¿QUÉ ES?
El concepto del discurso del Estado de la Unión está consagrado en el artículo II, sección 3, cláusula I de la Constitución de Estados Unidos: el presidente “debe ocasionalmente darle información al Congreso sobre el Estado de la Unión y recomendar a su consideración ciertas medidas que él considere necesarias y oportunas”.
George Washington fue el primero en dar el “mensaje anual” al Congreso el 8 de enero de 1790, en la Cámara Senatorial del Salón Federal en la ciudad de Nueva York, que era en ese entonces el lugar temporal donde estaba la sede de gobierno.
A partir del presidente Thomas Jefferson el discurso del Estado de la Unión se envió en un mensaje escrito al Congreso. Así se mantuvo por más de 100 años, hasta que el presidente Woodrow Wilson decidió abandonarla y habló en persona en una sesión conjunta del Congreso en 1913.
Franklin D. Roosevelt fue el primer presidente en llamarlo discurso del “Estado de la Unión y el término se volvió oficial bajo el gobierno del presidente Harry Truman.
El discurso de Truman fue el primero en ser televisado en 1947, pero el del presidente Lyndon Johnson, de 1965, fue el primero en ser transmitido en horario estelar, según la Oficina de Historia de la Cámara de Representantes. El discurso del presidente George W. Bush en 2002 fue el primero en ser transmitido por internet.
Es considerado el ´super bowl‘ de la política.
SEGUNDO DISCURSO DE BIDEN
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pronunció este martes ante el Congreso su segundo discurso del Estado de la Unión, lo que marca la mitad de su mandato.
Hizo especial énfasis en los presuntos aciertos económicos de la gestión y los ejes de su exposición abarcaron desde los asuntos de política exterior hasta la profundización de reformas impositivas que requieren la aprobación del Parlamento.
En la primera parte de su discurso el presidente se jactó de los logros bipartidistas durante sus primeros dos años en el cargo. “A menudo nos dicen que los demócratas y los republicanos no pueden trabajar juntos”, dijo. “Pero en los últimos dos años, demostramos que los cínicos y los detractores estaban equivocados”. Y sí… qué va decir si cada victoria legislativa que obtenga Biden, ahora, tendrá que obtenerse con algunos republicanos de su lado, un obstáculo difícil de superar.
Si perjuicio de haber hecho todo lo posible por lucir sus credenciales bipartidistas durante su discurso, uno de los desafíos más apremiantes que enfrentarán la Casa Blanca y el Congreso en los próximos meses será aumentar el límite de endeudamiento federal para evitar el incumplimiento de pago de la deuda nacional de EE.UU.
Biden dijo que presentaría su plan presupuestario y pidió a los republicanos que propusieran el suyo. “Podemos sentarnos juntos y discutir ambos planes.”
Algunos ya advirtieron que esto puede leerse como una trampa: el objetivo es dejar constancia de los recortes republicanos propuestos, dando a los demócratas un blanco para atacar. La lucha por el límite de la deuda apenas comienza.
Biden dio a conocer una serie de propuestas nuevas y otras repetidas, muchas de las cuales tienen pocas posibilidades de convertirse en ley con el control republicano del Congreso: la reforma policial y una nueva legislación de control de armas. Si el Congreso se une para aprobar una nueva legislación, es más probable que aborde las “tarifas basura” criticadas por el presidente, incluidos los recargos bancarios, las tarifas de los centros turísticos y los cargos por asientos en las aerolíneas.
Si bien el globo de vigilancia chino fue una gran historia en Estados Unidos durante el fin de semana, apenas recibió una mención del presidente en el tercio inferior de su discurso. “Estoy comprometido a trabajar con China en lo que pueda suponer un avance para los intereses estadounidenses y beneficie al mundo. Pero no se equivoquen, “Como dejamos claro la semana pasada, si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger a nuestro país”, dijo. “Y lo hicimos”.
La invasión rusa de Ucrania, que dominó el último discurso sobre el Estado de la Unión de Biden, también recibió apenas una mención y no aprovechó la oportunidad para pedir nueva ayuda para la nación devastada por la guerra, algo que será más difícil de conseguir con los republicanos escépticos en control de la Cámara.
Durante su exposición, el mandatario solicitó al Congreso la aprobación de un impuesto a “los multimillonarios” y se refirió a la problemática de la violencia policial.
Apuntó contra las grandes compañías petroleras por sus “escandalosas” ganancias al especular durante la reciente crisis del petróleo y pidió un fuerte aumento de impuestos sobre la recompra de acciones para impulsarlas a invertir más en la producción. “El año pasado ganaron 200.000 millones de dólares en medio de una crisis energética global. Creo que es escandaloso”, objetó el mandatario.
También criticó a las grandes compañías farmacéuticas por cobrar “injustamente” precios altos.
Biden solicitó además a los congresistas, que restrinjan la forma en que las redes sociales atraen a los niños y recopilan sus datos, mientras dirigió fuertes acusaciones contra las redes por la realización de experimentos “con fines de lucro” con la juventud. “Debemos responsabilizar a las empresas de redes sociales por el experimento que están realizando con nuestros hijos con fines de lucro.”
Luego, el mandatario amenazó con vetar cualquier legislación que prohíba el aborto a nivel federal en Estados Unidos e instó al Congreso a restaurar los derechos reproductivos de las mujeres, los cuales estaban garantizados hasta el revés de la Corte Suprema el año pasado. “No se equivoquen al respecto, si el Congreso aprueba una prohibición nacional del aborto, la vetaré.”
Desde que el Tribunal Supremo derogara la sentencia ‘Roe contra Wade’ que había protegido el derecho al aborto en Estados Unidos desde 1973, está en manos de cada estado la decisión de modo que 18 de los 50 estados del país han prohibido el aborto o lo han restringido severamente, y en 13 de ellos el acceso a ese servicio es en la práctica imposible aunque haya excepciones, según el recuento de Planned Parenthood, la mayor red de clínicas de servicios reproductivos de EEUU.
En fin, este discurso esun ritual político en Estados Unidos, salpicado, como siempre, de los aplausos de sus filas y muecas del extremo contrario: en este caso los republicanos.
Joe Biden ha cerrado su discurso como lo comenzó, con un mensaje destinado a unir al país para tender puentes a los republicanos. En su discurso, el presidente llamó una y otra vez a los opositores para trabajar juntos en una agenda que haga repuntar a Estados Unidos como líder mundial.
Tiene sentido pues éste es un momento crucial: está a punto de lanzar una campaña de reelección y de lidiar, por primera vez en su presidencia, con el control republicano de una de las dos cámaras del Congreso.
A muchos estadounidenses les preocupa no visualizar, aún, una nueva generación de liderazgo, justo cuando más se necesita. Y la carencia no es de Estados Unidos, es mundial. Nuevos líderes que se pongan al frente de los problemas.