Cayó en mis manos un libro interesantísimo, “La violación de la mente” de Joost Meerloo, este explica métodos y técnicas de la manipulación de masas, la psicología social y la propaganda para incidir en las voluntades de las personas con fines políticos. Estas técnicas crean contenidos y discursos que la masa sigue sin mayor conciencia de estar siendo manipulada. Comparto con Uds. algunas ideas, procesos y conceptos desarrollados en el libro.
Determinadas técnicas de manipulación de masas siguen siendo utilizadas por sectores políticos y por los gobiernos, de acuerdo con Freud, el grupo es extraordinariamente susceptible a ser influido y no tiene ninguna capacidad de crítica, en este sentido cuando se adhiere a un pensamiento de grupo, el pensamiento individual queda anulado y en consecuencia la verdad queda relegada a un segundo plano, incluso se la rechaza si esta pone en peligro el pensamiento de grupo. Por su parte Eduard Bernays, sobrino de Freud, afirma que la masa es un estado mental que surge cuando los individuos quedan desprovistos de su individualidad. En este sentido las técnicas de manipulación de masas tienen el objetivo de controlar y organizar a las masas utilizando su propia voluntad, pero sin que ellas lo sepan, es decir, las técnicas de manipulación son imperceptibles como tales y la masa no logra darse cuenta que está siendo vilmente manipulada.
En general la división que produce la manipulación de masas, está minuciosamente calculada para que no se busque consenso ni entendimiento, sino la destrucción de todo eso que se ha expuesto en el mensaje como vil y tiránico. El poder divide entre opresores y oprimidos, victimas y tiranos y se promueve que la única respuesta posible es la hostilidad y los convence de que esa hostilidad es un acto ejemplar. Si alguien se manifiesta contra el discurso predominante se etiqueta como discurso de odio, como racismo, homofobia, fascismo, opresión. antivacunas etc., y está prohibido en consecuencia crear espacios de debate, intercambio de ideas y las conversaciones respetuosas sobre posturas o ideas antagónicas son rápidamente consideradas herejías para el mismo grupo.
Nunca antes en la historia habían existido medios tan eficaces para manipular en masa a una sociedad, además de los medios de comunicación clásicos, TV, radio y prensa, hoy el gigante llamado internet permite al que está en el poder asaltar más fácilmente las mentes de las masas. El objetivo es claro, la creación de un sistema totalitario donde el poder habiendo centralizado todos los aspectos de la sociedad, obtiene un control absoluto, que el pulpo y sus tentáculos lo abarquen todo, que nada escape a su dominio y que no exista oposición a su tiranía. Sin embargo, el poder no puede lograr esto sin la colaboración de los individuos, deben ser los individuos quienes voluntariamente decidan renunciar a sus derechos y libertades y la única forma eficaz de lograr algo así es que esos mismos individuos pierdan su individualidad y se adhieran a una mentalidad de grupo. Una vez que este proceso se haya consumado, los individuos no solamente estarán dispuestos a perder su libertad, si no que con gusto la entregarán al gobierno.
Existen tres gatillos psicogénicos que logran esto de forma muy eficaz. Tres disparadores que el poder utiliza una y otra vez para manipular al individuo, aplastar su voluntad y convertirlo en masa ovejuna. Estos tres gatillos son el miedo, la confusión y el deseo de seguridad, que además deben dispararse en una secuencia muy concreta (Joost Meerloo, libro La violación de la mente) afirma que mientras que el miedo prepara a la población para la mentira, el uso de la propaganda difunde desinformación y promueve la confusión con respecto a la fuente de las amenazas o la naturaleza de la crisis, ayudando a romper las mentes de las masas.
El origen de la psicosis es siempre un grave peligro, una amenaza tan peligrosa que suscita niveles de miedo y tensión social insostenibles. El gobierno fabrica este problema de forma oportunista interviniendo psicológicamente en los individuos para inducir temor frente al peligro inminente. Después agita ese problema utilizando un bombardeo propagandístico diseñado para confundir al individuo. Los medios de comunicación utilizados por el poder proveen información falsa, contradictoria o sin sentido, que lleva a un estado de confusión por que el individuo no puede abordarla de una manera racional, lo cual aumenta la susceptibilidad al miedo e indignación. La lógica se puede enfrentar con la lógica, mientras que la sinrazón no. Así se confunde a quienes piensan de forma correcta. Y mientras que la gente todavía está buscando un contraargumento razonable a la primera mentira, los totalitarios pueden agredirlos con otra, una y otra vez de forma sistemática.
Además, la forma de presentar esta información es muy particular, Meerloo las llama ondas de terror. Se trata de etapas donde la tensión aumenta exponencialmente, seguidas de pequeños periodos de calma, lo que poco a poco va destruyendo la moral del individuo. En el momento de máxima tensión y confusión, el poder presenta la solución a ese terrible peligro y la posiciona como única alternativa, es esto o nada. El individuo habiendo estado expuesto a estas ondas de terror y rendido ya al empuje de la masa, que cree que sólo hay un camino para la resolución del conflicto, le suplica al gobierno que implemente esa solución para que de esa forma su seguridad pueda quedar garantizada. Sin embargo, el gobierno no puede ejecutar esa solución, para poder hacerlo necesita adquirir más poder, un decreto, una nueva ley, un nuevo ministerio o incluso una nueva constitución que le permitan hacer lo que antes no podía, a costa de la restricción o eliminación de ciertos derechos individuales.
En otras condiciones el individuo no hubiera accedido a perder su libertad ni sus derechos, pero aquí el poder ya logró la aprobación de las masas que le ruegan que les quiten sus derechos para acabar con esa terrible amenaza, y el poder habiendo logrado lo que quería, deja de agitar el terrible problema que ellos mismos crearon, con lo que pareciera que realmente logró una solución. La calma regresa, los individuos ya no son tan libres, pero se libraron del miedo y recuperaron su sensación de seguridad. El coste en términos de derechos y libertades individuales fue elevado pero la masa lo celebra, misión cumplida. Hasta que el ciclo vuelve a repetirse de nuevo, con otra amenaza fabricada por el poder que pone en marcha la hipnotización global a través de la propaganda manipulativa y la intervención psicológica.
En caso de que este proceso no sea suficiente para derribar al individuo y convertirlo en masa obediente, hay un elemento más que el poder utiliza para aumentar la posibilidad de una psicosis totalitaria. Aislar a los individuos y perturbar sus interacciones sociales en nombre del bien común. Un individuo solo y sin interacciones normales, con amigos, familiares y compañeros de trabajo se vuelve mucho más susceptible al delirio. Los seres humanos se condicionan más fácilmente a nuevos patrones de comportamiento y pensamiento cuando se encuentran aislados. Este proceso descripto lleva al individuo a un estado de infantilización en el que le cede toda la potestad al gobierno, perdiendo la capacidad de pensar por sí mismo y hacerse responsable de su vida y de sentir que es capaz de lidiar con los desafíos que van surgiendo en el día a día.
Carl Young decía que cuando los individuos pierden su individualidad, pierden también su categoría intelectual y moral, se conectan inconscientemente con un nivel inferior donde rigen la irresponsabilidad, el victimismo, la insensatez, el tribalismo y el infantilismo.
Para que las masas renuncien a su libertad y cedan el control de todos los aspectos de sus vidas a los gobernantes deben renunciar primero a su capacidad de ser individuos autosuficientes, responsables por sus propias vidas y pasar convertirse en súbditos sumisos y obedientes. Seres débiles y vulnerables que se dejan llevar por los dictados del grupo sin cuestionarlo. El individuo enajenado naturalmente no puede verlo, no sabe que está hipnotizado, no sabe que ha perdido su capacidad de pensamiento crítico y que solo sigue religiosamente los mandatos prefabricados de su colectivo.
De hecho, no solo ignora todo esto sino, que se caracteriza por su superioridad moral, se cree moralmente superior a los miembros del grupo opuesto, los que están fuera de su colectivo son enemigos despiadados que amenazan con destruirlo todo y eso les autoriza para cometer todo tipo de atrocidades amparándose en un escudo moral, lo hago por el bien de todos, hay que impedir que los malos salgan victoriosos. “Para hacer el mal un ser humano debe creer por encima de todo que lo que hace es bueno o al menos que su acto respeta la ley natural. La ideología es lo que le da al mal su justificación y al que perpetra el mal la determinación necesaria para actuar. La ideología es el marco teórico para que sus actos parezcan buenos en lugar de malos, tanto en sus propios ojos como en los ojos de los demás, de forma que, en lugar de que reciba reproches o insultos, reciba alabanzas y honores”. (Alexander Solzhenitsyn)
La ideología como lo señala Alexander Solzhenitsyn, en la cita precedente, es la clave para que el individuo desprovisto ahora de su individualidad y respaldado por su grupo pueda sostener y justificar sus actos inhumanos, pavimentando el camino a un estado totalitario sin siquiera ser consciente de ello. En su libro psicología de las masas y análisis del yo, Freud afirmaba que el grupo es extraordinariamente susceptible a ser influido y no tiene ninguna capacidad crítica. Cuando nos identificamos con un grupo, nuestro pensamiento individual queda anulado y en su lugar aparece el pensamiento grupal. La verdad queda relegada a un segundo plano o incluso rechazada si llega a poner en peligro la cohesión del grupo.
Una vez que el individuo ha logrado una identificación total con el grupo, surge lo que llaman narcisismo tribal. En una sociedad donde la gente se siente sola y miserable y donde los individuos no son lo que quisieran ser, la individualidad resulta difícil de soportar, cuando nos miramos al espejo detestamos el reflejo que vemos, pero sí en cambio nos miramos en el espejo del grupo, la cosa cambia, de repente ya no vemos nuestros defectos individuales, sino que las supuestas virtudes de nuestro grupo. Ya no importa que nos vaya mal en la relación de pareja, que odiemos nuestro trabajo, que psicológicamente estemos enfermos o que nuestras adicciones o malos hábitos nos estén destruyendo. Ahora ya no vemos todo eso, vemos algo que nos gusta, somos los defensores de los derechos de los oprimidos, ciudadanos bondadosos y ejemplares que se preocupan por el planeta, por las minorías, por la salud de la mayoría y por todo lo que nos haga sentir bien respecto a nosotros mismos. De repente somos héroes sin tener que esforzarnos, si nunca te creíste capaz de obtener ningún tipo de reconocimiento social porque sabes que desde tu sofá no podes lograr nada heroico, bueno pues no te preocupes porque ahora podes ser un héroe solo con repetir los mantras ideológicos de tu grupo, sin hacer nada único ni inigualable, sin ejercer ni una proeza que aporta un valor masivo al mundo, ni realizar ni una gesta extraordinaria y memorable, el cobarde ha sido convencido que su cobardía y fragilidad son en realidad algo heroico.
¿A cuántas situaciones que vemos y vivimos día a día podemos aplicar los procesos explicados en este artículo? Cualquier semejanza con la realidad, no es mera casualidad.