El premio Nobel de Ciencias Económicas, explica cómo la idea de que la economía china convertiría al gigante asiático en la primera potencia del mundo parece diluirse a medida que avanzan los años.
En los últimos años se ha hablado mucho sobre el “crecimiento” de la economía china, al punto de considerarla como la candidata para convertirse en la primera potencia del mundo. Algunos incluso aseguran que ya lo es, mientras que otros expertos pronosticaban que la actual década del 2020 sería la de los años más prometedores para China.
Sin embargo, el Premio Nobel de Ciencias Económicas, Paul Krugman, publicó una columna en prestigioso medio estadounidense The New York Times, en la que describe de manera detallada y argumentada que tal crecimiento económico parece diluirse a medida que avanzan los años.
Esto último como resultado de una receta autoritaria en la que el régimen de Beijing y su máximo líder, Xi Jinping, se niegan a dar el brazo a torcer.
“La economía china parece encaminada a enfrentar grandes problemas en los próximos dos o tres años; y las proyecciones a largo plazo del crecimiento económico chino están siendo rebajadas”, dice Krugman en The New York Times.
A pesar de que Xi se vanagloriara por supuestamente haber vencido a la pandemia del covid-19, la realidad es que en la actualidad, pese a que modificaron la forma de contabilizar las víctimas fatales por el virus, se les hace imposible esconder el número de muertos que se reportan en los hospitales y las largas filas en los centros de cremación, tras el nuevo repunte de casos en el país.
Esto demuestra el fracaso de la obstinada política de “covid cero” impulsada caprichosamente por el propio Xi y que volcó a una inmensa cantidad de ciudadanos chinos a las calles para oponerse contra su régimen.
“A principios de este año, Xi Jinping, todavía se jactaba de su triunfo sobre el covid. De hecho, durante un tiempo, la gente solía escuchar afirmaciones de que el aparente éxito de China en el manejo de la pandemia anunciaba su surgimiento como la principal potencia mundial. Ahora, sin embargo, Xi ha puesto fin abruptamente a su política característica de ´cero covid´, con todos los indicios apuntando a un gran aumento en las hospitalizaciones y muertes que pondrán la atención de la salud al límite”, escribió el premio Nobel.
Esto evidencia que la pantalla que vendía el régimen sobre su supuesta habilidad de contener la pandemia, no era más que propaganda politiquera.
“Se suponía que la capacidad de China para limitar la propagación del coronavirus con bloqueos draconianos demostraría la superioridad de un régimen que no necesita consultar al público, que simplemente puede hacer lo que debe hacerse. En este punto, sin embargo, la negativa de Xi a hacer los preparativos para seguir adelante, su incapacidad para adoptar las vacunas más efectivas y poner inyecciones en los brazos de sus ciudadanos más vulnerables, han puesto de relieve la debilidad de los gobiernos autoritarios en los que nadie puede decirle al líder cuándo lo está haciendo mal” dijo Krugman.
Y este es un factor clave para el fracaso de cualquier modelo económico, la constante intervención autoritaria del Estado en las finanzas, porque termina beneficiando solo a pocos amigos del poder y distorsiona el crecimiento en términos reales.
“Ha sido obvio durante años que la economía de China, a pesar de una impresionante historia de crecimiento económico, está muy desequilibrada. Muy pocas de las ganancias del crecimiento han llegado a los hogares, lo que mantiene bajo el gasto de los consumidores como porcentaje del producto interno bruto. Las tasas de inversión extremadamente altas han llenado el vacío, pero todo indica que la inversión está teniendo rendimientos severamente decrecientes, con empresas cada vez más reacias a gastar en nuevas empresas”, explica el columnista de The New York Times en su columna.
Además agrega que “China ha logrado mantener el pleno empleo, pero principalmente mediante la promoción de una enorme burbuja inmobiliaria. El sector inmobiliario de China está increíblemente inflado: según una estimación, representa el 29 por ciento del PIB, y la inversión en bienes raíces representa una parte del PIB. corriendo el doble de alto que en los Estados Unidos en el apogeo de la burbuja de la década de 2000″.
Krugman asegura que es incierto saber cómo terminará la burbuja de China y plantea que podría ser a través de una fuerte desaceleración, o que por el contrario podría darse a través de un período de crecimiento de “baja calidad” que demuestre el verdadero alcance del problema, “pero no será agradable” expresó.
No obstante, en su columna, recordó la peculiar forma en la que algunos especialistas han cambiado sus proyecciones con respecto al crecimiento de la economía china.
“Recientemente, Goldman Sachs, que anteriormente proyectó a China como el número 1 a mediados de la década de 2020, retrasó esa fecha a 2035. El Centro de Investigación Económica de Japón, que anteriormente proyectó el liderazgo chino para 2028, luego para 2033, ahora dice que no lo hará. suceder durante al menos varias décadas. Algunos analistas no creen que suceda nunca”, escribrió Krugman.
Y posteriormente se cuestiona: “¿De dónde viene este nuevo pesimismo?”.
A lo que argumenta que, “parte del problema es la demografía. La población en edad de trabajar de China en realidad ha estado disminuyendo desde 2015. La economía china aún puede crecer rápidamente si puede sostener un rápido crecimiento de la productividad. Pero los errores de la política de China parecen haber reforzado la percepción de que está entrando en la ´trampa del ingreso medio´, un fenómeno ampliamente reclamado (aunque controvertido) en el que algunas naciones más pobres logran ponerse al día rápidamente, pero solo hasta cierto punto, y se estancan. muy por debajo de los niveles de ingreso de las economías más avanzadas”.
Si bien Krugman, quien también es profesor distinguido en el Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, reconoce que el nivel de vida chino en las últimas cuatro décadas ha crecido, ni tampoco niega que China se ha convertido en una superpotencia económica, asegura que, “el valor del dólar es más importante cuando se trata de la influencia geopolítica”. Por lo que concluye: “Si se esperaba el dominio económico chino, es posible que se tenga que esperar mucho tiempo (para eso)”. debido a que “el futuro de China no es lo que solía ser”.
Infobae