Beijing ha instaurado más de 30 comisarias en el mundo, alegando que su única función es ayudar a sus ciudadanos con trámites y papeleos. Pero también admiten que sirven como centros de inteligencia, además de presionar a “fugitivos” para que regresen al país
Desde el año 2018, China no ha tenido ningún problema en reconocer que han comenzado a instalar “estaciones de servicio policial” en varias ciudades del mundo, que van desde Buenos Aires hasta Tokio, las cuales tienen la función de supuestamente ayudar a los ciudadanos chinos con su tramites legales y “recopilar inteligencia” de sus compatriotas en el extranjero.
Este año, la policía de la ciudad china de Fuzhou, anunció que ya se han establecido 30 de estas estaciones policiales a nivel internacional, destacando la presencia de al menos seis de ellas en América Latina.
En la región, se destacan dos estaciones en Ecuador, una en Quito, capital del país y la otra en Guayaquil. Mientras que en Chile se regista una de estas oficinas en la ciudad costera del Viña del Mar, muy cerca de la capital, Santiago.
En el caso del lado atlántico del cono sur, hay otras tres estaciones, dos en Brasil, situadas en las ciudades de Rio de Janeiro y Sao Paulo, mientras que en la capital argentina, Buenos Aires, también existe la presencia de una de estas comisarías chinas.
Por supuesto que el régimen de Beijing ha negado que las estaciones de servicio policíal en el extranjero tengan algún papel de vigilancia. Sin embargo, la policía local de Qingtian declaró con orgullo que el “trabajo de la policía extranjera” iba desde “ayudar” a los compatriotas con el papeleo hasta “recopilar inteligencia”.
Moritz Rudolf, miembro de la Facultad de Derecho de Yale y quien además, está investigando las implicaciones del ascenso de China en el orden legal internacional, dijo que estas estaciones policiales, también eran una pequeña parte de las ambiciones mucho más amplias de Beijing para hacer cumplir sus leyes fuera de su territorio, según publicó el medio británico, Financial Times.
La policía de Qingtian ha dicho que utiliza sus estaciones para “persuadir a regresar”, a los ciudadanos chinos en el extranjero, acusados de ser sospechosos de crímenes eludiendo los procesos formales de extradición a través del acosando como parte de una campaña empleada por el régimen de Beijing.
Wang Jingyu, un disidente político chino quien se encuentra exiliado en los Países Bajos, denunció haber ecibido múltiples llamadas de acoso desde números chinos que figuran como pertenecientes a una estación policial establecida en Fuzhou, China.
“Me dijeron que fuera a la comisaría de policía en el extranjero de Róterdam para entregarme y que pensara en mis padres en China. No pensé que fuera real, ¿cómo podría haber una estación de policía china aquí?”, dijo Wang.
Con información de Infobae