Sri Lanka, sumida en una enorme crisis económica y política, finalmente autorizó la importación de glifosato, mientras el país intenta recuperarse del experimento fallido de la agricultura orgánica.
El Ministerio de Finanzas levantó la prohibición de importar el popular herbicida con efecto a partir del 5 de agosto de 2022, al tiempo que permitió su importación en el país con el requisito de la licencia de control de las importaciones, informó la entidad en un comunicado oficial.
La abrupta inmersión en la agricultura ecológica trajo consecuencias calamitosas de dimensiones inesperadas, incluida la escasez generalizada de alimentos y “la amenaza inminente de hambruna para su población de 22 millones de habitantes”, en palabras del propio presidente del Parlamento, Mahinda Yapa Abeywardana.