El gobierno socialista de España encabezado por Pedro Sánchez, emulando la agenda regulacionista del presidente francés, Emmanuel Macron, estableció severas restricciones para el mercado aerocomercial español.
Con esta medida, los especialistas coinciden que generará grandes costos económicos, pero la incidencia ambiental será limitada y solo afectará a menos del 1% de las emisiones denominadas como de efecto invernadero.
Siguiendo una agenda ecologista radical que pretende disminuir la cantidad de vuelos para “reducir la huella de carbono», el gobierno de Sánchez confirmó que España prohibirá los vuelos cortos de menos de 2 horas y media que puedan ser reemplazados por viajes en tren.
“Impulsaremos la reducción de los vuelos domésticos en aquellas rutas en las que exista una alternativa ferroviaria con una duración menor de dos horas y media”, anunció la vicepresidente comunista Yolanda Díaz.
Más allá del seguro costo económico que deberán afrontar los contribuyentes españoles, el Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos de España (COIAE), resaltó la inviabilidad de las medidas. De hecho, un estudio realizado por el Colegio, destacó que las emisiones realizadas por vuelos cortos de menos de 500 kilómetros de recorrido tan solo alcanzan a representar el 0,5% del total de las emisiones del sector aéreo.