Los medios occidentales no quieren decírtelo, pero la realidad situacional en la Guerra Ruso-Ucrania es la siguiente. El Ejército Rojo ha ocupado, en los primeros 100 días de la “operación militar especial” contra el Gobierno de Kiev, declarada oficialmente por el Presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin, prácticamente el 25% del territorio ucraniano. Esto es alrededor de 150.000 kilómetros cuadrados de extensión, lo que equivale casi a la totalidad de la Región Oriental del Paraguay. Es decir, lo que a los ejércitos de la “Triple Alianza” les costó casi seis años ocupar en su guerra contra el Gobierno del Mariscal López, los rusos lo consiguieron en 100 días (poco más de tres meses) en Ucrania, salvándose las distancias de tiempo, espacio y situaciones políticas obviamente.
Como es bien sabido, “La Verdad es la Primera Víctima de la Guerra”. Por esta razón, es muy difícil hablarse en estos momentos de bajas militares y civiles. Cada uno de los bandos hace sus propias afirmaciones y solamente con el paso de los años se poseerán datos más o menos precisos sobre esto. La única realidad demostrable, a 100 días de la operación de Rusia contra Ucrania, es que el Ejército Rojo se ha hecho con el control casi total de las regiones de Lugansk, Zaporizjia y Kherson mientras que Donetsk está siendo gradualmente “desnazificada” a pesar de encontrarse repleta de fortificaciones, trincheras y posiciones defensivas preparadas por los ucranianos hace casi 8 años. En estas regiones se encuentra concentrado el 80% del potencial industrial de Ucrania y más del 20% de su población, lo que significa que en resumidas cuentas, el país ha quedado privado de su principal motor productivo y económico. De allí que el mismo Gobierno de Kiev haya anunciado que sufrió un “devastador golpe” con los renovados ataques rusos en las últimas semanas. La ofensiva del Ejército Rojo es sumamente elástica, pues con un movimiento de tenazas actualmente se tiene en riesgo a todas las fuerzas ucranianas que se encuentran atrincheradas en la zona noroeste de Donetsk, que se ven en la disyuntiva de permanecer y luchar allí hasta el final en una “Segunda Mariupol” o emprender una retirada táctica hacia el Río Dnieper, lo que generaría el derrumbe decisivo de todo el frente oriental en el Donbass a favor de Rusia.
Hablando de Mariupol, también allí los rusos obtuvieron una victoria importantísima en términos militares pero también propagandísticos. Se apoderaron del segundo puerto de Ucrania, con lo que los moscovitas ahora tienen el dominio absoluto del Mar de Azov, y al mismo tiempo, acabaron con los mejores y más fanáticos soldados del Ejército Ucraniano, los del famoso “Regimiento Azov”, neonazis entrenados por EEUU y la OTAN que se rindieron luego de unos dos meses de asedio. Según números actuales, reconocidos por el mismo Gobierno de Kiev, alrededor de 2.500 soldados del “Regimiento Azov” fueron tomados prisioneros por el Ejército Rojo para su pronta “desnazificación”. Fue una tremenda victoria de la Federación Rusa, que ahora cuenta con una “cabeza de puente” desde la cual podría lanzar una decisiva ofensiva rumbo a Odessa, el principal puerto de Ucrania cerca de la región de Transnistria, en donde se concentran los separatistas pro-rusos de Moldavia. Para colmo, los contraataques que los ucranianos desplegaron sobre Kherson han sido infructuosos.
Pero no todo salió color de rosa para el victorioso ejército de Vladimir Putin. Los ucranianos obtuvieron sus triunfos, no decisivos pero que lograron ralentizar y entorpecer los planes de la ofensiva rusa. Se pensó que la capital Kiev caería en manos del Ejército Rojo a mediados de marzo, pero los rudos y valerosos soldados ucranianos supieron mantener sus posiciones, con ayuda de mercenarios y batallones extranjeros armados por EEUU (quien proveyó de 40 mil millones de dólares en ayudas al Gobierno de Kiev por este conflicto, imprimiendo billetitos con la maquinita) y la OTAN. Cuando los rusos comprendieron que la toma de la capital ucraniana no era factible, emprendieron una retirada táctica que, sin lugar a dudas, fue un fracaso para ellos. Aunque todo indica, según los arcanos revelados por el arte de la guerra, que esta derrota no alteró ni modificó los planes moscovitas, que rápidamente rectificaron rumbos y concentraron sus operaciones en el frente sur-este, lo que mostraría que Kiev probablemente era un “objetivo secundario”. Los ucranianos, por el momento, también pueden contar como una “victoria” que han resistido todos los embates rusos sobre Járkov, la segunda ciudad más importante de Ucrania. En este sentido, debe decirse en favor del Ejército Rojo que este ha evitado lanzar “ataques directos” sobre poblaciones civiles, concentrándose lo más posible en batallas “en campo abierto”. Siguiéndose el estilo de “hacer la guerra” de los moscovitas, las ciudades son rodeadas en operaciones envolventes y asedios, por esta razón, no se han visto (mayormente al menos) videos ni imágenes de pueblos o villas “arrasados por bombardeos” e “inundados por tropas invasoras”. Debe tenerse en cuenta, además, que el Gobierno Ruso ha hecho esta guerra, entre otras razones, para “salvar a los ruso-parlantes” de la opresión que sufren en manos de los “neonazis” de Ucrania, es decir que no pueden estar “destrozando a bombazos” a ciudades enteras (a la manera de los yanquis en Medio Oriente), lo que causaría la muerte de muchos de sus partidarios. Cabe resaltar que por iniciativa del Gobierno Ruso, se abrieron varios “corredores humanitarios” por donde se retiró a la población civil ucraniana no-combatiente, lo que también ralentizó muchas semanas a la ofensiva del Ejército Rojo.
¿Podría afirmarse que Rusia va “a la mar en coche” con su operación militar especial en Ucrania? Aparentemente, sí, pues a pesar de algunos contratiempos que sufrieron, pasito a pasito van cumpliendo con sus objetivos militares, especialmente con el proyecto de “desnazificar” el Donbass y “liberar” a las poblaciones rusas oprimidas en Ucrania. Es indudable que los ucranianos, que mostraron un ferviente patriotismo y tenacidad dignos de encomio, supieron montar una resistencia ruda y firme con el apoyo inconmensurable de EEUU y la OTAN, que siguen proveyéndoles de armamento, tropas y provisiones. Pero precisamente, una de las cosas que más han contribuido para los planes de la Federación Rusa, es la ceguera y la estulticia de los líderes occidentales y sus voceros tarifados. ¿En qué sentido? Pues bien, es que ellos habían vaticinado, a pocos días de la invasión de Rusia sobre Ucrania, que el “General Mercado” se encargaría de aplastar a las intenciones del Ejército Rojo, que las “sanciones económicas” cobrarían una pesada factura sobre el Gobierno de Vladimir Putin, que el “bloqueo internacional” a Rusia generaría una reacción en cadena irresistible para los líderes moscovitas. Pero nada de esto ocurrió, al contrario, los liberales y libertarios que hablaron del “General Mercado” y que pronosticaron una pronta derrota rusa en Ucrania, cayeron en el más rotundo de los ridículos. La evidencia es contundente: de un plumazo, los moscovitas convirtieron al rublo en “divisa” respaldada en oro y petróleo, obligando a sus clientes a adquirir sus hidrocarburos pagados en moneda rusa, dando un golpe durísimo a la hegemonía del “petrodólar”. Además, los “bloqueos” a Rusia por parte de los países atlanticistas y sus vasallos solamente consiguieron que el “resto del mundo”, encabezado por China y la India, se acercaran aún más a los moscovitas y que el comercio entre estos países crezca a niveles nunca antes vistos. Aparte de esto, Rusia, cuya economía se basa en la producción y adquisición de recursos (no en los servicios y la especulación usuraria), tiene sobrada capacidad para resistir incluso en una situación de decrecimiento y estancamiento gracias a su sistema autárquico, a diferencia de los países occidentales que, dependientes del sistema globalista, cosmopolita y vampírico, no pueden sostener en lo más mínimo a sus propias economías nacionales ante una situación similar a la que está pasando Rusia.
Sí a todo eso le sumamos que los líderes occidentales “prefieren dispararse en el pie” con sanciones absurdas que solamente son un “tiro por la culata” causando todo tipo de desbarajustes a nivel internacional, generando niveles de inflación, desabastecimiento y empobrecimiento como no se ha visto hace varias décadas, se podría decir que los rusos tienen la situación relativamente bajo control. Hasta pareciera ser que el “General Mercado” en este momento, se encuentra jugando en el equipo de Vladimir Putin. ¿En dónde estarán esos liberales que “vaticinaron” la “derrota rusa” en pocas semanas, en manos del “General Mercado”? Además, sí uno realiza un análisis sincero de la situación, verá que el comercio de Ucrania y Rusia, dentro del ámbito internacional, es muy pequeño en comparación con los volúmenes de las demás naciones. ¿Es realmente la “Guerra en Ucrania” la que está generando la crisis económica, o son los gobiernos occidentales quienes, por incompetencia o quizás de manera deliberada, los que la están ocasionando?
Mucho se ha hablado en los medios atlanticistas del “desgaste político” que la invasión rusa ha generado en dicha nación. Pero la realidad es que, según informes confiables, Vladimir Putin cuenta con una popularidad en niveles históricos en su país tras la invasión. Los “disidentes” de su Gobierno son los mismos de siempre, los que hacen “mucho ruido y pocas nueces” al mejor estilo de los dramas de Shakespeare. Sin embargo, la pregunta en sentido opuesto es la siguiente. ¿Y el Presidente de Ucrania, Vladimir Zelensky? ¿Cuánto es el apoyo con que cuenta en su país? ¿Cuánta es la resistencia que los ucranianos están dispuestos a seguir ejerciendo? ¿Seguirá este valiente pueblo siendo conducido como “carne de cañón” en una guerra contra Rusia, hecha solamente para beneficio de EEUU y la OTAN? Porque a decir verdad, la “quinta columna” pro Rusia dentro de Ucrania parece ser mucho más grande que el número de disidentes anti-Putin en las tierras moscovitas.
Por último y muy importante, en estos días se lleva a cabo la famosa reunión del Club Bilderberg, un grupo sumamente discreto de monarcas y oligarcas (sus propagandistas dirán “filántropos”) occidentales quienes, junto al Foro Económico Mundial (Davos), son el “eslabón visible” más alto en el sistema globalista y tecnocrático que pretende imponerse al mundo.
En Davos, Suiza, se han visto discursos unánimes en condenar a la invasión de Rusia sobre Ucrania. Desde su actual líder Klaus Schwab hasta el tristemente célebre magnate y oligarca George Soros, todos ellos lanzaron duras invectivas contra el Gobierno de Vladimir Putin (y también contra China). Todavía más, el mismo Soros afirmó el 24 de mayo de 2022 ante el Foro Económico Mundial lo siguiente:
“Este podría ser el fin de nuestra civilización. Encuentro a este prospecto particularmente espantoso. La mayoría de nosotros aceptamos la idea de que eventualmente, debemos morir pero damos por sentado que nuestra civilización sobrevivirá. Por consiguiente, debemos movilizar todos nuestros recursos para que llevar a la guerra a un rápido final. La mejor y quizás única forma de preservar nuestra civilización es derrotar a Putin, tan pronto como sea posible. Ese es el fondo del asunto. Gracias”.
A 100 días de la Guerra Ruso-Ucrania, las cartas están echadas sobre la mesa y los arcanos terminan revelándose gradualmente. Rusia tiene la iniciativa y viene venciendo, salvo algunos contratiempos, ante la feroz resistencia ucraniana apoyada por EEUU y la OTAN. El mundo entero “contiene el aliento” ante la locura de los líderes occidentales quienes no han sabido ni querido (quizás deliberadamente) controlar las consecuencias económicas de una guerra para la que no están preparados y que les tomó desprevenidos. El “General Mercado” prácticamente en nada afectó al Gobierno de Moscú y no ocurrió lo que otros desatinadamente afirmaron, que las “sanciones internacionales” se encargarían de acabar con el Ejército Rojo.
Aunque aún hay mucha tela por cortar en este conflicto bélico que cogió por sorpresa al mundo entero, en este mismo momento, a 100 días de su estallido, todo indica que Rusia se llevará “la parte del león” para su casa y que Ucrania, a pesar de tan valiente resistencia y de haberse convertido en “carne de cañón” de los globalistas anglosajones, terminará siendo balcanizada y neutralizada. Pero, reiteramos, aún quedan varios arcanos que irán develándose con el paso del tiempo.