Hace solo 8 dias, Viviana Canosa renunciaba al canal A24, mientras millones de personas a nivel internacional, esperaban llegadas las 21 hs de Argentina, para ver el flamante programa de la Conductora.
Pareciera que en Argentina cuesta a algunos medios de comunicación, valorar el gran talento de figuras del periodismo y el espectáculo. Señalando el duro conflicto con Daniel Vila por no permitirle presentar un informe en contra del nuevo ministro de economía «con los super poderes» Sergio Massa. Se debe resaltar, no es solo un grave atentado contra la libertad de expresión y no solo vulnera el derecho legítimo de la periodista en cuestión.
Inclusive es un grave atentado contra el derecho de la ciudadanía a gozar del libre acceso a la información y a conocer qué cosas hacen sus políticos y ministros y qué es lo que les esconden. Es un claro mensaje mafioso cargado de totalitarismo y adoctrinamiento. Adoctrinamiento que, en prácticas como estas, se ve reflejado o volcado al ámbito de los medios de prensa. Y es muy triste que lo colegas argentinos de A24, no hayan apoyado a la conductora.
Si analizamos, en Argentina se encuentran los argentinos, desde diciembre de 2019 hasta la fecha bajo un gobierno que, no solo pisotea o limita toda forma de libertad individual bajo un criterio colectivista, sino que en su afán de controlar nuestras vidas y nuestras libertades carece de límites porque su aparato de persecución, adoctrinamiento y control social abarca absolutamente todos los ámbitos, desde el educativo (escuelas, universidades, etc etc) hasta los medios de prensa masivos e incluso la internet y las redes sociales.
Cabe aclararse, que no es para menos que en estos casi 3 años que llevan de gobierno Alberto Fernández y el frente de chorros, particularmente a raíz de la designación de la femibolche ministra de seguridad Sabina Frederic, aumentaron de forma alevosa la cantidad de usuarios de redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram que no paran de recibir sanciones y bloqueos cada vez que comentan o postean criticando al gobierno o cuestionando la ideología de género y otros conceptos Neo-marxistas e incluso cientos de miles vieron sus cuentas cerrarse definitivamente.
Y si recordamos el famoso «ciberpatrullaje», las censuras masivas a comentarios y publicaciones, las sanciones bajo el lema de «hacer de esta red social un espacio más agradable y un lugar seguro» y combatir los «discursos de odio» y el «lenguaje sexista y discriminatorio» o que remarquen una y otra vez «respetar los lineamientos de la comunidad», tienen un objetivo claro y preciso: pisotear nuestra individualidad y de forma masiva e imponer a todos los ciudadanos un único criterio de vida y coartarnos la posibilidad de pensar por nosotros mismos.
Da mucha angustia y tristeza desde lejos, analizar el caso de los medios de prensa, las metodologías de adoctrinamiento y de persecución a periodistas de parte del gobierno y de sectores ideológicos neo-marxistas resultan ser mucho más despiadadas y hasta incluyen desde amenazas de muerte hasta secuestros, aprietes mafiosos, golpizas y amedrentamientos de todo tipo y el caso puntual de lo que hicieron con Canosa ya tiene antecedentes: no nos olvidemos que Viviana Canosa fue amenazada por Alberto Fernández allá por comienzos de 2020 cuando llevaba pocos meses como presidente y tanto funcionarios como otros periodistas obsecuentes y funcionales al régimen le han propinado intimidaciones y amedrentamientos de todo tipo.
Se pierde la importancia y el respeto hacia una colega, que ha puesto su carne, huesos, mostrando con coraje la pura realidad y verdad de la vida concreta que tienen los políticos y las figuras tan siniestras del ambiente político argentino.
Y así, y con todo un aparato ideológico, político y social en contra, Viviana jamás bajó los brazos ni se dio por vencida y tampoco lo hará ahora, pese a haber quedado sin trabajo y hasta que consiga lugar en otro multimedio que la albergue. Situaciones similares han vivido desde hace 5 años o más otros periodistas de renombre tales como Baby Etchecopar, Eduardo Feinmann, Pablo Rossi y Marcelo Longobardi entre otros.
y siendo sincera, el objetivo de este texto es más bien un llamado a la reflexión de toda la sociedad civil sobre qué es la supuesta «democracia» en la cual vivimos y también plantearnos la necesidad de defendernos y defender nuestra pisoteada libertad en tiempos duros como los que nos toca vivir recientemente. Un llamado a despertar, no ser cobardes y hacerse valer por el respeto a la libertad de expresión.
Seguramente creemos de vital importancia que la ciudadanía en su conjunto entienda que, a estas alturas de la historia y siendo pisoteados todos los derechos individuales utilizando de forma tramposa y cínica los propios canales y facultades institucionales de la «democracia» en la que vivimos, no nos sirve de nada seguir apelando a mecanismos legales e institucionales para hacernos valer como ciudadanos, ya que dichos mecanismos y hasta la propia constitución está siendo burlada y humillada por quienes dicen o dijeron en su momento defenderla y presionaron socialmente al gobierno y a los legisladores para que reformen los estatutos legales y sancionen nuevas leyes o figuras penales tales como «violencia simbólica» «discursos de odio», que no son más que nuevas formas de adoctrinamiento e imposición ideológica de un criterio colectivista hacía toda la sociedad solo que esta vez van disfrazados de medidas «democráticas» o «constitucionales».
Finalmente, tal situación planteada aquí, hace necesario de forma inexorable el levantamiento o insurrección contra el gobierno y contra el nuevo paradigma socio-cultural neo-marxista mediante el último camino que nos queda al día de hoy: la violencia y la desobediencia Civil. En dicha furia y estallido social por defender nuestra individualidad, tenemos que transgredir estas nuevas normativas sociales impuestas bajo criterios marxistas con la máxima agresividad que se pueda e incluso directamente desconocer o deslegitimar las ya mencionadas normas dado que no fueron hechas bajo el consenso y el acuerdo de la mayoría de los ciudadanos, sino más bien impuestas e impulsadas por minorías ideológicas que no hicieron más que manipular y falsear la historia para conseguir consenso o al menos contar con la inacción de una mayoría silenciosa falta del carácter y la agresividad suficiente para ponerles un parate.
Seria bueno hacerse algunas preguntas: ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que nos gobierne un grupo minúsculo de cínicos y psicópatas que creen tener la verdad absoluta como para decidir sobre el resto y aplicarnos sus limitaciones absurdas y carentes de sentido común?
Y la impotencia ante tantas reacciones. ¿Por qué seguir aceptando que bajo nuevas normas que decreten estos sujetos carentes de moral o ética alguna ya sean sociales o jurídicas e incluso a través de nuevos ministerios o entidades gubernamentales como el Ministerio de la Mujer o el INADI nos manejen a su antojo hasta el entretenimiento y nos regulen la música que escuchamos o el contenido audiovisual que podemos consumir o crear en las redes sociales?
Alguien que responda: ¿Hasta cuándo vamos a fumarnos con resignación que estos miserables que se creen «revolucionarios» y no son más que enemigos del pueblo, de la nación y hasta de occidente se sientan los dueños de la calle y nos quieran robar el país?
Argentina parece una sociedad paralizada: ¿Tanto nos cuesta entender que somos mayoría y por ende los podríamos aplastar como a cucarachas y prevalecer sobre ellos y así volver a recuperar las calles y nuestra gloriosa nación que a manos de ellos y creyéndonos sus mentiras supimos perder?
A levantarse compatriotas, no los dejemos triunfar más. ¡Mas coraje y amor por la Libertad!