A finales del año pasado, en Taiwán se totalizaron 950 violaciones por parte de la República Popular de China (la China comunista) al “Espacio de Identificación de Defensa”, que es la denominación que las autoridades de la isla designan a un anillo del espacio aéreo de la Taiwán, razón por la cual, el pasado 30 de diciembre de 2021 Kuo Yu-jen Director del Instituto de Investigaciones de Política Nacional, advirtió a la cadena Bloomberg: “China enviará más aviones militares con las operaciones intimidantes al Espacio de Identificación de Defensa Aérea de Taiwán”.
Lo cierto del caso, es que mientras el mundo estaba volcando su atención a la fuerte tensión e inminente invasión de Rusia a Ucrania, por lo que Europa del Este se estaba volviendo el epicentro de la política mundial, el gobierno de Xi Jinping sistemáticamente endurecía su hostigamiento al gobierno de Taiwán enviando cada vez más, cazas a sobrevolar el espacio aéreo taiwanés.
La más reciente agresión china contra Taiwán, tuvo lugar en plena Navidad y el lunes siguiente a ésta, cuando al menos 71 aviones cazas más 7 barcos de guerra realizaron maniobras en la línea media de la zona del estrecho de Taiwán, lo cual, fue calificado por las autoridades del Ministerio de Defensa de la isla como “la mayor incursión china”, según reseñó France24.
He aquí lo medular, no sólo se trata de un incremento notable del número o la frecuencia de las abusivas e ilegales maniobras militares chinas tanto en el estrecho Taiwán (espacio aéreo y/o marítimo), tal como lo advirtió Yu-jen a finales del 2020, lo que resulta más alarmante es el enorme aumento del tamaño y el nivel de capacidad bélica de las diversas incursiones que China realiza habitualmente.
Sin contar con la fuerte tensión diplomática librada entre julio y agosto de este año cuando la presidente de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi realizó una visita oficial a la isla y sostuvo un encuentro con la mandataria taiwanesa, la Dra. Tsai Ing-wen.
El presidente de China comunista, Xi Jinping lanzó enérgicas amenazas no sólo a Taiwán sino a los Estados Unidos, lo cual, obligó a un tímido intento del propio presidente Joe Biden para persuadir a Pelosi de cancelar el viaje. Los esfuerzos de la Casa Blanca fueron inútiles y el encuentro Ing-wen – Pelosi se concretó, claro está, escoltada por la Fuerza Aérea estadounidense más el portaviones Ronald Reagan entre otros buques bélicos, en fin, la visita estuvo blindada por un fuerte movimiento militar por parte de Estados Unidos.
Las represalias por parte del régimen totalitario de Pekín, no cesaron, además de los ya habituales movimientos militares en la zona del estrecho de Taiwán, agregaron nuevos componentes que imprimen una mayor carga agresiva por parte de China contra la isla, me refiero al lanzamiento de misiles y el bloqueo naval parcial, todo ello obstaculiza las normales operaciones comerciales como el comercio marítimo de Taiwán, con las consecuencias económicas que paga la isla.
Pero la tensión China-Taiwán, trasciende el ámbito del estrecho, pues, el pasado mes de agosto según reseñó EFE, las autoridades japonesas denunciaron que 5 misiles chinos cayeron en “aguas de su zona económica”. Un mes más tarde, el Senado de Estados Unidos aprobó una Ley con la cual Washington financiará con 6.500 millones de dólares proyectos armamentísticos taiwaneses y según comentó el presidente del Comité de Relaciones Exteriores, el Senador Robert Menéndez el mismo permitirá “apoyar la seguridad de Taiwán y su derecho de autodeterminación”.
En síntesis y para cerrar, la hostil política de Pekín contra Taiwán constituye una poderosa y seria amenaza a la paz y seguridad no sólo del Indo-Pacífico, sino a escala global, que se suma a la fuerte coyuntura ruso-ucraniana, que al ser China un socio estratégico de Rusia, los gobiernos de ambas potencias desarrollan políticas que irrespetan al orden como el derecho internacional, en crudo, infelizmente están empujando al mundo a un peligroso escenario pre-bélico, con todas las consecuencias que ello significa.