Por Graciela Park – Socia de PRODINAMIS
En tiempos recientes, América ha presenciado un cambio drástico que ha llevado a una desconexión con sus valores y creencias fundamentales, una situación que algunos describen como el “suicidio de su propia alma”. Sin embargo, existe la posibilidad de revitalizar la cultura, la sociedad y el desarrollo volviendo a abrazar la verdad.
El filósofo y reformador social, Vishal Mangalwadi, presenta una perspectiva interesante sobre este fenómeno. Sugiere que una de las razones detrás de este declive es la debilitación del pensamiento intelectual, en particular, la creciente brecha entre la ciencia y la fe. Mangalwadi (1) observa que el divorcio entre la ciencia y la fe ocurrió cuando algunos cristianos decidieron que era preferible que sus líderes se formaran en seminarios bíblicos en lugar de en las universidades que ellos mismos habían fundado (en disciplinas como Filosofía, Ingeniería, Derecho, Arte, Biología, Medicina, entre otras), por considerarlas pecaminosas. Esta decisión permitió que el ateísmo, el progresismo y diversas ideologías ocuparan los espacios que la ekklesia (el cuerpo de gobierno compuesto por creyentes, responsable de manifestar el Reino de Dios en comunidades y naciones en todas las áreas de la vida) había dejado, separando lo sagrado de lo secular, a pesar de que siempre estuvieron unidos.
Las consecuencias de esta división son profundas. Tanto en Estados Unidos como en Europa, las universidades pasaron de sus raíces cristianas a enfoques más seculares. Las nuevas generaciones de creyentes están creciendo en una cultura cada vez más inclinada hacia el ateísmo y la incredulidad. Los efectos de esto se reflejan en una sociedad debilitada, confundida y con valores invertidos. Sin embargo, esto no significa que no exista un remanente que permanezca fiel a sus valores y principios.
Rescatar el alma de una nación implica la restauración de la verdad y la virtud en todos los aspectos de la vida. Este tema es profundo y multidisciplinario. Al analizar las causas profundas de las ideas y creencias de cada individuo, las instituciones educativas pueden dejar de ser meros productores de fuerza laboral y convertirse en lugares donde se descubre el propósito de la vida y se cumple la vocación.
Cuando un gobierno desestima los principios cristianos (a menudo bajo el pretexto de ser laico o neutral) en todas las disciplinas, está efectivamente estableciendo una nueva religión: la religión secular.(2)
La mayoría de las personas que desean el bienestar de su nación han logrado avances aplicando principios y modelos bíblicos. No se trata de que los cristianos tomen el control de la sociedad o dicten normas de conducta. La Biblia es clara en que siempre habrá pecado, pobreza e injusticia. No se trata de imponer, sino de inspirar e influir. No es un acto de coerción, sino de libre elección.
Referencias
(1) Vishal Mangalwadi, “La Tercera Revolución Educativa”
(2) Juez Potter Stewart, Corte Suprema de EEUU en el caso Abington versus Schempp