Según un reporte del National File, múltiples museos del Holocausto en todo el mundo están empezando a pedir el pase sanitario para dejar ingresar a los visitantes.
El caso que más revuelo generó es el museo del Holocausto de Illinois, que publicó el pasado 30 de diciembre una advertencia que los visitantes mayores de cinco años deben presentar “prueba de vacunación COVID-19 completa para ingresar al edificio a partir del 5 de enero de 2022“.
“Si no sigue estas pautas, es posible que se le pida que abandone el museo”, advierte el sitio web del museo. Minutos después de la publicación en Twitter, la cuenta del museo cambió la configuración para que no se pueda responder al tweet, luego de una lluvia de comentarios comparando la restricciones con las medidas del Tercer Reich.
Otros museos como el Museo Nacional de la Memoria del Holocausto, ubicado en Washington D.C., o incluso el Museo del Holocausto en Berlín, también tienen en sus páginas una advertencia que sin el pase sanitario, no se permitirá el ingreso.
Cabe recordar que durante el régimen nazi en Alemania y en los demás países de Europa que invadió, las leyes de Nuremberg exigían que los ciudadanos muestren un pase sanitario que demostrara que no tenían sangre judía. Estas leyes fueron aprobadas para cuidar “la salud pública”.
Según las Leyes de Nuremberg, una persona con tres o cuatro abuelos judíos era considerada judía. El régimen nazi requería que las personas probaran las identidades raciales de sus abuelos, para lo cual se crearon bases de datos con la religión de todos los ancestros de todos los ciudadanos, y solo a los no-judíos se les entregaba el “pase ario”, que acreditaba que no eran judíos.
El partido Nazi introdujo el “Ahnenpaß” (pasaporte del ancestro), que acreditaba que los ancestros de una persona no eran judíos: solo así se podía acceder a museos, edificios públicos, teatros, escuelas y lugares de trabajo”.
La relación con las tácticas empleadas para instaurar los pases sanitarios es clara. La misma discriminación que ocurría en un primer momento con los judíos ocurre con los no-vacunados, como negarle la entrada a restaurantes, cines u otros comercios, o a escuelas o a organismos del estado.
Si bien hoy no se propone excluir o quitar derechos civiles por el carácter étnico, religioso, cultural o nacional de un grupo, sí se lo hace según su estatus de vacunación y sus decisiones en cuanto a su salud personal; un nuevo parámetro para la discriminación.
Además, los nazis también basaban su discriminación a los judíos en “la ciencia”. Hitler usó a científicos de renombre, incluso ganadores de Premios Nóbel como Philipp Lenard y Johannes Stark, reescribiendo la biología conocida hasta el momento donde explicaban que la sangre judía estaba “infectada” y que era peligroso estar cerca de ellos.
La discriminación contra los judíos en el régimen nazi finalmente desenvolvió en violencia, pero es importante recordar que no siempre fue así, y que los campos de concentración no aparecieron de un día para el otro. Hubo un proceso que duró años de des-humanización de estas personas, con una construcción de un relato sobre como estas personas eran un peligro para la salud pública de la sociedad.
“Qué bofetada a la gente que sufrió la mayor tragedia por ser considerada ‘otra’”, escribió un usuario en Twitter antes que quiten los comentarios. “La discriminación basada en el estado médico está MAL y ha derribado todo el bien que han hecho estos años con este mandato“.
“Espera, estoy confundido“, agregó otro usuario. “¿Entran las personas con estrellas amarillas o son ellas las que se les niega la entrada? ¿Puede explicar cómo sabemos quién es inmundo y cómo planea discriminarlo nuevamente para que quede claro?“, completó con ironía.