En las últimas semanas, se ha vuelto algo que se está volviendo habitual en estos valles: los demócratas, los cultores de la tolerancia, los adalides de la libertad o, como yo prefiero llamarlos, los pazguatos, fenicios, gazmoños, odiadores seriales, pululan enseñoreados por las redes sociales, escrachando a quienes trabajan en la actual gestión de gobierno.
Se olvidan de que quien gana conduce y quien pierde acompaña o pelea, pero no conduce ni elige.
Con su hipocresía habitual, critican y desmerecen a aquellos que apostaron por un proyecto y hoy les toca trabajar. Y no importa si se trata de Vane Vázquez o de Felipe Goroso, que, a mi criterio, cada uno de ellos es bueno en lo suyo. Felipe Goroso es un periodista reconocido, con trayectoria y un acabado conocimiento en comunicación política, que te puede gustar o no, pero ese es un tema que tiene que resolver cada uno de nosotros.
Con Vane Vázquez, lo mismo… te puede o no gustar, pero tienen que reconocer que en lo suyo es buena. Los tiene bailando al ritmo de la música que ella toca mañana, tarde y noche.
Pero finalmente, no es eso lo preocupante; son las reglas de este juego. Lo preocupante es que mientras acosan y desdeñan a unos, hacen silencio con otros, como con Soledad Blanco, que gana en el Congreso algo más que Vanesa Vázquez y, hasta el momento, solo la hemos visto acompañando a Kattya González en sus performances de TikTok.
Hicieron silencio también cuando los periodistas del Grupo Vierci sacaban cientos de millones de guaraníes de los entes del Estado a través de «publinotas».
Se desgañitan gritando injusticia cuando Gerardo Soria es desvinculado de una binacional, sin darse cuenta de que su silencio grita más fuerte aun cuando miran hacia otro lado cuando la misma persona es denunciada por acoso sexual.
En resumen, recuerden que vivimos en una democracia y, en este juego, la descalificación sin fundamento no solo no es saludable para el sistema, sino que, además, les termina jugando en contra. El mundo cambió, la sociedad está despierta y, además, ya les conoce «la pisada», ya no pasen «pelada».