Por Alexander Dugin
A lo largo de la historia, Rusia ha tenido, y todavía tiene, muchos problemas y conflictos que oponen a nuestro país a los Estados Unidos, en especial a un nivel geopolítico. Hemos luchado los unos contra los otros en diferentes lados de las barricadas muchas veces. Pero lo que está sucediendo en los Estados Unidos en estos momentos es algo totalmente distinto. Se trata de una cuestión de principios.
La mitad de la población de EE.UU. se encuentra bajo el yugo totalitario de la otra mitad. En este país ha llegado al poder una verdadera dictadura liberal de izquierda. Y, ante semejante situación, nos vemos obligados a dar nuestro apoyo a la mitad de la población estadounidense que está siendo oprimida.
Por lo tanto, ya no se trata de una elección como tal: lo que se ha producido en Estados Unidos es un Golpe de Estado que fue apadrinado gracias a una conspiración realizada por unas élites ilegítimas. La presidencia de los Estados Unidos ha sido secuestrada. En estos momentos, los Estados Unidos se encuentran bajo el control de una junta extremista. Ahora experimentan lo que es el Maidan o el Tercer Mundo.
Pero la novedad en todo esto es que por primera vez en la historia los globalistas han utilizado un escenario propio de una revolución de color (el cual incluye el robo electoral, fraudes y campañas de desinformación) en su propia casa. Entonces, por fin han descubierto por completo su rostro y somos capaces de observarlos con claridad. Antes llevaban a cabo semejantes prácticas en nombre de los “intereses nacionales de los Estados Unidos”. Pero ahora los propios estadounidenses son víctimas de estas prácticas globalistas. Sin embargo, era algo que debía esperarse, ya que, si comienzas a hacer uso de la mentira y la violencia, llegará el momento en que no podrás cesar de usarla y, cuando llegas a un cierto punto, será la mentira y la violencia las que empezarán a usarte.
La lucha que hoy esta aconteciendo ha adquirido un carácter internacional muy claro. La lucha entre los globalistas contra los anti-globalistas es, al día de hoy, mucho más importantes que la lucha de los rusos contra los estadounidenses, o la lucha de Occidente contra Oriente, o de los cristianos contra los musulmanes.
Entonces nuestro nombre es Ashley Babbitt. Sí, ella participó en las guerras imperialistas promocionadas por los Estados Unidos. Pero su sacrificio, el 6 de enero de 2021, representa algo más que el último servicio que ella ha prestado al Estado y al pueblo estadounidense. Ha dado su vida para alcanzar una libertad y justicia verdaderas para su pueblo. Y la libertad y la justicia son valores universales que comparten tanto los rusos como los estadounidenses, o los musulmanes y los cristianos, o los occidentales y los orientales.
Entonces, nuestra lucha no tiene el carácter de una guerra contra los Estados Unidos. El Estados unidos que conocíamos ya no existe. La división que se ha producido en la sociedad estadounidense se ha vuelto irreversible. Y todos nosotros estamos experimentando esta misma situación en todas partes, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos. Estamos librando la misma lucha a una escala global.
También, deberíamos reevaluar nuestra actitud hacia la tecnología. Microsoft, Google, Twitter, Apple, Youtube, FB, etc., no son únicamente herramientas comerciales que puedan ser consideradas como si fueran “neutrales”. Son armas ideológicas y máquinas de vigilancia que practican la censura. Necesitamos destruirlas. Tenemos que encontrar la forma de salir de esta tecno-esfera controlada por la locura de los globalistas. Aunque queda abierta la cuestión de si debemos desmantelar por completo la tecnología como tal (solución ecologista que no podemos ignorar o rechazar por completo) o si debemos desarrollar redes independientes que estén libres del control ideológico sesgado de los globalistas y que han sido impregnadas por sus ideas. Mientras tanto, es posible que nos movamos en ambas direcciones a la vez. Lo mismo ocurre con los medios de comunicación: nos han demostrado hasta ahora que son realmente el único mensaje que existe. Un mensaje que es totalmente unilateral.
No estoy de acuerdo con las teorías que difunden muchos de los observadores de que el asalto a Capital Hill fue en realidad una provocación hecha por la quinta columna. No. Este asalto fue la respuesta natural de la otra mitad de los Estados Unidos contra los demócratas: se trata de la mitad que ha sido humillada por el robo y el fraude electoral. Los trumpistas nos han demostrado que no existe algo así como un privilegio liberal de la izquierda para organizar guerras simétricas y utilizar la violencia con fines políticos. Si uno comienza a usar la violencia, debe esperar una respuesta parecida. Los Antifa y BLM comenzaron los disturbios. Capitol Hill fue la respuesta lógica contra ellos. Los manifestantes demostraron ser lo suficientemente fuertes como para apoderarse, mediante el uso de la fuerza, de un Parlamento estadounidense que estaba dedicado a los fraudes y a los trucos sucios, mientras contaba votos falsos que eran hechos por gente que estaba muerta o cartas que nunca nadie envió.
En estos momentos, nuestra lucha ha adquirido una dimensión realmente global: estamos en una guerra contra los demócratas: estamos a favor de esta mitad al interior de los Estados Unidos y no a favor de los Estados Unidos en general. Esto, de hecho, lo cambia todo. Debemos apoyar el Heartland antes que nada, ya sea que se trate del Heartland estadounidense o del euroasiático. La geopolítica de las elecciones estadounidenses del 2020 nos revelan claramente estas fronteras: las costas atlantistas, ultraliberales, globalistas de color azul contra un Heartland conservador y tradicionalista que es de color rojo. El azul perverso contra el rojo conservador.
La verdadera lucha comienza a partir de ahora. El miedo que sintieron los demócratas durante las pacíficas protestas que se llevaron a cabo en frente del Capitolio se convertirá en un recordatorio de algo que jamás olvidaran. El ver a la gente estadounidense de a pie, en su mayoría personas que han sido desposeídas, que se mantenían en silencio y que eran consideradas como unos “deplorables”, marchando sobre el Congreso ha sido un momento verdaderamente sorprendente. Mientras tanto, los diputados se escondieron debajo de sus sillas… mostrando quienes son los verdaderos “deplorables” y cobardes. En este maravilloso momento, esos senadores llegaron por fin a comprender que ya no se hayan seguros en ninguna parte. Están experimentando lo que nosotros siempre hemos experimentado. A partir de ahora los demócratas serán atacados en todos partes del mundo. Ahora lo saben: nosotros los observamos exactamente como ellos nos observan; los seguimos exactamente como ellos nos siguen; recopilamos su información y creamos expedientes de ellos del mismo modo en que los demócratas, los globalistas y sus títeres lo hacen con nosotros. De ahora en adelante, cualquier conexión con los demócratas, y el apoyo que se les preste, será considerada como un hecho de colaboracionismo y una participación en sus crímenes de lesa humanidad. Mataron a miles y cientos de miles fuera de los Estados Unidos. Pero el mal no conoce límites. Siempre está basado en la hybris. Así que han comenzado a matar también a los estadounidenses. Ashley Babbitt ha sido solo el comienzo. Esta vez, ellos planean iniciar un verdadero genocidio al interior de los Estados Unidos. Y este genocidio ya ha comenzado.
Solo existen dos partidos a nivel mundial: el partido de los globalistas que promueve el Gran Reinicio y el partido de los anti-globalistas del Gran Despertar. Y no existe nada en el medio. Entre ambos se abre únicamente un abismo. Y ese abismo quiere ser llenado por un océano de sangre. La sangre de Ashley Babbitt es la primera gota que ha sido derramada.
Esta lucha se ha convertido en una realidad universal. Está representada por el Partido Demócrata de los EE.UU., junto con los representantes del globalismo: el cual incluye a todas las industrias de alta tecnología, además de las altas esferas financieras que encarnan, a partir de ahora, el mal absoluto.
Este gran mal ha construido su base en los Estados Unidos. Y en estos momentos, en el centro de este mismo infierno, ha comenzado la Rebelión Final, el Gran Despertar.
Un último comentario: el trumpismo es mucho más importante que el mismo Trump. Trump tiene el mérito de haber iniciado este fenómeno. Pero ahora el trumpismo debe ir mucho más lejos que el mismo Trump.