En la reunión del G7 realizada en la ciudad de Hiroshima, Japón, los mandatarios de las siete economías más industrializadas (Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y el Reino Unido) se expresaron respecto de los peligros a los que el régimen de Xi Jinping expone al mundo.
En ese sentido, las preocupaciones de las potencias se centraron en dos aspectos.
En el documento final, pidieron a China comunista que cese en sus demandas de soberanía “injustificadas” en la zona del mar de China Oriental y que resuelva las tensiones en torno a la República de China (Taiwán) por la vía pacífica.
Además, destacaron la preocupación del grupo por las «prácticas ajenas al comercio» que utiliza China por su posición dominante como exportador, comprometiéndose a contrarrestar «esas prácticas maliciosas», al tiempo que trabajarán en reducir sus «excesivas dependencias» de abastecimiento de Pekín.