El escritor y político francés Montesquieu sentenció: «Una injusticia cometida contra un individuo es una amenaza para toda la sociedad». Utilizamos esta frase para ilustrar el peligro que representa para nuestra sociedad las señales de abuso de poder, venganza y autoritarismo por parte del nuevo fiscal general del Estado, Emiliano Rolón Fernández.
A pesar de ser elogiado por cierto sector de la prensa, Rolón comenzó su gestión con la promesa de «ordenar la casa» a través de la supuesta «reorganización y reasignación» de casos de agentes fiscales que estaban llevando investigaciones emblemáticas, algunas de las cuales incluso estaban en etapas avanzadas. Despojó a investigadores especializados de sus respectivas investigaciones para reasignarlas a fiscales novatos, en un intento por demostrar que él tiene el control en el mejor de los casos, y en el peor, como una vendetta contra los fiscales que tuvieron el «atrevido» acto de investigar al banco perteneciente a la familia propietaria del Diario ABC Color, principal apoyo mediático de Rolón Fernández, o por abrir causas para investigar actos de corrupción pública que involucran a personas cercanas al círculo íntimo del presidente Mario Abdo Benítez.
Otra señal de autoritarismo fue el traslado de la hermana de su predecesora, Soledad Quiñonez, a la lejana localidad de Fuerte Olimpo. Todo el país es consciente de las amenazas recibidas por la ex fiscal general del Estado, Sandra Quiñonez, por parte de facciones criminales como el PCC, el Comando Vermelho y la banda terrorista EPP. La manifestación de sadismo por parte de Rolón, al mostrar al país y especialmente a sus subordinados que él es el jefe y que sus decisiones son inapelables, a pesar de representar un riesgo inminente para la vida de otras personas, solo satisface su egolatría.
Recientemente, se le ha visto alegremente en un acto de inauguración de viviendas al lado del presidente de la república, sin que esta tarea sea parte de sus prerrogativas como cabeza del Ministerio Público, sino más bien una muestra desatinada de su cercanía con el poder y con aquel a quien eventualmente debería investigar debido a las múltiples denuncias periodísticas de corrupción que salpican a Mario Abdo Benítez.
En este sentido, la frase de Montesquieu tiene razón, las injusticias cometidas por Rolón Fernández representan un peligro para toda la sociedad debido a su evidente parcialidad, abuso de poder y ambición sin límites, lo cual puede llevar al colapso total de una institución debilitada por el poder político.