Solo los seres humanos, solo los individuos, actúan. Esas actuaciones se distinguen del “comportamiento” de la naturaleza, de un cometa o de un animal, en que son conductas realizadas de manera consciente y deliberada. Por “consciente y deliberado” entendemos que el individuo es un agente moral, con capacidad no solo de sentir, sino también de ordenar su vida de acuerdo a principios y valores. Solo los individuos actúan de manera consciente y deliberada.
Los principios y valoraciones de los individuos son de carácter subjetivo, y no lo son porque estas valoraciones o principios sean intrínsecamente relativos, sino porque son esencialmente elaborados, integrados e internalizados por el individuo en su contacto con la realidad física y social. En estos principios y valoraciones se basan sus preferencias, que también son subjetivas. Es así que los individuos pueden preferir este o aquel producto, esta o aquella vía de acción. Elegir es parte de la vida y elegimos en base a nuestros valores, principios y preferencias.
Las preferencias dentro de nosotros conforman una escala, una clasificación compuesta por preferencias de medios y de fines. Todos sabemos de qué medios disponemos para lograr nuestros objetivos y constantemente estamos tratando de adecuar nuestros medios a nuestros fines: en eso consiste la elección racional. En ese sentido, las valoraciones que damos a nuestros medios y fines van cambiando a medida que pasa el tiempo en un complejo interjuego de preferencias temporales, lo cual ocasiona que nuestra escala sea, más o menos, cambiante y dinámica. El concepto de preferencia temporal nos indica que usualmente los individuos prefieren lo presente a lo futuro. Sin embargo, por medio de la razón las personas pueden deliberadamente sacrificar medios o fines en el presente para intentar lograr algún fin que consideran más valioso en el futuro, entonces estamos asistiendo al amanecer de la civilización.
Cuando un individuo elige consumir por debajo de su producción decimos que ahorra, es decir, sacrifica consumo presente para aumentar su capital y disponer de consumo futuro para otros fines. Cuando un individuo elige posponer la gratificación sexual en el presente para conocer mejor a su pareja y así poder disfrutar no solo de intimidad física en el futuro, sino de intimidad emocional, decimos que el individuo sacrifica su placer presente y momentáneo en aras de una relación fuerte y sólida en el futuro. Cuando un individuo elige suspender el juicio hasta que pueda acumular más evidencias para emitir una opinión, decimos que este decide sacrificar su derecho a expresarse en la búsqueda de la verdad.
Estos son solo ejemplos, y ejemplos muy concretos basados en ciertas escalas de valores, muy específicas, de medios y de fines, que nos muestran cómo opera la acción humana. Existen otras escalas de valores y por lo tanto no todas las personas se comportan de la misma manera, sin embargo, todas actúan conforme al marco general descrito:
- Solo los individuos actúan de forma intencional y consciente.
- Los individuos tienen preferencias, valores y principios subjetivos.
- Los valores de los individuos organizan sus preferencias en escalas de fines y medios.
- El tiempo y nuestra preferencia temporal son fundamentales para entender la acción humana.