Entre el sábado 30 de julio y el lunes 1º de agosto caerán sobre la Tierra los restos de un propulsor de un cohete chino. Dado su tamaño, son altas las probabilidades de que al menos algunos de sus escombros superen el descenso y se estrellen.
Debido a la naturaleza incontrolada de su descenso, existe una probabilidad distinta de cero de que los escombros sobrevivientes aterricen en un área poblada: más del 88% de la población mundial vive debajo del espacio potencialmente ocupado por los escombros en su reingreso», dijo Aerospace Corporation, empresa que está rastreando al propulsor.
El objetivo del cohete Long March 5B era transportar un módulo de laboratorio a la estación espacial china. Despegó de la isla Hainan el domingo 24 de julio y tras cumplir con éxito su misión, inició un descenso incontrolado hacia la atmósfera de la Tierra.
Las agencias espaciales europeas y estadounidense criticaron a China por ser la tercera vez que su basura espacial crea un riesgo para la población. Pero China asegura que Occidente «exagera los temores».
Desde Science Alert, dijeron que las posibilidades de que cause un daño significativo son bastante bajas, pero la mala noticia es que no se sabe en punto exacto de la Tierra caerá. Investigadores de todo el mundo están intentando calcularlo.
Debido al tamaño y peso de esta basura espacial, se estima que no se desintegrará por completo al entrar en contacto con la atmósfera.
«Una reentrada de este tamaño no se quemará en la atmósfera de la Tierra, y la regla general es que entre el 20 y el 40% de la masa de un objeto grande llegará al suelo, aunque depende del diseño del objeto», explicó Aerospace.