El pasado martes 7 de febrero el Presidente de los Estados Unidos Joe Biden ofreció su segundo discurso del Estado de la Unión ante el Congreso Nacional, el cual fue una larga alocución de casi dos horas, aunque pese al ambiente extremadamente formal y solemne, el mandatario no se salvó de un par de momentos de abucheo, por parte de un grueso de los presentes.
Biden inició felicitando al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, luego al afroamericano Hakeem Jeffries líder demócrata. También saludo a los veteranos Senadores Mitt McConnell y Chuck Schumer, republicano y demócrata, respectivamente y, también se refirió especialmente a Nancy Pelosi a quien se refirió como “la mejor presidente de la Cámara de Representantes».
A renglón seguido, el mandatario prosiguió con la siguiente frase: “Señores, la historia de América es la historia del progreso y la resiliencia, nunca nos damos por vencidos. Somos el país que salimos más fuertes de una crisis que cuando entramos a ella.”
Como es rigor en este tipo de alocuciones, el presidente Biden abordó temas de interés doméstico como de política exterior. El corazón del discurso fue lo referido a la economía estadounidense, al que le dedicó la mayor la primera hora de su presentación, subrayando el principal problema ha sido la inflación, que pese estar mejorando, la culpabilizó a la guerra en Ucrania y la pandemia del COVID, ambas problemáticas que han afectado seriamente a las empresas en cuanto a la logística.
También agregó que durante su gobierno se han creado 12 millones de nuevos empleos y definió a Estados Unidos una palabra, “posibilidad”, justamente para destacar la situación de integración de ambos partidos para avanzar en diversos temas como migración y salud, así como ya lo han hecho en el pasado en cuanto a los proyectos de leyes bipartidistas como los referidos a la guerra en Ucrania, infraestructura y otras 300 leyes que han sido promulgadas bajo su gobierno.
Adicionalmente, la meta del presidente consiste en una gran inversión del Estado en la renovación de la infraestructura apalancada en la compra de insumos locales, basado en una vieja legislación de la primera mitad del siglo XX y cargar impuestos sobre los multimillonarios y las grandes corporaciones, a las que se refirió reiteradamente con que “paguen lo justo”, pese a auto-calificarse “capitalista”. Cabe preguntarse ¿qué es lo justo? O vale decir: ¿lo justo ante los ojos de un burócrata o ante el empresario? menudo conflicto, vale decir.
El Presidente Biden, también aludió a los cinco temas realmente sensibles en la sociedad estadounidense: medi-care (seguro social) donde acusó a los republicanos de pretender abolirlo y le valió una abucheada, la reforma policial, el control de armas, la inmigración, donde dijo que las fronteras están más seguras que antes y nuevamente fue abucheado y; finalmente el aborto, aquí tuvo una postura realmente radical y amenazante, pues, dijo que si el Congreso legisla una ley que prohíba a nivel nacional el aborto, él vetará dicha ley.
Muy fugazmente se refirió sobre los temas de política exterior, la cual, quedó básicamente reducida a la invasión rusa a Ucrania y las tensiones con China. Sobre la primera, dijo: “…representamos el derecho del pueblo a vivir libre de tiranía y en defensa de la democracia y para tal defensa debemos mantener la paz y evitar agresiones”, amén de señalar a Putin como asesino y comprar la invasión rusa a Ucrania con la 2° Guerra Mundial y en ese momento invitó a la Embajadora de Ucrania allí presente a ponerse de pie para recibir una ovación.
Finalmente, en cuanto a China señaló: “… hemos hecho patente con el Pdte. Xi de China en mayo, que buscamos competencia, no conflicto (…) y no voy a pedir disculpas porque estamos invirtiendo en innovación y tecnología y en nuestras alianzas para que América sea más fuerte (…) Hoy estamos en una posición fuerte para competir con China o cualquiera en el mundo, más que en décadas.” Sin duda, este Biden desafiante no concuerda con sus acciones, sin embargo, el hecho que China haya estado presente y en estos términos dentro del discurso del Estado Unión, indica que China hoy por hoy, significa una poderosa amenaza y foco de conflicto para Washington tanto en las Américas como a escala global, por lo que la diplomacia yankee se volcará hacia el Indo-Pacífico para tratar de controlar el expansionismo imperialista de China.