Por Claudia Guadalupe Ruiz Diaz
Hace cuestión de unos días se hacía viral la noticia de que los padres de un bebe prematuro de tan solo 28 semanas caían en desesperación por no encontrar una cama libre para su hijo en el sector público. Tanto la madre como el padre, periodistas ambos, contrajeron deudas en un sanatorio privado ante la urgencia del caso. Recién después de unos días consiguieron una cama en el Instituto de Previsión Social (IPS), y tuvieron que acudir a la solidaridad de la gente para cancelar la deuda que tenían con el sanatorio: honorarios de los médicos, materiales descartables, medicamentos y más.
Estos días, varios medios de comunicación utilizaron llamativos títulos para hacer énfasis a la “necesidad de UTI en Salud Publica”, la urgencia en adquisición de vacunas pediátricas para continuar con el plan de vacunación y la contratación de más profesionales, todo ello teniendo en cuenta que existe una dilatación en el tratamiento de la ampliación de la Ley de Emergencia Sanitaria.
Ante este escenario es importante recalcar que en noviembre del año pasado, un representante del sector televisivo expuso que ante la urgencia de que todos los paraguayos se vacunen, el Estado tiene que invertir en nada más y nada menos que en “campañas de concienciación”, ya que solo así volveríamos a la tan anhelada “normalidad”.
También comentó a un conocido medio de prensa paraguayo que: “Gracias a los medios tradicionales de comunicación se contuvo un rebrote”, y, querido lector, yo personalmente quisiera saber qué clases de súper poderes tienen estos medios que impidieron o impiden semejante escenario. Pero lo resaltante de esto es que ese mismo representante afirmó que reciben inversiones por parte del Ministerio de Salud Pública.
En diciembre del 2.020 la cartera de Salud Publica dispuso aproximadamente 7.000 millones de guaraníes de los fondos provenientes de la ley N° 6.524 “Que declara Estado de emergencia…”, a varios medios de publicidad televisiva, radial, periódicos impresos y sitios virtuales con objeto de que todos los paraguayos se vacunen.
El 2.021 estuvo cargado de alto material propagandístico a favor de las vacunas, desde imágenes con la consigna de «vacunatepy», hasta videos y spots publicitarios, pero la carencia de insumos y equipos en los hospitales públicos, ni mencionar las condiciones paupérrimas de las instalaciones, eran historia de nunca acabar.
Veo todos los días a ciudadanos mendigando atención médica en los hospitales públicos. Veo todos los días a enfermos y sus familias implorando por camas en UTI, medicamentos, estudios y tratamientos médicos en los hospitales públicos. Incluso mucho antes de esta pandemia, nuestro sistema de salud pública siempre se vio colapsado y avasallado de pacientes, unos más graves que otros, solo que ahora pareciera ser mucho más notoria la desidia que “sufren”.
Estos casos son urgentes, son prioridad. A ese bebe de prematuro de 28 semanas no se le salva la vida con “campañas de concienciación”.
¿Te parece coherente semejante despilfarro de dinero o hay gato encerrado? Es curioso y llama poderosamente la atención, porque que desde Salud habían argumentado que es fundamental contar con un “colchón”, por si la situación de covid19 requiera más recursos (humanos), pero no previeron el equipar o invertir mejor los recursos en caso de que, como afirmo la cartera de salud “la situación de covid19 lo requiera”, hagan falta la benditas “camas en terapia intensiva”.
De todo esto me surgen dos interrogantes:
¿Por qué si había dinero para “campañas de concienciación”, y no para preparar al sistema de salud?
Supuestamente estamos ante una “pandemia”, los insumos hospitalarios que atienden a la naturaleza del Ministerio de Salud deben ser prioridad.
Si comparáramos lo que cuesta equipar una sala de UTI con lo que reciben estos medios para las pseudo campañas, quizás el monto quedaría un poco corto, pero es una inversión y con ese tipo de inversiones se salvan vidas, no con propagandas publicitarias costeadas con dinero del Estado.
¿A quiénes realmente beneficia?
Los únicos beneficiados con estas “campañas de concienciación” son los dueños de los medios y los medios mismos. Los “ciudadanos comunes”, como diría un ex diputado, seguimos recibiendo las mismas miserias en materia de salud pública.