El Censo a realizarse en este 2022 plantea serios cuestionamientos desde el desarrollo de las Ciencias Sociales en el Paraguay. En 2021 se aprobó un préstamo de 43 millones de dólares otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para que el Instituto Nacional de Estadística (INE) realice el Censo Nacional de Población y Viviendas 2022 pero se plantea el voluntariado en uno de los puntos críticos del Censo: la recolección de datos.
Históricamente los Censos han sido de suma importancia para civilizaciones antiguas. Un ejemplo lo podemos tomar de los relatos del nacimiento de Jesús, cuyo hilo conductor es la realización del Censo de Quirino, Gobernador Romano de Siria. Los evangelios, así como textos de historiadores no cristianos mencionan la movilización general de la población judía a sus lugares de origen para empadronarse, no sin muchas resistencias a la iniciativa imperial.
Países como Estados Unidos le dedican mucho tiempo y recursos al conocimiento profundo y detallado de su población, por citar un ejemplo de país desarrollado y potencia mundial.
Ésta reflexión sobre el Censo inicia desde la difusión de una convocatoria por parte del INE para la prueba piloto a realizarse el 7 de mayo, por lo que solicitan la inscripción de voluntarios para encuestadores y supervisores.
Para el Censo 2022, en la comunicación oficial se plantea la realización de etapas como la de actualización cartográfica y luego el levantamiento censal donde se prevé la salida de 210.000 voluntarios (entre censistas y supervisores) para la visita casa por casa donde se prevé un cuestionario de 73 preguntas sobre aspectos como educación, salud, trabajo vivienda, migración y otros puntos importantes.
EL censo nacional: La investigación más importante de la década
En un documento de las Naciones Unidas se define al censo en los siguientes términos:
(…) “operaciones más complejas y masivas que una nación puede realizar en tiempo de paz. Obliga a cartografiar todo el país, movilizar y capacitar a un ejército de empadronadores, realizar una masiva campaña pública, visitar todos los hogares, recoger información individual, compilar masas enormes de cuestionarios con sus respuestas y analizar y divulgar los datos. En la mayoría de los casos, un censo tradicional es una oportunidad de movilizar al país y de hacer visible la actividad estadística. Para muchas personas el censo es quizá la única ocasión en que el Estado se acerca hasta ellas para preguntarles algo. Además, un censo bien realizado se convierte en motivo de orgullo nacional para muchos países[1]”.
El Censo sirve de base para identificar las áreas de la sociedad que requieren una intervención del Estado, en dicho sentido, los datos obtenidos en un censo posibilitan la visibilización de dimensiones que atañen a lo social, en sus diferentes aristas, a saber: económicas, culturales, políticas, demográficas, territoriales, etc.
Asimismo, los censos, adquieren relevancia para el desarrollo de investigaciones, de disciplinas diversas, aunque son mayormente utilizadas en el campo de las investigaciones sociales y de mercado. El censo planificado para este año, adquiere mayor relevancia atendiendo la experiencia del último censo realizado que ha supuesto un gran gasto para el Estado y que ha aportado muy poco para el conocimiento de las condiciones socio económicas de la sociedad paraguaya.
Se puede, por lo tanto, caracterizar al censo actual como la investigación más importantes de la década, por este motivo y atendiendo la crucial importancia de los datos para conocer el estado actual de una sociedad, inserta en un país mediterráneo y en proceso de desarrollo, se requiere un conocimiento minucioso de su población.
Pese a las características geográficas y a la densidad poblacional de nuestro territorio, en comparación con sus vecinos más próximos, Paraguay no ha realizado en los últimos 30 años Censos que le permitan contar con información de calidad. Inclusive el último “Censo” que pasó a llamarse finalmente una Encuesta de Hogares, fue un rotundo fracaso (no se llegó a todos los hogares) donde para llenar ciertas expectativas se tuvo que recurrir no solo a la improvisación sino a la inferencia y proyección de datos anteriores para poder llegar a ciertos datos cuantitativos poblacionales.
“El Censo Nacional de Población y Viviendas es la oportunidad que tenemos como país para conocer cómo ha impactado la pandemia en la sociedad y qué camino seguir para la recuperación económica y social. Toda política de Estado depende de las preguntas básicas que el Censo 2022 debe responder: ¿Cuántos somos? ¿Quiénes somos? ¿Dónde estamos? ¿Qué tenemos y qué necesitamos?” Web de INE |
A nivel legislativo, como antecedente de análisis, se puede citar que en 2019 la Cámara de Senadores logró la media sanción a un proyecto de Ley que pretendía regular la “realización y divulgación de encuestas electorales, para cargos de elección popular”. La iniciativa finalmente no prosperó debido al rechazo que sectores ligado a empresas dedicadas al rubro de investigaciones sociales y de mercado que cuestionaron la iniciativa por considerarla un atentado a la libertad de expresión, del derecho a la información etc.[2]
Es decir, existe una mirada de preocupación, que no concluyó en una normativa, en referencia al trabajo de las empresas privadas dedicadas a las Encuestas. Existe una visión muy incipiente aún sobre el tema y por ahí debe haber alguna que otra iniciativa gubernamental en torno a las “industrias de la producción del conocimiento”.
El modelo de trabajo voluntario promovido en ésta oportunidad desde el propio Estado es digno de ser analizado desde la propia legislación laboral existente.
Pleno empleo: Cientistas sociales no trabajan en lo que fueron formados
En 2011 un artículo publicado en el Diario ABC Color manifestaba que el aspecto laboral era la principal causa de deserción universitaria, es decir, la doble obligación que tiene el ciudadano universitario de no solo estudiar, sino llevar el pan a la mesa de sus hogares.
El entonces rector de la UNA, Pedro González, rector de la Universidad Nacional de Asunción explicaba que entre las carreras más afectadas por dicha situación estaban economía, ciencias jurídicas y humanidades.
Se cita el artículo un informe del SENADE (Servicio Nacional de Empleo) que mencionaba que de 1736 jóvenes de menos de 30 años, solo el 6% había culminado sus estudios universitarios.
Esto sustenta la crítica de que la convocatoria de voluntarios para el Censo contraviene la Constitución Nacional en aspectos como el Art. 87 sobre Pleno Empleo donde menciona que “El Estado promoverá políticas que tiendan al pleno empleo y a la formación profesional de recursos humanos, dando preferencia al trabajador nacional”.
Este “Pleno Empleo” desde un sentido más teórico habla de que el Estado debe promover que todos los ciudadanos y ciudadanas gocen de capacidad y posibilidad de un empleo en el área que eligieron y para el cual se formaron. O también la posibilidad de emprender un negocio que les permita generar ingresos.
El informe preliminar de la investigación “Situación laboral en tiempos de pandemia de los Egresados de la Carrera de Sociología de la Universidad Nacional de Asunción. Período 2008-2020” realizada por la UNA y próximo a publicarse, demuestra que un 45% de los egresados encuestados de la carrera de sociología de la UNA tienen un trabajo relacionado con su carrera.
La gran mayoría de los estudiantes de Sociología están trabajando cuando ingresan al sistema de educación universitaria. La mitad de los encuestados encontraron dificultades para encontrar trabajo luego de egresar de la carrera y entre los motivos señalados son la “falta de experiencia” (69%) y “falta de conocimientos actualizados” (23%).
Los motivos por las cuales los egresados de la Carrera de Sociología no trabajan en su profesión, según el estudio realizado, plantea como principal causa “Poca demanda de profesionales del área” (67%) sumado a la competencia de profesionales de otras áreas (22%). En ese sentido planteamos como hipótesis que los Trabajadores Sociales tienen más visibilidad, oportunidad y práctica laboral que los propios Sociólogos/as egresados de la misma universidad.
Y estamos hablando de un área del conocimiento como la sociología. Todavía faltaría una mirada hacia otras carreras afines o ligadas a ésta cuestión del Censo.
Los estudiantes de sociología tienen el problema de que la formación académica misma tiene graves falencias, en su relación entre teoría y práctica de investigaciones. Pero a su vez, son muchas las exigencias de entidades públicas o privadas para acceder a puestos que tengan relación con la profesión. Piden experiencia o inclusive, realizar labores que se apartan del término de referencia de un profesional de las ciencias sociales.
Cenit Imaz en su artículo “Características de la formación de profesionales en Sociología en la Universidad Nacional de Asunción (2008-2017)” explica que al no existir suficiente demanda de profesionales sociólogos las primeras experiencias de egresados se dan en instituciones privadas de investigación, donde se asumen puestos temporales por “proyectos”. Acceder a ellos se da por el esquema del “amiguismo”.
La baja demanda de profesionales se da, según el estudio, por la poca visibilidad social que tiene la carrera, así como por una malla curricular que no toma en cuenta las necesidades formativas acordes a lo que demanda para ella el mercado laboral, se caracteriza por tanto en una formación desconectada de su realidad “una formación marcada por una orientación generalista y, a la vez, desconectada de su objeto de estudio y de la praxis investigativa inciden negativamente en las posibilidades y condiciones de actuación profesional de los estudiantes graduados en Sociología”.[3]
En la misma línea Dominique Demelene[4], señalaba en su ponencia presentada en el 1er Congreso Paraguayo de Sociología (2021), que una de las dificultades de la sociología paraguaya es la distancia entre la teoría y la práctica. Asimismo, refería que la disciplina se halla inmersa en lo que el sociólogo Luis Tapia, denomina el subsuelo político lo que hace referencia a un mayor espacio vinculado a prácticas de informalidad o ausencia de institucionalidad.
En esa misma sesión, Friedhelm Guttanding y Constanza Caligari[5], presentaban los resultados de una investigación denominada las “Ciencias Sociales en vías de profesionalización”, las conclusiones del estudio realizado en el año 2017 con egresados de disciplinas de sociología, ciencias políticas e historia de la Universidad Católica, muestran que los planes de estudios de estas disciplinas se caracterizan por la baja atención que están ofrecen a la formación para la investigación, asimismo, indicaban que uno de los obstáculos para el campo de las ciencias sociales es la falta de definición un campo laboral exclusivo.
Voluntariado como política de precarización
El encuestador necesita un “ojo crítico” para la toma de datos. No se trata solo de preguntar, sino de un conjunto de técnicas, conocimiento de aspectos éticos y legales de manera a evitar la contaminación de la muestra, la capacidad de observación y escucha, entre otros aspectos que precisamente son parte de la praxis de las ciencias humanas.
Para el enfoque oficial institucional, la visión de que el trabajo de recolección de datos debe ser entendida dentro del Derecho laboral causa fuertes debates y hasta podría decirse que es un Tabú institucional. Se prevé como una labor no remunerada ya que en la representación del servidor público los datos del Censo es para un bien común.
Sin embargo es importante mencionar que siendo que el “Censo Nacional” es como dijimos la investigación social más compleja y de crucial importancia, esto ingresa en los términos mencionados por la Ley N° 6060 que regula el voluntariado, Art. 5, Inc. G “el voluntariado no podrá ser en ningún caso sustituto de la actividad laboral. Para tareas que por su naturaleza se ajusten a las cualidades de un contrato de trabajo, la relación será laboral”.
Aquí se requiere entrenamiento, disciplina, capacidad instalada y experiencia (reconociendo los diferentes niveles de experiencia y la posibilidad de incorporar encuestadores). El ámbito privado ha desarrollado bastantes metodologías de trabajo para los encuestadores que incluso, con un buen trabajo del legislativo y ejecutivo nacional, puede colaborar para ajustar a normativas laborales estándar a mediano y largo plazo.
El censo requiere trabajo técnico-profesional: No es voluntariado
Como mencionamos anteriormente, el 7 de mayo se convoca a voluntarios para realizar un Censo Experimental en algunas ciudades del país: los distritos de Lambaré y 25 de diciembre fueron seleccionados para las pruebas piloto del Censo. Así también dos comunidades indígenas fueron seleccionadas para el Censo especial que se realiza para los pueblos indígenas del Paraguay.
Los detalles del operativo denotan las distintas funciones técnicas específicas que requieren los procesos del Censo, en este caso la prueba “experimental”:
“- Permitirá probar el cuestionario además de preguntas a los entrevistados y ajustar los tiempos.
– Utilización del mapeo de las viviendas y sus habitantes, generado previamente durante el operativo de la Actualización Cartográfica.
– Movilización de la logística a escala, lo que permitirá ensayar respuestas ante eventuales dificultades, sobre todo lo vinculado a la distribución de los materiales censales y su devolución.
– El cuestionario contendrá 79 preguntas, sobre la vivienda y el hogar, así como aspectos vinculados a la población como sexo, edad, educación, idioma, estado civil, discapacidad, empleo, actividad laboral, fecundidad, migración, pertenencia étnica, población afrodescendiente, entre otros temas.
– Recopilación de los cuestionarios y procesamiento de datos para evaluar el resultado y nivel de respuesta.
– Para ser censista o supervisor los requisitos son: poseer documento de identidad paraguaya; tener 18 años de edad como mínimo; poseer idoneidad y capacidad, necesarias para el ejercicio del cargo, las que serán comprobadas mediante el sistema de selección establecido para el efecto; estar en pleno goce de los derechos civiles y políticos; y no registrar antecedentes policiales y judiciales.
– Se prevé una retribución en gastos de alimentación y transporte para los censistas y supervisores.
– El Censista es el encargado de recoger información censal de todas las personas, hogares y viviendas de las áreas de empadronamiento asignadas (AEs), para actualizar los datos estadísticos durante el Censo Experimental.
– El Supervisor es el responsable de coordinar y supervisar las actividades de los Censistas en relación a la recolección datos, así como la de vigilar la calidad y el rendimiento del trabajo de campo. El Supervisor sirve de enlace primordial entre el Coordinador Operativo y los Censistas.”
En cuanto a la “retribución” mencionada se trata de un viático consistente en 200.000 Gs. (un aproximado de 29 dólares). El voluntario que se encargará de aplicar los cuestionarios se prevé 100.000 Gs (15 $ aprox.). Dichos viáticos se incrementarían probablemente en los días de realización del Censo Nacional, no contamos con información adicional más específica sobre éste punto.
No puede haber trabajo gratuito
El Código Laboral contempla en su Art. 12 que todo trabajo debe ser remunerado y que la gratuidad del mismo no puede ser presumido por el empleador. Es aquí donde los Cientistas Sociales y estudiantes de las carreras relacionadas como ser Sociología, Trabajo Social no pueden permitir el menoscabo de su profesión.
Desde hace un tiempo que la mayoría de los proyectos de elaboración de planes de desarrollo que implican a organismos multilaterales (Como el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y otros) así como ONGs (Organismos No Gubernamentales) mal utilizan la figura del voluntariado para labores técnicas específicas y sistémicas.
Estamos hablando no solamente en el sentido ético de lo que implica la prostitución del concepto de voluntariado, sino el menosprecio a la labor desarrollada por quienes dedicaron pestañas y muchísimo tiempo al estudio y la investigación social.
El mercado laboral de por sí para los encuestadores (figuras claves en el proceso de recolección de datos) se halla mermado ante el cierre empresas y la redirección de recursos de las empresas hacia otras áreas. Ni hablar de la RSE (Responsabilidad Social Empresarial) que en buena forma podría haber contribuido para el desarrollo de investigaciones sociales y de mercado en nuestro país: la crisis ha golpeado mucho antes que la pandemia a un sector que es incipiente.
Proyectos con fondos internacionales y voluntariado como contrapartida local
Algunas iniciativas cuestionables y poco transparentes en un pasado reciente pueden mencionarse el “Plan Maestro del Centro Histórico de Asunción” que fue elaborado por la Fundación “Barcelona Media” en conjunto con la Secretaría de Cultura y el apoyo de la Itaipu Binacional. Se habla (información no confirmada) de un monto millonario en dólares con que el Estado Paraguayo apoyo la realización de éste Plan, en cuyo proceso de relevamiento se recurrió a “voluntarios” y varias horas de trabajo no remunerado para la concreción de dicho relevamiento utilizando una APP para celulares.[6] El autor de éste artículo participó de la primera reunión con los voluntarios realizada aproximadamente en el año 2014, de donde pudo obtener ésta información.
El otro caso más que cuestionable puede citarse al famoso METROBUS, que precisamente fue financiado con préstamos internacionales por 144 millones de dólares, donde el BID una vez más tuvo una gran participación en dicho préstamo. Lo positivo fue que para la realización de los relevamientos territoriales se previó la contratación de técnicos profesionales del área de Trabajo Social donde se pudo obtener aspectos como una línea de base de ocupantes de puestos fijos en el espacio público del Primer Corredor, línea de base de ocupación formal, diagnósticos socioeconómicos varios, asistencia a población vulnerable, charlas entre otros. Pese a todo el trabajo realizado las construcciones nunca acabaron y el metrobus nunca vio la luz. Jamás se investigó tamaño robo por parte de la Fiscalía.[7]
En la propia Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) se realizan sendos convenios poco claros con entidades no gubernamentales donde se aprovecha la “mano de obra barata” que ofrece los estudiantes de dicha casa de estudios. Los beneficios de contrapartida para los mismos serían “la capacitación” en métodos etc. Y la práctica, pero nos preguntamos por qué dichos convenios nunca hablan de aportes monetarios tanto para los estudiantes (la gran mayoría pobre, subempleada o desocupada laboralmente) o la formación y fortalecimiento de un instituto de investigaciones tal como tienen algunas universidades privadas.
Se requiere un repensar la sustentabilidad de las Ciencias Sociales y ello inicia por cuestionar toda representación idílica sobre la ciencia y la cultura, ambas víctimas de la élite intelectual micro asuncena. Esa sustentabilidad pasa por entender que ambas actividades no son producto del tiempo libre o el trabajo gratuito, sino implica inversiones de las familias para tener profesionales.
Si los ingenieros o arquitectos reciben sus honorarios y remuneraciones acordes a prospecciones y proyectos realizados, por qué un Sociólogo o inclusive, un encuestador, no debería recibir la paga por trabajo realizado: “cada quién según su capacidad”…
Para fortalecer las ciencias sociales en Paraguay necesitamos generar fuentes de trabajo y Paraguay es un amplio campo virgen de estudios que podría generar conocimiento científico, además de llevar el pan en la mesa de los sociólogos y sociólogas.
Los encuestadores bien podrían recibir una remuneración acorde por realizar el censo en los barrios y territorios sociales vulnerables, principalmente aquellos que provienen de asentamientos, barrios marginales, bañados etc. Ellos conocen su territorio, son quienes podrán hacer con una buena supervisión, la recolección de datos poblacionales de su vecindario.
El Censo en Paraguay debería ser como los mundiales de futbol para el mundo de las Ciencias Sociales en nuestro país: ocurre cada ciertos años. Los utileros, kinesiólogos, preparadores físicos acompañan a los jugadores, nadie va gratis, pero hay un gusto de trabajar por una representación deportiva nacional.
Esa comparación cuaja perfectamente con el Censo: si vamos a endeudarnos por hacerlo, que todos ganen el justo dinero por trabajo realizado (Profesionales de gabinete, técnicos, supervisores y encuestadores). Hagamos que el dinero circule y no solo se quede en Consultorías hipermillonarias que llevan adelante ciudadanos extranjeros generalmente. El producto final esperado, los Datos Poblacionales, serán de altísima calidad y fiabilidad.
[1] “Principios y recomendaciones para los censos de población y habitación”
[2] Editorial: “Alevoso atentado contra las garantías constitucionales”
[4] https://congresodesociologia.org.py/2021/10/05/panel-1-sociologia-de-la-sociologia-y-reflexividad/
[5] Ibídem
[6] https://issuu.com/ecosistemaurbano/docs/plan_cha_t2_p3_asulab
[7] http://www.geam.org.py/v3/uploads/2018/03/FICHA_METROBUS_web.pdf