En un artículo de hace unos meses, presentamos irrefutables argumentos sobre por qué el capitán José Bozzano no debería estar en el Panteón de los Héroes y Oratorio de la Virgen de la Asunción.
En ningún momento cuestionamos su heroísmo, porque estuvo en la retaguardia durante la Guerra del Chaco, y cumplió exactamente la misión que se esperaba de él: dirigió los arsenales, ni más, ni menos.
Todo hombre y mujer involucrado en una guerra para defender la Patria, es un héroe por definición. Desde el soldado anónimo que entregó su vida ante los ataques del enemigo, hasta el jefe que estuvo en las oficinas de la retaguardia dando órdenes. Nadie pone esto en tela de juicio.
El caso, cómo dijimos en el artículo anterior, es que, para entrar en el Panteón de los Héroes, se supone que uno debería realizar cosas verdaderamente extraordinarias. Creo que fuimos suficientemente claros al respecto.
Bozzano fue un héroe, sin duda alguna. ¿Pero tuvo méritos extraordinarios? Insistimos: no parece ser el caso.
Pero en el presente artículo, queremos señalar otro punto en cuestión, y es la politización que está sufriendo el Panteón Nacional de los Héroes y Oratorio de la Virgen de la Asunción.
Originalmente, la construcción del icónico edificio se realizó en un terreno que pertenecía al entonces general Francisco Solano López Carrillo, que deseaba crear un nuevo templo para adorar a la Virgen de la Asunción. Con la Guerra de la Triple Alianza (1864 – 1870), el proyecto quedó trunco.
Luego de muchos esfuerzos, durante el gobierno del general Rafael Franco se concluyó la construcción del edificio monumental, y el 12 de octubre de 1936 se inauguró el Panteón Nacional de los Héroes, con una apoteosis inigualada en la que cerca de 100 mil personas recibieron el féretro que contenía los restos, entre reales y simbólicos, del Héroe Máximo del Paraguay, el Mariscal López, que recordamos, era dueño original de los terrenos en donde está el Oratorio de la Virgen de la Asunción. Junto a él, ingresaron las cenizas de un soldado desconocido en representación de los combatientes de la Guerra del Chaco.
Hasta allí, todo bien. La Iglesia Católica aceptó que el Panteón tenga los restos del Mariscal López, con la condición de que se respete el rol de Oratorio de la Virgen de la Asunción, sentido original de dicho edificio.
Pero los problemas no tardarían en ocurrir. Es que había gente que no toleraba que el Mariscal López descanse en su propio terreno, en el Oratorio que él mismo hizo construir. Algo debían hacer al respecto, y se pusieron a inventar los novelones de toda la vida, infaltables en la historiografía paraguaya.
Lo cierto es que el mencionado edificio, que originalmente sólo debía tener al Mariscal López y al «soldado desconocido», empezó a llenarse de miembros de manera extraña e inopinada. No discutiré aquí sí tienen o no tienen méritos los demás integrantes del Panteón.
Lo que sí señalo, es que en los últimos tiempos, se nota claramente la politización a la hora de introducir nuevas figuras en el Oratorio de la Asunción.
Hilando fino, algunos ya entienden el punto. ¿A qué responde el intento de introducir al capitán Bozzano dentro del Panteón? ¿Será el hecho de que estaba vinculado a los Gobiernos Liberales?
Porque la única figura política de la ANR que está allí, es el general Bernardino Caballero. Alguno mencionará a Emiliano R. Fernández, pero su mérito para estar en el lugar es haber sido un «guerrero poeta» en la Guerra del Chaco.
Y luego, los liberales introdujeron a dos de sus presidentes, Eusebio Ayala y Eligio Ayala. Este último quizás fue un buen presidente, pero no entiendo cuál sería el «mérito extraordinario» para que esté allí. El general Patricio Escobar (ANR) también fue un buen presidente, encima héroe de guerra, pero no veo que pidan que lo ingresen en el Panteón de los Héroes, conste que sus descendientes están vivos y jamás hicieron tal cosa. Es más, los febreristas son sumamente humildes y no conozco que estén exigiendo meter al General Rafael Franco, héroe de guerra y ex presidente de la República, en el Panteón Nacional.
Entonces, es como que el Oratorio de la Vírgen de la Asunción corre el riesgo de convertirse en un auténtico cambalache. Cualquiera nomas ya puede ser «héroe extraordinario». ¡Elegí a tu correlí histórico favorito, y a pedir para que le pongan en el Panteón!
Sí incluyen ahí al capitán José Bozzano, ¿qué impide que pongamos al general presidente Patricio Escobar o al general presidente Rafael Franco? Porque Eligio Ayala está dentro por ser (supuestamente) un «buen presidente» y nada más.
¿Y Doña Julia Miranda Cueto? ¿Cuál es el mérito de mi tía – tatarabuela para estar allí?
Sí, Doña Julia Miranda Cueto es mi tía tatarabuela; ella y el Mariscal Estigarribia cargaron varias veces en sus brazos, en Caraguatay, a mi fallecida abuela materna. ¿Y qué hace mi tía tatarabuela Doña Julia Miranda Cueto allí, en el Panteón? Porque hay gente que lo toma todo de manera personal y te grita «mi pariente tiene que estar en el Panteón, sos muy malo sí te opones a ello».
No sé, yo creo que deberíamos evitar la política «Nepoancestro» en el Panteón Nacional. Y todavía con más razón, la politización del Oratorio de la Vírgen de la Asunción, lugar en el que solamente tendría que estar el Mariscal López, esto ya lo dije un millón de veces.
Y lo volveré a decir un millón de veces más: solo el Mariscal López tendría que estar en el Oratorio de la Virgen de la Asunción, que él mandó construir en su propio terreno.
Para todos los demás, se podría construir un espectacular «Mausoleo de la Patria», al otro lado del río, ya que ahora tenemos nuevo puente hacia el Chaco Paraguayo. Es más, ¿no sería hermoso y apropiado que las cenizas sel Mariscal Estigarribia, del capitán Bozzano, de Emiliano R. Fernández y de Eusebio Ayala estén en el Chaco?
Creo que de esta manera podríamos terminar con el cambalache y despolitizar el Panteón Nacional, para que este vuelva a ser lo que siempre tuvo que ser: Oratorio de la Vírgen de la Asunción y Mausoleo del Héroe Máximo de América, Francisco Solano López Carrillo.
Amigo, amigo: no es porque sea de tu partido político ni porque sea tu pariente, que alguien debe ir al Panteón. Entende «na» socio. No es tan difícil, arma. No es «nio» muy complicado lo que escribo. «Kore na» mi rey.