En la última sesión del Senado ya quedó bien claro cómo será la votación a la hora de tratar el acuerdo constitucional solicitado por el Ejecutivo para la designación de Enrique Riera como embajador ante la OEA. Lo que aún muchos no se explican es cómo fue que el presidente Mario Abdo Benítez persistió en su decisión de elegirlo a pesar de la fuerte resistencia de su bloque.
La postura de Riera, abiertamente en contra de las invasiones de tierra y a favor de aumentar las penas a los cabecillas, además de pedidos de pérdida de investidura del abdista Rodolfo Friedmann y el luguista Sixto Pereira, puso de punta a ambos sectores en su contra.
Algunos observadores dicen que el ex intendente de Asunción, ex ministro del MEC y ex presidente del Consejo de la Magistratura, tiene la habilidad de poner a los demás en su contra, lo que se demostró claramente el jueves pasado, cuando el voto en contra de los abdistas y la abstención de los luguistas evitó que obtenenga los 23 votos necesarios para que su designación fuera tratada en la sesión de esta semana.
Solamente votaron a su favor los cartistas y las bancadas de Patria Querida y Hagamos, que le dieron la mayoría (17) pero no la necesaria para que el pedido corriera. Una frase de Silvio Ovelar resume muy bien la situación: “Estoy convencido de que el colega Riera tendrá unanimidad en su designación, aunque muchos hubieran preferido que sea designado embajador en Kabul o Bagdad”.