Moscú y Kiev se culpan mutuamente tras el bombardeo de un campo de prisioneros de guerra en la región separatista de Donetsk, en Ucrania, en el que murieron más de 40 personas. «Obviamente es un bombardeo deliberado y un deseo de aplastar a los representantes, incluido el regimiento de Azov, que han comenzado a hacer confesiones», afirma el líder separatista prorruso Denis Puschilin.
Por su parte, el estado mayor ucraniano habló de una «provocación dirigida de la que Rusia es responsable». La información no se puede verificar de forma independiente. Según la información más reciente de Donetsk, el número de víctimas en la prisión de Olenivka ahora ha aumentado a 53. Más de 75 reclusos del campo de prisioneros resultaron heridos.
Mientras tanto, en Moscú, el comité de investigación abrió un proceso penal «en relación con el ataque a los nacionalistas ucranianos» por guerra ilegal. El liderazgo ucraniano niega la acusación. El asesor presidencial Mikhail Podoljak habló de una “operación de bandera falsa clásica, cínica y muy bien pensada”.