Hace poco más de un año, en ocasión del mes del «Orgullo (?) gay» escribí acerca de la hipocresía progresista, en ese momento fue una crítica a las empresas que a lo largo del mes, en los países libres sin importar el sentido del pueblo, te bombardeaban con banderas arcoíris mientras que en los países musulmanes, por ejemplo, «respetaban» sus tradiciones.
Pero en esta ocasión no viene por ese lado, es una cuestión más doméstica. Se trata de lo que a todas luces se nos presenta como un bulo y una clara operación política de las que abundan en estos días.
Según un audio sin identificar y lanzado desde una cuenta fake, se acusa a los precandidatos de la ANR, Santiago Peña, Horacio Cartes y Pedro Alliana de homosexuales y, contra todo lo que uno podría esperar desde el espectro progresista, se lo presenta como un hecho deleznable.
En lo personal, como siempre digo, mi problema es con las agendas; mientras que las cuestiones que dos adultos y de manera consensuada realicen en la intimidad no es de mi incumbencia. Ahora, que uno de los que presenta esta bola a modo de ataque personal y casi como un cuestionamiento a la moral de éstas personas sea Carlos Gómez, ustedes sabrán disculparme, me supera.
Vamos a suponer que es cierto ¿Cuál es el cuestionamiento o la duda que pretende instalar Carlitos Gómez?, ¿Ustedes me entienden?, Carlos Gómez. Un tipo que se muere por lucir un traje de lentejuelas y una tiara con detalles de cristal en el noticiero de América, que se pelea con el chipero porque pasa temprano y no lo deja dormir, arruinando su bruñido y resplandeciente cutis.
Como todos los candidatos, éstos también tienen flancos que podría atacar si quisiera hacer periodismo verdadero, o algo que se parezca a eso pero no, Carlos Gómez optó por entrar en temas que además de falsos (o no probados) serían del ámbito personalísimo de una persona, dejando en evidencia su falta de ética, de ideas y su hipocresía.
Éste es el «periodismo» que tenemos en esta tierra: hipócrita, servil, oportunista y especulador. Carlos, no sos mejor que el peor de los políticos que pisan este suelo, es tiempo que lo sepas y lo asumas como no asumiste otras cuestiones aunque, como dijo Juan Gabriel: «Lo que se ve no se pregunta»