Roxana Kreimer es una filosofa argentina que años atrás había destacado mediáticamente cuando emitió críticas al feminismo radical. En ello podemos estar de acuerdo con sus puntos de vista, ya que son acordes a la evidencia y la lógica. Sin embargo, cada vez que Roxana habla de economía desatina, se le apagan las luces y hace aguas, tanto es así que el agudo economista español Juan Ramón Rallo varias veces le ha salido al paso, aclarando sus falacias y desmintiéndola, tanto así que la Kreimer va quedando, cada vez más, como poco seria, lo cual no es nada raro, sino una consecuencia natural de que alguien hable de lo que no entiende.
En esta ocasión la filósofa salió a decir una supina estupidez. Desacreditó el Índice de Libertad Económica de la Heritage Foundation, el cual ubica a Suiza en los primeros lugares del ranking, y eso a colación de un asunto anecdótico, como el hecho de que en algún cantón suizo el Estado cobra por la bolsa de plástico que obliga a utilizar. El descrédito al ranking se agravó, al decir que el índice internacional es falso porque mezcla aspectos económicos con institucionales.
Lo que Roxana ignora, como neófita en asuntos económicos, es que desde los albores de la economía como ciencia, los liberales Adam Smith, padre de la economía moderna y, su contemporáneo, David Hume, destacaron la necesidad imperiosa de buenas instituciones para un óptimo desempeño económico de las naciones.
Smith estableció firmemente que la riqueza de las naciones depende, fundamentalmente, de la calidad de sus leyes y sus instituciones.
“[Aquel] país ya había alcanzado la plenitud de riquezas compatible con la naturaleza de sus leyes e instituciones”.[1]
Además, David Hume agregaba:
«Nos hemos encontrado con tres fundamentales leyes de la naturaleza, la estabilidad de posesión, de su libre intercambio y del cumplimiento de promesas. El estricto cumplimiento de estas tres leyes son las condiciones de la paz y seguridad social de los hombres; no hay ni una sola posibilidad de establecer una buena relación entre hombres donde estos principios son negados. La sociedad es absolutamente necesaria para el buen hombre; y estas son tan necesarias para el apoyo de una sociedad».[2]
Siglos después, las tesis de Smith y Hume fueron corroboradas por la economía contemporánea de carácter institucionalista. En el año 1993, fue desarrollada una nueva disciplina dentro de la economía, la Cliometría, o el análisis histórico de las instituciones sociales y económicas, por un brillante economista de la historia llamado Douglass North[3], quien ganó el Premio Nobel de Economía por haber establecido, en concordancia con la tradición liberal clásica, que los países prosperan solamente cuando tienen instituciones que protegen los derechos de propiedad.
La economía si estudia, desde su nacimiento como ciencia, las instituciones sociales que son necesarias para la prosperidad económica. Aquí es donde se nota que Roxana ni siquiera abrió un libro de Adam Smith, y por eso se equivoca o miente deliberadamente al decir que los índices de libertad económica son falsos. La realidad es que ella miente, sea por ignorancia o por ideología. Juzgue usted, amable lector.
[1] Adam Smith, La Riqueza de las Naciones, p. 117.
[2] David Hume, Investigación sobre la moral, p.52
[3] Douglass North, Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, año 1990.