En el centro de la capital alemana, Berlín, se erige el monumento a la Guerra Soviética, el Tiergarten que conmemora a los 80.000 soldados del ejército rojo que cayeron en la batalla de la capital alemana por desnazificar el país, ocurrida entre abril y mayo de 1945. Y aunque Rusia fue un país invasor, también libero a Alemania del nazismo. El monumento toma la forma de una estola curva rematada por una gran estatua de un soldado soviético. Bajo la estatua hay una inscripción que dice:
«Gloria eterna a los héroes que lucharon contra los invasores fascistas alemanes por la
libertad y la independencia de la Unión Soviética»
Toda la tierra debería estar temblando ante los nuevos cambio políticos por lo que está sucediendo en Europa. Cualquiera que conozca la historia debería estar profundamente alarmado. El 27 de febrero el canciller alemán Olaf Scholz anunció el regreso de una Alemania fuertemente militarista. Su discurso fue recibido con una ovación de pie. Es posiblemente el cambio político más dramático en la historia alemana moderna. Por lo tanto, una de las naciones a observar en estos momentos es Alemania.
Los lazos del estado alemán son profundos y arraigados, tan inestables han sido sus relaciones como medidas y equilibradas, trazando una conciencia, que hermana a las dos naciones, tanto, a través de grandes acuerdos comerciales, como históricos.
¿Podría Alemania traicionar las bases de la Unión Europea? ¿Es cuestionable la militarización alemaná en tiempos de crisis? ¿Es posible que el sueño alemán de dominar Europa muriera con Hitler? Hay muchas preguntas y todas ellas muy cuestionables en sus respuestas, pero, si algo nos ha enseñado la historia, es que Alemania es todo menos un país fiable para los intereses europeos. Si no que se lo digan Grecia o a cualquier país del mediterráneo. Tenemos que reconocer que el empresariado alemán ejerce una poderosa influencia y presión sobre el gobierno, y que insiste fuertemente en que el pueblo alemán no corte el gas proveniente de Rusia, ni cierre gaseoducto alguno. Las reticencias alemanas son obvias, aun así. ¿Es posible que Alemania haya de manera deliberada tratado de boicotear las sanciones a Rusia? Las ambiciones de Alemania han sido siempre bien conocidas, dominar Europa. Lo intento con dos guerras mundiales, y lo ha vuelto hacer, monopolizando económicamente a la Unión Europea. Alemania puede presentarse como amiga y aliada, ¿pero, es posible que sucumba a sus propias ambiciones como antaño?
El experto en Europa del este Sergej Sulenny señala:
«En la sociedad alemana, hay raíces muy profundas que tranquilizan a Rusia, ya que
permiten encontrar una excusa para ignorar a las naciones que los alemanes denominan menores y que se encuentran entre Alemania y Rusia».
Antes de que la excanciller Angela Merkel dejará el cargo, después de 16 años en el poder, ¡hizo unas declaraciones al excanciller polaco Donald Tusk, que deberían dejarnos preocupados! Donald Tusk reveló que la excanciller alemana le dijo en privado que no podía oponerse al Nord Stream 2, debido a la presión empresarial. Es decir, que no tenia otra opción, a pesar de que el proyecto la esclavizaba directamente a la dependencia de Rusia. Así lo llegó a informar el diario Telegraph el 29 de noviembre del 2021.
Por lo tanto, el pueblo alemán puede votar una cosa, pero en definitiva quienes toman las decisiones finales son las macrocorporaciones. Esto quiere decir que el sufragio universal ya no tiene sentido, puesto que como queda demostrado, en los países ricos, los que mandan son las empresas como Facebook, y las redes sociales en las dinámicas informativas e incluso en las elecciones, como pudimos ver con Donald Trump.
Cuando las grandes empresas tienen este nivel de poder es preocupante, ya que pueden dirigir las propias políticas y los desenlaces finales. El milagro económico alemán a permitido manifestar una aAemania fuerte dentro de una Unión inestable, manteniendo una dirección dura ante cualquier decisión a tomar. Es la economía más grande, competitiva y dominante de Europa, aunque ya no puedan estar orgullosos de su ejército, al menos, no por el momento.
Al verse obligado por diversos tratados a mantener un ejercito pausado, si podían enorgullecerse de empresas como Volkswagen, Siemens, krupp y Basf. Hoy en día Alemania es el tercer exportador mundial, compitiendo con EE.UU y China, y como los empresarios también pagan las facturas, también mandan.
Estos gigantes alemanes también son grandes empleadores en países como Polonia, Eslovaquia, Hungría, etc.
Estos países no pueden socavar los intereses comerciales alemanes porque podrían perjudicarse mucho así mismos.
Al igual que en el período previo a la primera Gran Guerra, la industria alemana vuelve a defender su papel predominante como nación en el mundo. Alemania y Rusia renovaron sus alianzas industriales, más de 6.200 empresas alemanas tienen presencia en Rusia y en conjunto invierten más de 20.000 millones de dólares anuales, y dan trabajo a más de 300.000 personas. La revista The Economist llegó a decir «la mayoría de las empresas alemanas no tienen intención de retirarse del territorio ruso, más bien al contrario, podrían llegar a más» 27 de marzo del 2021.
¿Es posible que un estado clandestino, mantenido en las sombras, haya continuado con la obra de una Alemania emergente en el futuro? Esperemos que Alemania no vuelva a repetir su oscura historia. Aunque de hecho ya domina Europa Económicamente.
Mientras tanto, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenki, sigue insistiendo que el gobierno alemán cambia sangre por petróleo, al no cerrar el gas que financia la guerra. ¡Como si fuera tan fácil!
Alemania se encuentra ante un examen de conciencia, un punto de inflexión, ante un nuevo paradigma que puede cambiar de nuevo la historia. La pregunta es ¿Lo hará?, y si lo hace, ¿hacia dónde?