El medio digital de sensibilidad progresista, llamado “El Surtidor”, recientemente publicó una poco elaborada crítica denominada “El movimiento provida revive el mito del “enemigo interno”[1], señalando que este sector habría utilizado algunas “narrativas” políticas para legitimar y consolidar sus argumentos en el intenso debate dado días atrás en el marco de la Audiencia Pública sobre la autodenominada “Transformación educativa”.
Al margen de que no me sienta 100% identificado por las declaraciones del sector “Provida”, e independientemente de que considero que muchas de sus expresiones fueron poco inteligentes, torpes e imprecisas; y más allá de las formas, la retórica y los recursos, adelanto que acompaño el reclamo general del movimiento, aunque a mi parecer en sus reclamos, el movimiento provida, no haya siquiera intentando abordar los principios fundamentales de la discusión que tenía que realizarse. Creo que el debate giró demasiado en torno al asunto del financiamiento externo, cuando en realidad, para mí, la verdadera cuestión es el hecho de que, como sociedad, hemos claudicado en el deber de educar a nuestros hijos cediendo esa sagrada responsabilidad a “la bota estatal” ¿Cómo hemos llegado a permitir, como sociedad, que el monopolio de la violencia denominado Estado eduque a nuestros hijos? Para mí, como liberal clásico, esa es la esencia de este problema; y, sin embargo, ese debate no sucedió, en parte debido a que en su fuero interno la mayoría de los militantes cristianos de la derecha paraguaya abrazan la creencia de que es posible hacer el bien a través del Estado.
De todas maneras, celebro que el Movimiento Provida haya sabido poner en jaque intereses económicos de ONG´s que crecen a expensas del presupuesto internacional y también el de algunos políticos, que ya contaban con ese dinero para el 2023. Es por ese motivo que medios de comunicación como El Surtidor intentan, de forma poco seria, desacreditar el legítimo reclamo de los padres y madres por tener mayor control sobre la educación de sus hijos.
Por ello, a continuación, te explico tres trampas retóricas que utiliza El Surti en el artículo mencionado:
Falsa neutralidad
Primeramente, es una flagrante deshonestidad intelectual señalar, como lo hace “El Surtidor”, que la contraparte “próvida” utiliza “narrativas”, sin exponer a su vez que sus posiciones editoriales tampoco están exentas de “estrategias discursivas” enmarcadas en una ideología. La revista digital mencionada, tras la fachada de la narrativa de una falsa neutralidad, tiene una marcada agenda progresista en contra de la propiedad privada, la familia natural, la libertad de expresión, abogando continuamente por un Estado altamente intervencionista y por la aplicación a nivel país de políticas internacionales relacionadas al medio ambiente, la cuestión del género, la reforma agraria, entre otras. Como diría Mario Bunge, reconocido epistemólogo, «La neutralidad ideológica, tratándose de problemas sociales, no es sino hoja de parra política».[2] Pero ya llegará el invierno y caerán las hojas de parra.
Dime de qué te jactas y te diré de qué careces.
En segundo término, es cuanto menos reprochable que El Surtidor acuse a un sector de la sociedad civil de utilizar la narrativa del “Enemigo interno”, cuando el mismo Surtidor utiliza esa figura retórica ad nauseam en sus simplificaciones gráficas, a menudo señalando que la ANR, Horacio Cartes, los Provida o la Iglesia Católica, son los “enemigos internos” a derrotar para que el país sea, ya por fin, un lugar lleno de bondad y prosperidad. Quizás yo convenga con El Surti en que no es posible encontrar bondad absoluta en Cartes o en la ANR, y, sin embargo, de eso no se sigue necesariamente que estos periodistas progresistas sean ángeles con alas. El Surtidor apela a los mismos instintos e intenta estimular las mismas pasiones que su contraparte Provida, es decir, “señalar a un enemigo que debe ser eliminado” activando el “miedo en la población” para “dividirla”, y, sin embargo, ¿por qué cuando el Surti utiliza esa estrategia está bien, pero cuando lo hace el sector Provida está mal? En fin, la hipotenusa.
Miente, miente que algo quedará- Joseph Goebbels
El Surtidor utiliza la “narrativa” política de Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemania Nazi: “miente, miente que algo quedará”. En ese sentido, esta revista progresista debe saber que no es suficiente con repetir irresponsablemente que “los voceros provida trasladan la lógica de la propiedad privada a su relación con los hijos”, sino que deben demostrarlo con algo más que dibujitos estilo pictoline. La propiedad privada se puede enajenar, es decir, vender y comprar, y desafío al Surtidor a que presente evidencia empírica de que la mayoría de las madres o padres paraguayos, incluyendo a los padres y madres “provida”, venden a sus hijos en el mercado ¿Existe el mercado de seres humanos en Paraguay? Si existe ese mercado… ¿entonces no se abolió la esclavitud en este país? La mentira del Surtidor es tan burda y el argumento tan torpe que no se percatan de la magnitud de sus propios dichos. Si declararan lo anterior, pero respecto a sociedades árabes o beduinas, quizás tomaría en cuenta su punto; pero si lo dicen respecto a Paraguay y ustedes, El Surtidor, no hacen la denuncia correspondiente de quién vendió a su hijo, como si de un “objeto” se tratase, entonces son cómplices de trata de seres humanos. Pero como ese no es el caso de Paraguay, insistir en ello no será suficiente: la carga de la prueba recae sobre El Surtidor y deben demostrarlo con algo más que “palabras” y “dibujitos”, entiéndase, con datos, hechos, estadísticas y denuncias a la fiscalía. Porque el papel aguanta todo, incluso al periodismo irresponsable.
Conclusión preliminar
El Surtidor tiene fatuas pretensiones de credibilidad al declarar rimbombantemente que “analizaron 211 frases dichas” por el Movimiento Provida, para “identificar sus principales estrategias discursivas”. Progresistas de El Surtidor, analizar no significa nada si sus análisis parten de principios equivocados; no importa cuánto analicen, seguirán estando tan equivocados como al principio. Si se animan a un debate público les enseño en dónde y cómo se equivocan, pero algo me dice que no lo harán.
El Surtidor, además, padece una superstición moderna: como sus escritores buscan el efectismo antes que la verdad, abrazan la ingenua creencia de que un “análisis con gran cantidad gráficos de barras gozará de respetabilidad científica. Parecer “científico” no es ser científico y a menos que declaren y expongan la metodología con la cual arribaron a las conclusiones de su artículo, serán vistos como poco rigurosos, incluso, menos serios que los “supersticiosos provida” que pretenden criticar.
Por último, cuando el Surtidor acusa a los padres paraguayos de instrumentalizar a sus hijos como propiedad, tiene la obligación moral y penal de presentar pruebas de que existe el mercado de seres humanos en el país, so pena, si no lo hacen, de ser señalados como charlatanes y embusteros ¿Por qué? Porque así funciona el periodismo serio, exponiendo pruebas. Desafío al Surtidor a que muestre en un debate público las evidencias de dónde están los padres que venden, enajenan y compran hijos, cosificándolos como si fueran propiedad privada. Esa mentira tiene que acabar y si no se animan a hacerlo, peor para los mentirosos.
Les digo algo más, va con onda: aumentar la cantidad de dibujitos en su gráfico no mejorará la situación de su revista. La negativa a presentar evidencias de sus dichos es una paladina demostración de que también ustedes “los neutrales” abrazan “su narrativa” y su línea ideológica, convirtiendo la profesión del periodismo en su sucedáneo, el oficio panfletario ¿Qué más ideológico que expresar algo sin respaldo empírico? ¿O acaso hay que creerle al Surtidor, eximiéndole de presentar pruebas de sus dichos? Eso suena un poco “religioso”, por lo tanto, no tienen ninguna autoridad moral para señalar a los “grupos provida”.
[1] https://elsurti.com/laprecisa/chequeo/2022/12/13/el-movimiento-provida-revive-el-mito-del-enemigo-interno/
[2] Ciencia, técnica y desarrollo, Mario Bunge, p. 148, 1997.