El 15 de agosto de 2023 concluye el mandato presidencial de Don Mario Abdo Benítez, jefe de Estado N° 50 de la República del Paraguay.
Nacido el 10 de noviembre de 1971, hijo de Mario Abdo Benítez (padre) que fue secretario Privado del general Alfredo Stroessner, «Marito» supo ascender en su carrera política siguiendo el camino histórico trazado por la ANR: ser un «hombre de seccional», un «zorro partidario» que supo construir una base de popularidad en el esquema de la nucleación colorada.
Juró como presidente de la República cinco años atrás. Lo hizo tras vencer en unas elecciones ajustadísimas, primero en las internas partidarias de la ANR cuando superó al actual presidente electo Don Santiago Peña, y luego prevaleciendo sobre el eterno «candidato perdedor» del Partido Liberal, Efraín Alegre, quien no reconoció su derrota.
Empezó entonces su gobierno, que estuvo signado por la confrontación interna entre los principales movimientos políticos del Partido Nacional Republicano. Por una parte, «Fuerza Republicana» de línea oficialista y por la otra, «Honor Colorado» de los leales al expresidente Horacio Cartes Jara, la principal figura de la política paraguaya en los últimos 15 años.
El enfrentamiento entre «Marito» contra los «Cartistas» se alimentó también por la guerra de los «grandes grupos económicos» en el país, decididamente vinculados a los sectores enemigos de la ANR. Con fines descriptivos, señalemos a «ABC Color» y «Telefuturo/Ultima Hora» como los «buques insignia» de las oligarquías enemigas del Partido Colorado, que a su vez tomaron firme postura contra Horacio Cartes y por consiguiente, se alinearon a los intereses de Mario Abdo Benítez. ¡Paradojas del Paraguay! ¡Los supuestos «archienemigos del General Stroessner» se ubicaron en el bando del hijo del secretario Privado del Dictador, el que era considerado como el «bufón de la corte stronista»!
Pero Mario Abdo Benítez (hijo) no es un tonto. ¡Para ser presidente de la República, desde luego que uno debe poseer algo de talento! Y «Marito» supo «meterse en el bolsillo» a una gran mayoría de la vetusta y alcahueta «oposición» de los partidos y movimientos políticos enemigos de la ANR. Con una inteligente repartija de cargos públicos aquí y allá, y con una más astuta distribución de las dádivas estatales para diversos sectores vinculados con los mencionados «grandes grupos económicos», los tuvo calladitos y domeñados al punto tal que en las radios y teledifusoras paraguayas, toda la discusión política se redujo y se rebajó al cansino asunto de «cartismo/anticartismo».
Los partidarios del expresidente Horacio Cartes, quienes también cuentan con poderosos medios económicos y de prensa, al menos en esta campaña de la contienda, consiguieron la mayor de las victorias propagandísticas: inventaron el sobriquete que dejaría marcado a este gobierno desde el principio. #DesastreKoMarito.
Ni siquiera los chistes, verdaderos o falsos, que se atribuían al secretario de Stroessner, Mario Abdo Benítez (padre), se difundieron con tanta velocidad y contundencia como el contundente epíteto #DesastreKoMarito. Los apologistas del presidente intentaron contrarrestar esto con el #OikoiteMarito, pero no tuvo el alcance ni la fuerza necesaria.
Para colmo de males, el presidente Abdo Benítez realmente parecía estar embrujado. Pocos meses después de asumir su mandato, en todo el país se desencadenaron incendios forestales de insólita magnitud, seguidos por una dura sequía que estuvo acompañada de una histórica bajante del río Paraguay, situación que persistió por largo tiempo. De yapa, en el año 2019 reapareció con toda fuerza el dengue y por si todo eso fuera poco, el fatídico e inolvidable 2020 nos trajo al SARS-COV-2.
Sin embargo, no puede decirse que el presidente Abdo Benítez haya hecho un mal trabajo con respecto a la llamada «pandemia del COVID-19». En comparación con naciones de otras latitudes, donde las cuarentenas fueron draconianas, las medidas llegaron a inhumanos extremos y la irracionalidad fue absoluta, Paraguay en cambio fue, hasta si se quiere, un refugio para miles y miles de personas que huyeron de la locura y el delirio macabro de los gobiernos de los demás países que se dicen «más civilizados» que nosotros. ¡Creo que esta patraña quedó largamente refutada en los últimos años! Eso no significa que no se hayan cometido innumerables errores en la impostura del COVID-19 (el masivo y absurdo endeudamiento es el más recordado), que en este medio independiente hemos denunciado harto y tendido. No es cuestión de versar en este asunto que seguirá siendo controvertido en los lustros venideros, pero definitivamente, Paraguay no fue «el que peor la pasó» en términos sanitarios, con todo y sus conocidas deficiencias en dicha materia.
En cambio, sí hubo mucha afectación al país en el ámbito económico, en parte por las consecuencias de la «pandemia de COVID-19» y las demás calamidades que sufrió Paraguay en estos años y que volvemos a citar: incendios forestales, sequías, bajante de los ríos, dengue, etcétera. Pero también, y fundamentalmente, porque el Gobierno de Mario Abdo Benítez (hijo) nunca tuvo un plan de reactivación económica para todos los sectores del país ante estas crisis. Aunque las grandes empresas y multinacionales supieron capear con facilidad la tormenta climatológica y patológica que trajeron los años 2019 – 2022, en cambio, las llamadas «pymes» quedaron muy maltrechas. Insuficientes fueron las medidas de apoyo otorgadas a través de «Pytyvo» o «Fogapy», así como las proveídas por el Instituto de Previsión Social. La realidad es que uno de los secretos del avance económico de Paraguay en 2003 – 2018, era la relativa «buena salud» de las pequeñas y medianas empresas. El Gobierno del presidente Abdo Benítez no supo o no quiso darles el debido apoyo ante la crisis, las dejó abandonadas a su suerte y quizás este sea una de las más graves críticas que se puede realizar a su gestión.
Los datos proveídos al respecto por el Banco Mundial (en fecha 4 de abril de 2023) son lapidarios. Paraguay tuvo un impresionante crecimiento de su Producto Interno Bruto de 4,4% anual promedio desde el 2003 hasta el 2018. Pero coincidentemente con el mandato de «Marito», se percibió un terrible retroceso económico: en el 2019 una caída del 0,4% del PIB seguida por otra baja del 0,8% en el 2020. Basándonos siempre en lo afirmado por el Banco Mundial, en 2019 – 2022 el Paraguay apenas creció un 0,7%. #DesastreKoMarito.
Se puede señalar otro acierto del Gobierno de Mario Abdo Benítez: se mantuvo el impulso a la construcción de infraestructura vial y urbanística. La Ciudad de Asunción, especialmente en la zona del Jardín Botánico, cambió su rostro de forma positiva y el «Puente Héroes del Chaco», criticado por muchos, sin duda alguna que será una de las obras más productivas y memorables de esta administración saliente. Quedará en manos de los próximos mandatarios explotar debidamente esta inteligente inversión que nos permitirá avanzar mucho más dentro de nuestro Chaco Paraguayo.
Lastimosamente, esto no amengua a la tragedia que fue el secuestro (y probable defunción) del exvicepresidente de la República Don Óscar Denis, quizás el más resonante de los crímenes realizados por el autodenominado «Ejército del Pueblo Paraguayo», el 9 de septiembre de 2020. Sin embargo, este fue también el último de los «grandes éxitos» de dicho grupo narcoterrorista, pues la Fuerza de Tareas Conjuntas del Ejército Paraguayo, en los años 2021 – 2022, infligió golpes fatales al «EPP», que quedó prácticamente acabado (aunque nunca se descarta que pueda reformarse otra agrupación similar). La más contundente victoria, conseguida en el Gobierno de «Marito», se dio el 24 de octubre de 2022 cuando resultó muerto el líder de dicha organización delictiva, Osvaldo Villalba.
Muchos también recordarán a «Tirika» y los Juegos Odesur, que fueron un éxito inesperado. Otros, en cambio, no olvidamos que durante la administración Abdo Benítez, se incendiaron la Catedral de Asunción, el Museo del Cabildo (este caso fue peculiarmente grave) y el Templo de Santísima Trinidad. Esto nos da las pautas de que, en nuestro país, la situación de los monumentos y sitios históricos continúa siendo calamitosa. Se han hecho algunos esfuerzos por restaurar el Palacio de los López y el Puerto de Asunción, pero es insuficiente.
¿Corrupción? Sí, como hacía mucho tiempo no se veía. En la DINAC, Senabico, Seprelad, IPS, Petropar, en casi todos los Ministerios… Mejor ni hablar de este tema que daría para mil artículos. Lo que sí es destacable, es que la llamada «oposición a la ANR» hizo la «vista gorda» a estos escandalosos casos de corruptela, simple y llanamente, porque preferían seguir con su «guerra contra Horacio Cartes» y en esto, Mario Abdo Benítez supo manejarlos con mucha facilidad.
Diría el filósofo Slavoj Zizek que: «el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente, pero no tener poder en absoluto es la peor de las corrupciones».
Pues eso es lo que le pasa a la llamada «oposición a la ANR» en el Paraguay. Son todavía más corruptos que los colorados y Mario Abdo Benítez utilizó esto a su favor para terminar su mandato con relativa tranquilidad, al punto tal que el «Cartismo» fue la única «oposición verdadera» que debió afrontar a lo largo de todo su gobierno.
De hecho, que en el único momento en que el Gobierno de Mario Abdo Benítez tambaleó y estuvo a punto de caer, fue cuando se dio el confuso y hasta ahora inexplicado asunto del «Acta Bilateral» firmada con el Brasil, en el siempre espinoso mundo de la Entidad Binacional Itaipú. En pleno agosto del 2019, tanto «Marito» como su vicepresidente Hugo Velázquez y su ministro de Hacienda Benigno López, estuvieron a punto de ir al «patíbulo del impeachment» pero se salvaron por la sencilla razón de que el poder, por la línea de sucesión, quedaría en manos de la oposición. Fue cuando se pactó lo que algunos denominan la «Operación Cicatriz», que no pasa de ser sino un nombre propagandístico para el salvataje a un gobierno colorado, pues, al fin y al cabo, la «grieta» entre los «abdistas» y los «cartistas» continuó hasta el último día.
Precisamente, en el contexto de la lucha entre «abdistas» y «cartistas» se produjo la vergonzosa intervención del Gobierno de los Estados Unidos, a través de su embajador Marc Ostfield, en asuntos internos de la República del Paraguay, con la evidente finalidad de influir en los resultados electorales, pues Santiago Peña, vencedor de los comicios disputados en el año 2023, pertenece al movimiento Honor Colorado encabezado por Horacio Cartes, considerado como «significativamente corrupto» por el Departamento de Estado de Washington D.C. No obstante, esta maniobra alentada por el «abdismo» y sus aliados en la «pseudo-oposición» resultó en un «disparo que salió por la culata», pues Don Santiago Peña obtuvo la más holgada victoria electoral que recuerda la democracia paraguaya, impuesta al país desde 1989.
La lucha por la «vida y la familia», en donde Paraguay continuó, en líneas generales resistiendo (y más que nada, por su pueblo y no por su gobierno) con relativo éxito en la defensa de la soberanía nacional contra las imposiciones de los entes mundialistas, tuvo un punto álgido en el asunto de la «Transformación Educativa». Otro singular acontecimiento acaecido durante la Presidencia de Mario Abdo Benítez, fue la elevación del arzobispo de Asunción, Monseñor Adalberto Martínez Flores, a la categoría de Cardenal de la Iglesia Católica, el primero nacido en el Paraguay. El asesinato del Fiscal Marcelo Pecci, valeroso guerrero contra el narcotráfico internacional fue también un suceso de enorme impacto que sacudió al país, que se convirtió en un importante polo del «crimen organizado trasnacional».
Probablemente estamos olvidando varios asuntos, pero creemos que hemos mencionado, en muy grandes rasgos, los sucesos más relevantes de este gobierno saliente.
Mario Abdo Benítez demostró ser astuto y hábil para mantener «bajo control» a los adversarios del Partido Colorado y consiguió terminar su mandato, lo que no es poca cosa en este país. Tuvo sus aciertos, especialmente en el asunto del COVID-19 (con toda la controversia que rodea a este tema), en mantener los proyectos de desarrollo de infraestructuras viales, y en una contundente victoria contra el llamado «EPP»; en contrapartida, la corrupción, la crisis económica para la cual aportó muy pocas respuestas, la inseguridad, el enrarecimiento y rebaje completo del ambiente político han sido sus principales falencias.
Siempre hay que criticar al poder, sea el que sea que esté al mando. Por supuesto, las críticas deben ser bien fundamentadas y con intención constructiva. En cambio, fue parte de la inteligencia política de Mario Abdo Benítez conseguir que aquellos quienes debían ser sus principales rivales, los adversarios de la ANR, estuvieran alineados a él. Las únicas «críticas verdaderas» (y mayormente acertadas) que recibió a lo largo de su gobierno, vinieron de sus propios correligionarios del Partido Colorado, el sector «cartista». Esta fue la mayor paradoja en el país de las paradojas llamado Paraguay.
Está ampliamente demostrado que el Partido Colorado sólo tiene un rival y se llama: Partido Colorado. Uno de los más grandes éxitos de Mario Abdo Benítez, el hijo del secretario privado del General Stroessner, fue demostrar que los llamados «opositores» no pasan de ser unos simples monigotes fácilmente manipulables. ¿Cómo contaremos este chistecito? ¿Quién ríe al último ahora? #OikoiteMarito en este sentido, vengando a la memoria de su papá que le felicita desde el más allá.
Bueno, esperemos que el presidente Don Santiago Peña sea capaz de dar vuelta a la página y que el #DesastreKoMarito quede bien atrás, en el pasado.