El recorte de libertades en Hong Kong a manos del régimen chino da un salto cualitativo de imprevisibles consecuencias diplomáticas. Junto a otros activistas que reclaman democracia, este miércoles ha sido detenido el cardenal Joseph Zen, obispo emérito de la ciudad y una de las voces más críticas contra el Partido Comunista. Ni su avanzada edad, 90 años, ni su elevada posición en la Iglesia católica le han salvado de la persecución emprendida por las autoridades locales en virtud de la Ley de Seguridad Nacional impuesta por Pekín, que criminaliza prácticamente toda oposición política.
Según informa el periódico «South China Morning Post», Zen ha sido arrestado junto a la famosa cantante Denise Ho y la exdiputada opositora Margaret Ng. Todos ellos eran administradores de 612 Humanitarian Relief Fund, un fondo que ofrecía ayuda financiera a los detenidos en las protestas pidiendo democracia que empezaron el 12 de junio de 2019, y que derivaron en una violenta revuelta que duró hasta el estallido de la pandemia seis meses después. Otro de sus administradores, Hui Po Keung, fue arrestado el martes en el aeropuerto de Hong Kong cuando iba a tomar un vuelo a Alemania, mientras que la quinta y última fideicomisaria del fondo, Cyd Ho Sau-lan, permanece en prisión por asamblea ilegal.
A tenor del SCMP, los cuatro últimos detenidos son investigados por presunta colisión con fuerzas extranjeras. En septiembre, la Policía encargada de aplicar la Ley de Seguridad Nacional ya avisó de que estaba sobre la pista del Fondo 612 y había pedido a sus responsables información sobre las donaciones que recibían y el dinero que entregaban para asistencia legal a los encausados por las protestas. Al igual que prácticamente todas las organizaciones críticas de Hong Kong, que están en el punto de mira de la draconiana Ley de Seguridad Nacional, el fondo dejó de aceptar donaciones y acabó cerrando en octubre de 2021 debido al «actual clima político». La Policía también investiga a otra asociación, llamada Alianza por la Verdadera Democracia, que ayuda a recaudar las donaciones.
Desde la promulgación de esta ley el 30 de junio de 2020 hasta el pasado 31 de marzo, 175 personas han sido detenidas en virtud de la Ley de Seguridad Nacional y 110 procesadas, entre ellas activistas, diputados del bando demócrata y el magnate de la Prensa Jimmy Lai, quien se vio obligado a cerrar su periódico «Apple».
A ellos se suma ahora el cardenal Joseph Zen, quien ha destacado durante toda su vida por sus feroces críticas contra la dictadura del Partido Comunista en China. Entrevistado en ABC en dos ocasiones, en 2007 ya alertaba del progresivo recorte de libertades que estaba sufriendo Hong Kong diez años después de su devolución por parte del Reino Unido. Una década que calificaba como «frustrante» porque aseguraba que ya entonces había «menos libertad que antes, ya que muchos empresarios y periodistas se autocensuraban para no disgustar al Gobierno central y así no ver dañados sus intereses».
Por su edad y posición, su detención puede dañar el acercamiento de los últimos años entre el Vaticano y China, que antes de octubre deben renovar su acuerdo para el nombramiento consensuado de obispos. A pesar de dicha especie de concordato, cuyos detalles son secretos, continúa la persecución religiosa contra los cristianos en China y en cuatro años solo se han cubierto seis diócesis de la treintena que estaban vacantes. Toda una señal de las dificultades para acabar con las suspicacias entre ambas partes, que no mantienen relaciones diplomáticas porque el Vaticano reconoce a Taiwán, la isla independiente «de facto» reclamada por Pekín. Curiosamente, la Santa Sede acogió hace justo dos semanas un congreso organizado por la Solidaridad Trinitaria Internacional sobre cristianos perseguidos en el mundo, donde este corresponsal fue invitado a explicar el acoso que sufren en China. Extendiendo esa represión a Hong Kong, donde el 1 de julio se cumplen 25 años de su devolución a Pekín por parte del Reino Unido, el régimen ha detenido ahora al cardenal Zen.