Con el surgimiento del brote viral del corona virus en la ciudad china de Wuhan y más tarde, como consecuencia de la negligencia o encubrimiento intencional a la tiranía comunista de Xi Jinping por parte de la Organización Mundial de la Salud, este brote se convirtió en pandemia. Pandemia, que una vez en cada país se aplicó una suerte de medidas sanitarias, pero tras esa supuesta receta para impedir la propagación de la enfermedad y mantener a salvo a la población, los respectivos gobiernos aprovecharon para aplicar -incluso ilegalmente- un conjunto de medidas que a la postre, sólo significaron un severo cercenamiento a las libertades ciudadanas.
Uno de esos gobiernos que más se aprovechó del contexto de la pandemia del virus chino, ha sido el gobierno del libero-progresista Primer Ministro de Canadá Justin Trudeau, quien basado en la “Declaración de Emergencia Nacional” de 2020, una medida legislativa que data de 1985 y que reviste un carácter excepcional y temporal en caso de un ataque a la seguridad y el territorio de Canadá, le permitió a Trudeau imponer una verdadera tiranía sanitaria apalancada en mandatos Ejecutivos.
Las políticas supuestamente sanitarias de Trudeau, se tradujeron en un denodado esfuerzo de su gobierno para desarrollar un nuevo orden social en Canadá, orden bajo un severo control con medidas como cierre de fronteras, cierre de escuelas, seguimiento del movimiento de los ciudadanos por medio de GPS, restricciones de apertura de negocios y restaurantes, que en crudo significaron la quiebra de al menos 200 mil pequeñas y medianas empresas en todo el territorio canadiense, Sin contar los toques de queda en algunas ciudades del país, con multas altísimas para quien rompa tal medida.
Pero Trudeau, no se limitó con ello, fue un peldaño más en su política de control poblacional del Canadá, con la imposición del llamado “pase sanitario” o “pase verde” de carácter obligatorio para las industrias reguladas por el gobierno federal. El pase sanitario fue el punto final que levantó a los transportistas, los camioneros que se opusieron a la medida y decidieron marchar a Ottawa. La respuesta del gobierno de Trudeau, fue totalmente despreciativa e indolente hacia las demandas de la ciudadanía, llamó a los manifestantes “grupo marginal”.
Pero el “grupo marginal”, terminó siendo más de 50.000 camioneros que llevan más de seis días bloqueando la ciudad capital de Ottawa, constituyendo una histórica y bellísima manifestación pacífica inédita en la historia reciente de Canadá, pues, a los camioneros se le sumó un apoyo masivo de la población, además de personalidades como el ExPresidente Donald Trump, el empresario Elon Musk y el prestigioso académico canadiense Jordan Peterson.
La contundencia de la protesta, hizo que tirano sanitario Justin Trudeau, como buen izquierdista se escondiera, a la par, las grandes cadenas de comunicación canadienses no dieron cobertura a lo que estaba ocurriendo, es decir, el levantamiento pacífico de la población contra el gobierno y las autoritarias medidas del Primer Ministro progresista, lo cual, constituye una abierta manipulación de la realidad para favorecer la agenda progresista del gobierno federal, que no es otra cosa que esta tiranía acientífica de las medidas anti-covid e incluso ideología de género, todas éstas altamente impopulares porque no gozan con el respaldo de la mayoría de la población, atentan contra su libertad y contra su propio bienestar económico.
El derrotado Trudeau, anunció que él y sus hijos padecen COVID19, trasladado a un lugar secreto por razones de seguridad luego de 48 horas de silencio total en medio de la manifestación de los camioneros, apareció el cobarde Primer Ministro anunciando que estará en aislamiento, razón por la cual, permanecerá sin agenda pública, oculto.
Esta táctica, a nuestro juicio torpe, sólo devela la derrota de Trudeau frente a los camioneros y la amplia ciudadanía en general, que anunciaron que continuarán bloqueando no sólo las vías de Ottawa, sino puntos fronterizos hasta que sean levantadas todas las medidas coercitivas y anti-libertarias decretadas por el nefasto gobierno progresista, así como el cese del adoctrinamiento en ideología de género en las escuelas.
Vale señalar que no todo queda allí, algunos sectores ya han comenzado a exigir la renuncia del Primer Ministro Trudeau, quien fuera el dirigente estrella egresado del programa de líderes del Foro Económico Mundial y peligroso admirador del modelo de la China comunista (igual que Klaus Schwab), hoy está literalmente sitiado y cuya renuncia luce inminente, abriendo las puertas para un nuevo llamado a elecciones y el retorno de los conservadores al gobierno federal.
Para cerrar, a nuestro juicio lo más significativo de todo esto, es el despertar pacífico y cívico de miles de personas que se oponen contra esas políticas de una minoría que ejercen poderosos lobbies que controlan los medios de comunicación de Canadá y que terminan imponiéndose contra la voluntad, tradición y cultura misma de los pueblos, las personas quieren ante todo su libertad, trabajar en paz y sin un Estado que se entrometa en sus vidas o les diga como criar a sus hijos o cuidarse la salud, por ello, el despertar de movimientos de camioneros en Bélgica, Alemania y Estados Unidos, todo ellos, exigiendo basta de ese estatismo autoritario seudo-científico e ideologizador.