Obra de la artista española Pilar Albarracin que representa a un burro leyendo sobre una montaña de libros, expuesta en una de las galerías presentes en la Feria Internacional de Arte Moderno y Contemporáneo de París
La agnotología es una estrategia política para generar e inducir ignorancia a nivel social estudiada por el doctor Robert Proctor, un connotado historiador de la Universidad de Stanford, quien desarrolló el término. Esta estrategia se utiliza a menudo desde las élites con el objetivo de obtener control político en grandes cantidades de población.
Existen, básicamente dos formas de crear o inyectar ignorancia en las poblaciones. La manera más comúnmente utilizada a través de la historia ha sido un modelo negativo, crear ignorancia por vacío, es decir, restringiendo y limitando el acceso de la población a la información. La segunda forma es inducir ignorancia, significa literalmente inyectarla, es un modelo positivo, es agnotológica: extender a las personas demasiada información, tanta que no puedan procesarla adecuadamente. La primera estrategia se basa en la ausencia de información; la segunda en su superabundancia. Sin embargo, el efecto final es el mismo: IGNORANCIA inducida desde el poder político.
El concepto de agnotología es útil porque pone en cuestión todo el paradigma educativo, de la supuesta “transformación educativa”, que es sencillamente más y más educación estatal, paradigma relacionado directamente con introducir contenidos- contenidos y más contenidos en la mente de nuestros hijos, “como si fueran un vaso que llenar”[1], hasta destruir todo sentido de autonomía.
En la actualidad, debido a la superabundancia de información puesta a disposición desde los centros de poder, estamos posiblemente frente a la generación de idiotas útiles más educada de toda la historia humana.
En última instancia la educación consiste en elegir todo lo posible qué ideas uno desea que le habiten la cabeza ¿Pero acaso hoy en día los padres podemos elegir qué ideas se enseñan en la escuela a nuestros hijos y cuáles no? Puede llegar un día en el que descubramos que hemos estado financiando una educación estatal contraria a nuestros valores y principios. Ese día puede ser hoy.
La ignorancia puede ser creada, y de hecho es creada desde el poder político, y los planes educativos estatales de la “transformación educativa”, enlatados de la ONU y otros centros de poder central, son una prueba contundente de que cumplir el ideal educativo libertario de «formar seres humanos que puedan autogobernarse y no ser gobernados»[2], no es del agrado de los que detentan el gobierno central y globalista.
En un mundo donde los individuos puedan gobernarse a sí mismos, ¿para qué se necesita gobierno?