Luego de varias décadas de intentos, fueron liberados varios miles de documentos que permanecían confidenciales sobre el caso de John Fitzgerald Kennedy, expresidente de los Estados Unidos quién según la versión oficial, habría sido muerto por un francotirador de nombre Harvey Lee Oswald.
Oswald formó parte de los Marines de EEUU y según los documentos revelados, que aún están siendo investigados a profundidad, había sido contratado por la CIA en la base militar japonesa de Atsugi en 1960 (algo que la inteligencia norteamericana niega) y que meses antes del asesinato del expresidente, mantenía estrecho contacto con George de Mohrenschildt, un espía de la CIA que días después de la muerte de Kennedy, fue despojado de todos sus documentos personales por la agencia. El jefe de Oswald y Mohrenschildt habría sido E. Edward Hunt, un especialista en «Black Ops» (Operaciones negras) que confesó al final de sus días que sabía perfectamente del plan de asesinato a JFK pero nunca reveló quién lo habría diseñado.
Otro documento, que ya era conocido pero se vuelve a confirmar, es que según informaciones de la National Security Agency (NSA), fueron agentes de la CIA quienes compraron las armas que se utilizaron para asesinar al Presidente Kennedy, aunque también negaron que esto fuera cierto.
En el programa del famoso conductor estadounidense Tucker Carlson en Fox News, este se hizo eco de las informaciones y contactó con un archivista experto en los documentos revelados sobre Kennedy quién afirmó tajantemente que «la CIA estaba involucrada» en todo lo ocurrido y es prácticamente absurdo continuar negándolo.
Fueron precisamente miembros de la inteligencia militar estadounidense quiénes crearon el término «teoría de la conspiración» para intentar demeritar a quiénes no creían en la versión oficial sobre la muerte de JFK, pero que todo indica, eran precisamente los «teóricos de la conspiración» los que tenían razón.