En la semana anterior, dos noticias (del entramado de excesiva e irrelevante información que atiborra a nuestras mentes) ocuparon un lugar de relativa importancia en los portales noticiarios. Una de ellas fue la derogación (con media sanción) de la “Ley 6.659/20 que aprueba el convenio de financiación entre la Unión Europea y la República del Paraguay, para el Programa de Apoyo a la Transformación del Sistema Educativo en Paraguay y sus Anexos” (tal y como la titula la página web de la Cámara de Diputados) y la otra fue el presunto asesinato de un “militar de élite” según dijeron sus colegas que fue identificado como Waldino Aguayo Rojas de 31 años, quien habría sido occiso hacia la villa de Jasy Kañy (Departamento de Kanindeju) mientras dormía apaciblemente en el lupanar que compartía con una supuesta mujer que se hacía llamar Naomi Martínez pero que en realidad era un travestido de nombre Víctor Gabriel Veloso, oriundo de Obligado. Lamentamos profundamente este deleznable suceso y esperamos que la justicia haga el mejor trabajo que le corresponda para dilucidar y resolver este presunto crimen que enluta a nuestras Fuerzas Armadas.
Las principales sospechas respecto al homicidio del “militar de élite” apuntan precisamente a su pareja sentimental, pues se dice que el soldado caído habría sido penetrado profundamente… Y clavado hasta morir… Por los puñales desgarradores y degolladores… Del transexual Víctor Gabriel que se auto-percibía como Naomi… Quiero agregar humor negro para “descontracturar” al mejor (o peor) estilo de los entremeses cervantinos y decir algo así como que “en un duelo de espadachines, siempre alguien termina ensartado” pero creo que es mejor dejar picando a la cosa… El tema todavía está por resolverse y las informaciones son preliminares. Todavía hay tela por cortar en este asunto.
No obstante, es imposible no ponerse a pensar un poco en el tema y rápidamente vienen a la cabeza preguntas que, supongo, a cualquier persona razonable (si eso queda en este país) le deberían sacudir el seso inmediatamente al enterarse de lo sucedido: ¿puede un “militar de élite” compartir el lecho con un travestido que presuntamente, le habría asesinado?
Porque diría cualquier admirador de la disciplina castrense que uno de los principales elementos que forman parte de las virtudes más prístinas de un soldado, es precisamente, el “temple”. Me viene a la mente el glorioso San Bernardo de Claraval (1090 – 1153), Doctor de la Iglesia Católica, quien en su obra sobre “La Nueva Milicia de los Soldados del Temple” (que dio origen a la Regla de los Caballeros Templarios, que nada tienen que ver con sectas luciferinas de capilla hermética) explica al entonces Jefe de los Cruzados, Hugo de Payens, cómo debe comportarse un verdadero militar:
“Marchad, pues, soldados, al combate con paso firme y marcial y cargad, con ánimo valeroso, contra los enemigos de Cristo, bien seguros de que ni la muerte ni la vida podrán separaros de la caridad de Dios, que está en Cristo Jesús. En el fragor del combate proclamad: ¡ya vivimos, ya muramos, de Cristo somos!”, una de las frases introductorias de la Regla del Temple escrita por San Bernardo. Pero también tiene otras perlas preciosas que iré citando.
Por supuesto que lo que San Bernardo plantea es un ideal al que uno debe aspirar. No significa que, de vez en cuando, un soldado no pueda encontrar espacios de solaz y sano divertimento, con prudencia y virtuosa moderación. De allí que en una de las partes más profundas de su Tratado que citamos, nos diga:
¿Podemos caer en tentación y pecar? Desde luego, ningún hombre por sus propias fuerzas es capaz de resistir a los impulsos demoníacos. Pero está el Espíritu Santo con nosotros para luchar (porque la verdadera guerra es espiritual, no es una simple “batalla cultural”), y a la larga, sí nos hacemos uno con Dios, prevaleceremos y alcanzaremos la santidad (y la victoria final). Es lo que enseña el Doctor de la Iglesia Católica y Padre de los Verdaderos Templarios, San Bernardo de Claraval.
Recapitulando, ¿puede un “buen” soldado encamarse con un travesti? La respuesta es muy evidente, si seguimos al “Doctor Melifluo” a quien citamos en los párrafos anteriores.
Lo que nos lleva al asunto de la “Transformación Educativa” una vez más. Se derogó (en Diputados) la financiación de la Unión Europea para dicho menester, incluyéndose a los anexos de la ley. No entremos en detalles, que los especialistas de la cuestión ya debatieron largo y tendido en torno al tema con argumentos prácticamente irrefutables en favor de los que plantearon la “derogación”.
Quienes están a favor del “presente griego” que la Unión Europea pretende introducir al Paraguay, recurrieron a fundamentos lacrimógenos y sin sustento alguno, como que supuestamente, esta ley en particular era de vital importancia para sostener las “meriendas y kits escolares” de miles de niños. Se ha visto hasta el hartazgo que esto es una falso y de total falsedad. Las “meriendas y kits escolares” son responsabilidad principal de FONACIDE y se sostienen, en general, con el Presupuesto de Gastos de la Nación. Y la Ley 6.659/20, como ya se ha explicado un montón de veces, nada tiene que ver en sí misma con el asunto de las “meriendas y kits escolares”. De hecho que una breve lectura de la Ley derogada por Diputados nos muestra que solamente en una ocasión se usa la palabra “nutrición” y nada existe sobre “alimentos”, “alimentación” o vocablos similares en ella. Se menciona en algunas ocasiones el tema de los “materiales educativos” que deberán ser mejorados y adaptados para las necesidades de comunidades rurales, especialmente. Pero de nuevo, la Ley derogada en Diputados no contempla de manera específica en ningún punto que el dinero de la Unión Europea será destinado para esos menesteres. Los que sí dice la polémica legislación, es que el “principal canal de ejecución” del dinero de la Unión Europea serían las oenegés, tanto nacionales como extranjeras, en conjunto con los Gobiernos. ¡Esto explica tanto griterío de cierto sector, que ha recurrido a todo tipo de mentiras y engaños para confundir a la población desinformada! ¡Muchos “oenegeseros” se quedarán sin su dulce viruta, al menos sí se ratifica esta derogación!
Pero el presente artículo no tiene por objetivo polemizar en torno a dicha ley sino hablar de la “Transformación Educativa” en sí misma. Presuntamente, un travesti habría dizque asesinado a un soldado paraguayo en el norte del país. Sí esto no es sintomatología de un profundo problema en la educación y la sociedad paraguaya, ya no sé qué podría serlo.
Tenemos a personajes que viven en una realidad alternativa, quizás forzados por sus necesidades socioeconómicas, ahogados en trastornos y deficiencias cognitivas gravísimas que les llevan a convertirse en “travestis”. Dios me libre y guarde de juzgar los sufrimientos que quizás están padeciendo esas personas más allá de sus faltas y pecados. Y luego tenemos a militares, a presuntos “soldados de élite” que comparten lecho con estos individuos por el motivo que fuere. ¿Acaso no son las Fuerzas Armadas de la Nación uno de los pilares de la defensa de nuestros valores más preciados, representados en la frase “Patria y Familia”?
Y sin embargo, aquí estamos, utilizando tan macabro episodio de “un militar y un travesti” como disparador para explicar la decadencia que se vive en nuestra propia sociedad de hipocresías en todas partes. De escándalos tapados, de puritanismos superficiales y de hueras frivolidades elevadas a altares centrales de discusiones que no pasan de ser “bizantinas”, en el mal sentido del vocablo entrecomillado.
Así como nos encanta criticar a las pérfidas mentiras y alevosos engaños de los liberal-progresistas cuando quieren engañar y confundir con la excusa de la “Transformación Educativa” a la población, siendo que sus objetivos reales no son otra cosa sino llenar sus faltriqueras con los sucios y neo-colonizadores dineros de potencias foráneas mientras se adoctrina y destruye la mente de nuestros niños con ideologías contrarias a la naturaleza humana, también debemos ser auto-críticos y reconocer que existe un status quo que debe ser cambiado, que hay en la actualidad un sistema en funcionamiento que no funciona, que se encarga de minar ya mismo, en este instante, las potencialidades, capacidades y valores de nuestro pueblo, carcomiéndolo lentamente. El veneno ya fue inoculado, ya está circulando en nuestros organismos y el simple hecho de derogar leyes contrarias a los intereses de nuestra República, aunque sea un pequeño pero positivo y plausible acto, no es sino un simple torniquete momentáneo. Lo que tenemos que hacer es quitar a la ponzoña del cuerpo, con todos los medios a disposición.
Es decir, más allá de metáforas, que verdaderamente es necesaria una “Transformación Educativa”, pero hecha acorde a la idiosincrasia y los valores que defendemos como nación. Porque luchar contra la “ideología de género” pero no examinar profundamente por qué tenemos soldados que copulan y/o se dejan copular con transexuales, revela que hay problemas profundos en nuestra sociedad. Tenemos que tomar un rol activo, proponer alternativas, identificar claramente al adversario y salir a la contraofensiva, no solamente esperar los embates mientras que nuestras estructuras internas se ven socavadas, lento pero seguro, por la penetración ideológica del maligno enemigo.
¿Qué proponer? Yo tengo una opción, un verdadero “objetivo de desarrollo” para la Educación Paraguaya, pero no voy a describirlo en detalle sino que me apoyaré de nuevo en las palabras de San Bernardo de Claraval para que lo resuma:
Lo dice el Dr. Melifluo con mucha más exquisitez de la que yo podría en mil vidas. He allí, en breves líneas, el ideal que debería conducir a nuestras acciones. Esta es una pequeña pizca de muestra de lo que debería ser una verdadera Transformación Educativa. Solo me quedaría añadir a todo esto que quizás venga bien restaurar la enseñanza obligatoria, no solo de las obras de San Bernardo de Claraval en las escuelas, sino también del maravilloso Catecismo del Obispo San Alberto, ya que estamos. Eso va más acorde a nuestras sanas y patrióticas tradiciones.