Por Lisandro Tobares
[Mamerto]: “Persona aprovechada, indeseable, estúpida o informal” – Real Academia Española.
Se terminó la era de Alberto Fernández; ¿y cómo no despedirlo como se merece?
A lo largo de la historia argentina, ha habido muchos presidentes títeres o carentes de poder propio y real. José María Guido es un ejemplo, ya que asumió la presidencia tras la renuncia y golpe de estado a Arturo Frondizi. Al no haber vicepresidente, dado que Alejandro Gómez también renunció, el presidente provisional del Senado asumió adelantándose a los militares. Cuando estos vieron que ya estaba en el cargo, le propusieron seguir en su puesto, pero bajo la condición de acatar las órdenes militares. Él, claramente, aceptó, intervino todas las provincias y obedeció estrictamente a los militares.
Otro ejemplo de esto es Héctor Cámpora. Él llegó al poder con un líder político proscripto. En ese momento, el presidente Alejandro Lanusse permitió que todos los partidos políticos se presentaran en las elecciones de 1973. La única condición era que los candidatos hubieran residido en el país en los últimos 5 años. Por lo tanto, ni Isabel Perón ni Juan Domingo Perón podían postularse. Así que Perón ideó que Cámpora fuera el candidato y que, una vez en el poder, eliminara esa regla, renunciara y convocara a nuevas elecciones. Una vez asumido Cámpora, liberó a varios presos políticos, permitiendo la liberación de muchas personas vinculadas a la guerrilla.
Miren con qué presidentes lo podemos comparar. Salvo una pequeña diferencia, por milagro, gracia y obra divina, el compañero Alberto terminó su mandato. Resulta que el sindicalismo estaba profundamente dormido y no pudo actuar. Afortunadamente, al ganar Javier Milei las elecciones, ya sea por el ruido de alegría de los argentinos, o los insultos de los K y de los amigos de izquierda que despertaron, se llenaron de ganas de actuar. Si hace más de 4 años que no hacen ni un solo paro general, es porque el presidente les da pena, ternura o repulsión, pero es peronista y a los peronistas se los respeta.
Se va el querido Alberto dejando una hiperinflación en puerta, una verdadera pesada herencia. A mi parecer, su gobierno fue el que más violó los derechos humanos desde la vuelta a la democracia. No olvidemos que, durante la cuarentena atroz, incluso hubo personas que murieron en comisarías por violar las restricciones; hubo personas que no pudieron despedir ni velar a sus parientes; se emitió más dinero que nunca en Argentina. Todo esto mientras él, con su dedo acusador, declaró que se había acabado la Argentina de los «vivos» que violaban la ley, y él mismo terminó infringiendo el decreto que prohibía reuniones sociales al organizar el cumpleaños de la querida Fabiola. Podría mencionar más situaciones. Pasará a la historia como un presidente intrascendente, alguien que dañó la investidura presidencial y, en definitiva, como lo que es, un líder tibio. La Biblia dice que es mejor ser frío o caliente, pero que Dios vomita a los tibios de su boca. Así es como se va, vomitado por todo el pueblo argentino debido al asco que le provoca un presidente tan nefasto.
Te deseamos lo mejor en España y que seas muy feliz.
Pero por favor, «Mamerto» Fernández, no vuelvas más.