La administración del dictador profundizó los principales desequilibrios fiscales del país y disparó el stock de deuda pública. El sendero por las reformas económicas de mercado se vio virtualmente paralizado, y la tasa de crecimiento registrada es la más baja en 30 años.
Tras la confirmación de un tercer mandato para Xi Jinping en la dirección del Partido Comunista Chino, los mercados reaccionaron adversamente y se anticipan a la continuidad por el sendero trazado por el dictador en los últimos 10 años. Será el primer líder supremo en gobernar China más de dos mandatos desde Mao Zedong.
Bajo su administración, China abandonó el dinamismo de las reformas que pretendían consolidar una economía de mercado moderna. Las concesiones permitidas desde las reformas primarias de Deng Xiaoping en los 80s fueron en su mayor parte mantenidas, pero el régimen parece dispuesto en avanzar en la dirección contraria y recuperar terreno en favor del control estatal.
La gestión de Xi Jinping profundizó todos y cada uno de los desequilibrios fiscales del país. El tamaño del Estado en China alcanzó a representar el equivalente al 33,76% del PBI en 2022, y hasta el 35,4% del PBI en 2020 según las estadísticas del Fondo Monetario Internacional (FMI). Estos niveles son los más altos registrados en la historia de China desde la crisis de 1982.
El peso del Estado chino en la economía se incrementó casi 6 puntos porcentuales desde que Xi Jinping ascendió al poder como Secretario del partido en noviembre de 2012, en lo que se configura como una tendencia opuesta a la que trazaron sus predecesores de corte reformista.
El incremento del peso de las erogaciones no fue respaldado con un crecimiento genuino de los recursos tributarios. El déficit fiscal de China llegó a representar el 8,9% del PBI en 2020, y hasta el 9,7% del producto en 2020 tras el shock de la pandemia.
Cabe señalar que Xi Jinping heredó de la administración anterior un Tesoro en equilibrio financiero y primario sobre las finanzas públicas, ya que el país solamente registraba un muy modesto déficit del 0,3% del producto. La administración de Xi aumentó el rojo del Estado año tras año, y para 2019 ya se había multiplicado por 20 antes de la pandemia.
El actual líder del Partido Comunista llegó sin mucho apoyo en 2012, y optó por la vía de repartir dinero internamente para ganar adeptos e internacionalmente para lograr el control de organismos internacionales como la OMS, el Banco Mundial, y otras entidades. Además, utilizó las arcas del Estado para la estrategia de la Belt & Road Initiative (Nueva Ruta de la Seda), una medida enfocada en la geopolítica y no en la economía de su propio país.
Los desequilibrios fueron cubiertos con colocaciones de deuda externa e interna. La deuda bruta del Estado se incrementó del 34,4% del PBI en 2012 al 76,9% para el año 2022. El FMI proyecta que el ratio de la deuda pública seguirá creciendo hasta representar casi el 103% del producto para 2027.
La situación de las finanzas públicas del país es completamente inédita para el régimen chino, ya que las administraciones predecesoras mantuvieron un compromiso estricto con la disciplina fiscal, según los registros estadísticos del FMI desde 1982.
Las consecuencias son claramente visibles: el crecimiento económico del PBI chino es actualmente el más bajo registrado desde 1990. Además, el comercio minorista, que es uno de los sectores más representativos para la actividad económica del país, se estancó completamente a partir del segundo trimestre de 2022.
La tasa de crecimiento de las ventas cayeron año tras año desde 2012, en contraste con el fuerte crecimiento registrado en las administraciones de sus predecesores Jiang Zemin y Hu Jintao. China perdió la tendencia de crecimiento que mantuvo entre 2002 y 2010, y para 2022 el crecimiento interanual de las ventas fue negativo por primera vez en décadas.
El abandono de la vocación reformista y el agotamiento del modelo económico fueron factores trascendentales para el espanto de los inversores y la brutal caída de las acciones chinas en la plaza de Wall Street este lunes, tras confirmarse la consolidación del rumbo actual del régimen.