Mucho se dijo y se escribió en los últimos días respecto a la situación por la que el gobierno de Australia está haciendo atravesar al Nº 1 del tenis y seguramente, muy pronto, el más ganador de la historia de ese deporte, Novak Djokovic.
Pero, a pesar de lo mucho que se dijo, el “discurso” que más se escucha y se lee es el de “son sus normas, hay que respetarlas”, dando a entender que, finalmente, no importa si es ético o no lo que se plantea. Son las normas y hay que cumplirlas, repiten como un mantra que los eleva al nirvana ciudadano, si acaso esa categoría existiese.
Ninguno de esos repetidores de eslóganes televisivos, muchos de ellos «criados» en ambientes o sociedades donde la libertad es indispensable, ninguno de estos se ha puesto a pensar que hay más allá de tales eslóganes, las inconsistencias estadísticas sobre la pandemia o las contradicciones médicas para supuestamente combatir la pandemia. Aunque, como soy optimista -solo a veces- les dejo a todos -y en especial a los repetidores de eslóganes-, algunos números a ver si de esa manera pueden ver por fuera de la caja y entender hacia donde los estuvieron llevando en estos dos años:
- Población total mundial 7.800.000.000
- Total de casos positivos 298.000.000
- Total de muertes atribuidas al covid 5.470.000
Con estos números podemos afirmar cuanto sigue respecto de la verdadera gravedad de la situación:
- Solo el 3.8 % de la población mundial contrajo el virus
- Solo el 0.07 % de la población falleció con covid (con covid no es lo mismo que por covid)
- Del total de casos positivos el 98.16 % se recuperó.
Visto las cosas de esta manera, ¿Alguien puede, con argumentos racionales, decirnos que la situación es tan grave como la presentan?, ¿No será que te tomaron por boludo, y ahora te da vergüenza reconocerlo?
Tarde o temprano las cosas se van a terminar “acomodando”, para un lado o para otro, aun no lo tengo claro; lo que si tengo en claro, muy en claro, que la gran mayoría de los ciudadanos son tan responsables como quienes se quieren robar nuestros derechos. Los que denunciaron a su vecino porque se reunió con sus amigos, los que callaron ante los atropellos de los gobiernos, los que piden medidas discriminatorias y, por supuesto, aquellos que con doble vara moral pregonan “son sus normas, hay que respetarlas”, porque no todas las normas, ni todas las costumbres deben ser respetadas si no son éticas.
Las únicas víctimas que han sido implacablemente perjudicadas por este virus fueron: el empirismo y el debate científico. Son ustedes, los que gritan en nombre de la ciencia, quienes la han asesinado.