bizantino, cayó el Imperio Persa, cayó el Imperio Español y cayó el Imperio Otomano. Todos desde adentro y con factores comunes: la sobreextensión, la corrupción, la división y las luchas internas, la pérdida de cohesión social.
Tienen todo a favor y una oportunidad magnífica para ser el mejor gobierno de la historia. No hay excusas y sobran motivos. Están a tiempo.
¡Paraguayos, República o muerte!
nuestro brío nos dio libertad
ni opresores ni siervos alientan
donde reinan unión e igualdad
¡Unión e igualdad!
¡Unión e igualdad!