¡Atención! ¡Atención! ¡Covidiotas y covidianos de todo el planeta! ¡Hay buenas nuevas, buenas noticias! No de la tele ya que hace dos mil años no existía la televisión pero siguen siendo buenas nuevas a pesar del largo tiempo transcurrido desde que se emitieron. Aquí les va como decía la rusita;
Jesús, llamando a la multitud dijo: «Oíd y entended»,
¿Qué cosa?
«No lo que entra en la boca contamina al hombre; más lo que sale de la boca, esto contamina al hombre». (Mateo 15:11)
¿El vómito? pregunta el estúpido, feroz vómito es el que va a recibir este pueblo de tibios e hipócritas por parte del Salvador si sigue así.
Es como si nos dijera a nosotros: «Hipócritas…este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de mi, pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres». (Mateo 15:8-9).
Aún se ve gente en Asunción usando el cochino tapabocas, tienen todo el derecho a ser puercos e idiotas y hablar sobre nuevos brotes del covid, lo cual, es perfectamente lógico mientras se siga promocionando el veneno y los borregos inoculando. Los covidiotas ya están expectantes que se venga el circo del mono, luego vendrán de todas las especies que Noé subió en el arca, aunque ya pasó el chancho, el gallo y la vaca loca. Aquí aún tenemos la «Vaca Lola» de «The Fenders».
País cristiano este ¿eh? Me río a carcajadas y aún más. Así me hagan los dioses y aún me añadan.
En aquel entonces, en este episodio, Pedro, que no se caracterizaba por sus luces le dijo al Maestro: «Explícanos esta parábola». Jesús dijo: «¿También vosotros sois aún sin entendimiento?»
«¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre y es echado en la letrina?» ¡Epa!
Pero Sequera dice otra cosa, Mime también así como el hechicero Mateo Balmelli. Ah bueno, está entonces.
¿BECHAMP O PASTEUR?
Un poco más en el mundo y por menos de 2 dólares conseguí dos tomos sobre estos señores franceses.
Uno escrito por Ethel Douglas Hume llamado «Bechamp o Pasteur? Un Capítulo perdido en la Historia de la Biología» cuya primera edición fue en 1923 y «Pasteur: Plagiador e Impostor, La Explosión de la Teoría del Germen» de R.B. Pearson cuya primera edición fue en 1942. Las que yo adquirí son de 2020.
Estos galenos galos eran contemporáneos y para pecar de simple se puede resumir la diferencia en que Bechamp sentenció que el microbio no es nada y el terreno lo és todo incluyendo el cuerpo humano por supuesto. El otro, el título del segundo tomo lo dice todo, explotando la falacia base de la medicina moderna, la teoría del germen, luego llamado virus para ciertos casos con la intención de darle una connotación más terrorífica al asunto. Adivinen quien tuvo el apoyo politizado del Estado de la mano de Napoleón III y quien no. El plagiador e impostor, obvio.
Otro libro, mucho más actual, prácticamente nuevo, editado hace 3 años, se titula: «¿Qué te enferma realmente?» de Dawn Lester, excelente. Va tan lejos como sostener el argumento que los animales no contagian a los humanos y tiene su teoría que explica el cuento de la peste negra y las ratas, no fue así. Lógicamente se adhiere a la posición científica de Bechamp y no del impostor. Volvamos a la Biblia: «Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas». (Romanos 11:16)
De modo que, si las premisas son falsas, también lo es todo el resto como en la medicina moderna que de científica, como pretende, no tiene ni el 10%, el resto son puro dogmas.
Resumiendo, aquí lo que se pone en duda o no se acepta es el concepto mismo del contagio a través del germen, virus o cualquier microbio en general. Sintetizando; no existen las enfermedades si no cuerpos enfermos de acuerdo al estado de sus organismos o sistema inmunológico.
El INFORME FLEXNER
En el año 1900 John D. Rockefeller dominaba el 90% de la industria petrolera estadounidense cuando científicos y técnicos descubrieron que se podía fabricar varios productos del petróleo -nace la petroquímica- entre ellos los venenosos fármacos hoy conocidos como «medicamentos».
Entonces, el maligno magnate a través de la fundación Carnegie contrató a Abraham Flexner para que visitara las escuelas de medicina en los Estados Unidos y luego hiciera un análisis de su funcionamiento. El resultado fue el famoso informe Flexner elaborado en 1910, el cual, marca un antes y un después en la medicina ya que pervirtió la tradicional e integral (mente, cuerpo y alma) haciendo que se centre exclusivamente en los síntomas del cuerpo y los trate casi absolutamente a base de fármacos. La medicina moderna le debe su nefasta existencia en gran medida al informe Flexner. Este documento reglamentó taxativamente la forma en cómo debía educarse a los médicos y cómo estos debían practicar la medicina en USA.
A partir del informe, la AMA (American Medical Association) y los AAMC (Association of American Medical Colleges) hicieron cambios radicales en la enseñanza y la práctica de la medicina, entre 1910 y 1925. Ese paradigma, basado también en un modelo alemán, rápidamente se extendió y se reprodujo prácticamente en todo el mundo occidental.
Las facultades de medicina y los hospitales debían adoptar todas las recomendaciones consignadas en el informe Flexner. Este cambio llevó a que el número de escuelas de medicina pasara de 650 a 50. Los alumnos se redujeron de 7.500 a 2.500. Dentro de las recomendaciones estaba, por ejemplo, la eliminación de las mujeres del servicio médico, así como de personas de color.
El informe Flexner introdujo tres de los cambios en la medicina que se mantienen hasta la actualidad. El primero, el énfasis biológico de esta disciplina; en otras palabras, la separación de cuerpo y mente en los tratamientos. El segundo, la división de la medicina por especialidades y subespecialidades en oposición a la “medicina integral”. Y el tercero, el uso de fármacos como tratamiento de base prácticamente para cualquier enfermedad.
Ghislaine Lanctot, la doctora y autora del libro «La mafia médica» (recomendadísimo) afirmó en forma contundente: “La estrategia consiste, en suma, en tener enfermos crónicos que tengan que consumir todo tipo de productos paliativos, es decir, para tratar sólo síntomas; medicamentos para aliviar el dolor, bajar la fiebre, disminuir la inflamación … pero NUNCA fármacos que puedan resolver una dolencia. Eso no es rentable”.
Es decir, matar o anestesiar al mensajero aplacando los síntomas mediante fármacos para que la dolencia siga dentro del cuerpo y tarde o temprano revienta por otro lado.
El aislamiento de la mujer de esta disciplina fue clave para imponer la falsa medicina desnaturalizando la preventiva. Resulta que la administración del hogar no es solamente económica y administrativa, sino también de la salud integral de la familia, algo tan importante para lo cual la mujer siempre tuvo mayor aptitud y afinidad natural. ¿Quién no conoce alguna receta casera de la abuela o de la tía? Y por supuesto, la sentencia de Hipócrates: «Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento» y esto está directamente ligado a la cocina. A la larga, las mujeres que quedaron en el ámbito de la medicina moderna se convirtieron en enfermeras o meras asistentes que repiten como cotorras «si doctor». ¿Dónde estaban las feministas en este golpe puro y duro del patriarcado?
EL TAPABOCAS
Entonces, según Jesús, no lo que entra en la boca contamina al hombre si no lo que sale de la boca:
«Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre».
«Por que del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias».
«Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre» (Mateo 1:10-20). Por ende, lógicamente, se le puede agregar: «tampoco el tapabocas impide que se contamine el hombre», paíno ma hei.
¡Que tapada de boca realmente! ¡Impresionante!
Claramente Jesús coincide con Bechamp en el concepto de la medicina integral; mente, corazón y cuerpo y no con la medicina moderna que desalma al hombre al considerar el cuerpo como lo haría un mecánico a un automóvil que hay que reparar pero sin el conductor.
Categóricamente la medicina moderna se opone al conocimiento bíblico y por ende al Creador mismo, es necia, obtusa y asesina, es un feroz engaño y un feroz negocio que lucra con la enfermedades fabricadas en los laboratorios para diseminarse a través de campañas de vacunación masiva y hoy día incluso planear genocidios como la plandemia covidiana.
Farmacia es un término que deriva del griego (pharmakeia) y quiere decir encantamiento, hechicería, es decir, engaño, mentira, cosa del Diablo y que está penada con la muerte según la ley mosaica que el Mesías la cumplió a cabalidad. En el fondo sigue siendo esa gran controversia de todos los tiempos como lo expone E.G. White en su libro «La gran controversia» (El conflicto de los siglos); Jesús versus Satanás.
CONCLUSIÓN
El lado positivo de la plandemia es que desenmascaró prácticamente todo y a todos. La ironía es que mucho lo hizo con el uso del tapabocas, el desenmascaramiento digo. Desnudó a toda la prensa para que su monstruoso rostro y putrefacto cuerpo quede expuesto y nadie pueda decir que no lo vio. Si no lo hizo, es el peor ciego descrito en la biblia por nuestro amigo Jesús también: «No hay peor ciego que aquel que no quiere ver», en consecuencia, sabemos que no hay peor sordo que aquél que no quiere escuchar y peor burro que aquel que no quiere entender.
No es necesario ningún especialista para comprender lo que sucede, menos aún informarse a través de los medios tradicionales si no lo que hace falta para discernir todo lo que pasa es conocimiento y aplicarlo con la sabiduría que no se transmite por la tele ni por la radio y no se lee en los periódicos sino en la Biblia en la cual escrito está: «El temor a Dios es el principio de la sabiduría» (Proverbios 1:7) así como «Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento» (Oseas 4:6).
Tomando todo esto en cuenta, el Paraguay va camino a perecer y desaparecer si es que no se vuelve al verdadero Dios de todo corazón y deja de escuchar a todos estos cuervos, curas degenerados, ambivalentes, llenos de inmundicias bajo sus sotanas y comienza a leer El Libro de los Libros y no solo tenerlo de adorno en las entradas de las casas, entonces, puede salvarse ya que estamos ante una feroz prueba que si no se pasa te mata.
De lo contrario, este pueblo seguirá perdido como siempre, deambulando, ignorante, sometido a las doctrinas malignas de hombres y organizaciones perversas, sin temor a Dios pero con miedo a perder sus vidas por someterse a las mentiras de los hombres y no escudriñar las escrituras donde escrito está: «Maldito el hombre que confía en el hombre». No salvaran sus vidas lavándose las manos y tapándose las bocas, ya lo leyeron, dicho por el propio Jesucristo; no es lo que entra por la boca lo que contamina al cuerpo si no lo que sale del corazón es lo que contamina al hombre y a la mujer también si alguna idiota es tan ignorante para no saber que la Biblia cuando dice hombre se refiere a todo el genero humano, mal que les pese. Amén.
Feliz martes de nostalgia