Todo es machista. Todo es sexista, ya lo sabemos. El heteropatriarcado se extiende como la pólvora y se multiplica allá donde vayas. Desde los lugares más insospechados, cafeterías, transporte, supermercados… hasta las páginas de los grandes medios de comunicación.
Cualquier actitud, una mísera mirada, un simple tuit o el cartel de un anuncio pueden desatar la oleada de ira feminista y el linchamiento en masa.
La opresión de lo ‘políticamente correcto’ nos asalta desde el amanecer y se multiplica más rápido que los Gremlins a medianoche. Todo es fascismo. Todo es feminicidio. El heteropatriarcado no se detiene.
Hace algunos meses, el diario español El País publicó una columna titulada «Once gestos machistas (y lo que significan)», señalaban que los pulgares dentro del cinturón (o del bolsillo) los otros dedos apuntando a la zona genital. «Es exhibicionismo. Viene a decir: ‘Yo soy un señor y tengo aquí mi cosa», asegura el autor García Huete.
Por lo general, esta pose a lo John Wayne suele ir acompañada de unas piernas que descansan simétricas y muy separadas. «Bien asentadas en lo que consideras tu territorio y tu dominio», describe.
«Llevando la estupidez…» es una de las columnas favoritas, una de las que más nos divierte hacer, pero, si el mundo no cambia el rumbo pronto, vamos a tener que dejar de hacerla, se nos acaban las palabras ante tanta imbecilidad.
Con información de Mediterráneo Digital