El Plan Niñez, como las políticas públicas (Polnas) que se desarrollan desde el Ministerio de la Niñez y Adolescencia y los planes del MEC, desde hace ya muchos años, están más o menos enmarcadas en los lineamientos que desde organismos internacionales se señala que deben enmarcarse.
No son políticas públicas nacionales, diseñadas atendiendo a la genuina necesidad de nuestras comunidades, sino que son impuestas desde organismos internacionales. Estos enlatados que nos venden como la panacea para solucionar todos nuestros problemas, traen una visión postmoderna de la naturaleza humana.
¿Qué implica que las políticas públicas que nos imponen en educación y niñez tengan una mirada postmoderna de la realidad?
Para empezar a responder esta pregunta primero hay que entender que el posmodernismo es una estrategia activista en contra de la alianza entre razón y poder, es como lo define Stephen R. C. Hicks, en su libro “Explicando el Posmodernismo, la crisis del socialismo”. Eso explica la creciente irracionalidad de nuestros gobernantes y la manifestación cada vez más tilinga del poder. Además, Hicks en la obra citada, caracteriza al POSMODERNISMO, como:
- ANTIRREALISTA: Visión sociolingüística y construccionista de la realidad
- SUBJETIVO: Niega que la razón u otro medio sea capaz de adquirir conocimiento objetivo de la realidad
- COLECTIVISTA: Los relatos posmodernos de la naturaleza humana son colectivistas, ya que sostiene que las identidades de los individuos son construidas por los grupos sociolingüísticos de los que forman parte, varían a través de las dimensiones de género, raza, origen étnico, riqueza.
Así mismo, el posmodernismo pone énfasis en las relaciones de conflicto entre los grupos sociales mencionados (género, raza, origen étnico, riqueza), y dado que eliminan el rol de la razón, sostienen que esos conflictos se resuelven principalmente por el uso de la fuerza en forma enmascarada o desnuda.
En cuanto a la ética y la política el posmodernismo se caracteriza por una identificación y simpatía hacia los grupos percibidos como oprimidos en los conflictos mencionados y por la voluntad de entrar en la pelea a su favor.
Implicancias:
- Se aleja de la idea de que el mundo o el individuo tienen una naturaleza intrínseca (enfoque de género, niegan la propia naturaleza humana)
- Deconstruye la razón, la verdad y la idea de correspondencia entre el pensamiento y la realidad (se basa en enfoques ideológicos y no científicos – teoría crítica)
- Énfasis en el feminismo y tendencias LGTB de los niños y adolescentes
Dicho esto, vuelvo a preguntar ¿Qué implica que las políticas públicas que nos imponen en educación y niñez tengan una mirada postmoderna de la realidad?
En el campo de la educación el Posmodernismo rechaza la idea de que el propósito fundamental de aquella sea desarrollar la capacidad cognitiva de un niño para razonar, no interesa formar un adulto capaz de funcionar de forma independiente en el mundo. Esta concepción se sustituye por aquella visión de que la educación debe encargarse de tomar a un ser esencialmente indeterminado y conferirle una identidad social.
El método que utiliza la educación para moldear a un sujeto es el lingüístico y, por tanto, el lenguaje que se utilizará será aquél que cree a un ser humano sensible a su identidad racial, sexual y de clase.
El niño o adolescente es visto como un agente de cambio social que debe ser emancipado para cumplir su rol de ciudadano. Para esto la Convención Internacional de los Derechos del Niño, cambia el paradigma de un modelo tutelar donde el niño era objeto de protección a uno de la Doctrina de la Protección Integral donde se considera al niño como sujeto de derecho, pero que termina siendo objeto del Estado.
Estos son los objetivos y las características de las políticas públicas que se están implementando para nuestros hijos. De ahí la importancia de conceptos como autonomía progresiva o rol protagónico de los niños, ya que por medio de ellos están formando agentes de cambio social, ojo, un cambio social revolucionario, violento. Miren Chile.
Muchas veces nos preguntamos qué pasa con el mundo del revés en el que vivimos, cómo se llegó a esto. Te pones a curiosear y te encontrás con toda la filosofía que hay detrás de los acontecimientos, es ahí cuando dimensionas como el mundo de las ideas afecta nuestro día a día.
Nuestro mundo es un mundo posmoderno, el mundo de la sinrazón, un mundo en proceso de deconstrucción, y no digo esto para desanimarnos, al contrario, lo digo para entender lo que pasa, porque si no tenemos el diagnóstico del problema, jamás podremos solucionarlo.
Para el posmodernismo la verdad importa poco o nada, es el relato construido por medio de la manipulación del lenguaje lo que cuenta para construir la realidad. Es decir, nos venden sus historias basadas en mentiras ideológicas, buscando crear situaciones conflictivas entre los diversos grupos sociales.
Esto traducido a las políticas públicas posmodernas, nos da como resultado a un Estado que no construye sociedad, si no que la destruye, atomizando, dividiéndonos en grupos sociales enfrentados unos con otros. Mientras la sociedad resulta fragmentada, el poder se va centralizando. Divide y vencerás.
¿Pero quiénes vencerán? Vencerán finalmente los que nos imponen estas agendas desde esferas supranacionales. Este es el poder deconstructivo de la impuesta Agenda 2030, que se implementa aceleradamente, aquí y en todo el mundo.
Miremos de frente el problema y empecemos a pensar en una Agenda Paraguay, una agenda que rescate nuestros valores tradicionales, que busque la verdad, la justicia, la belleza, el bien y la paz social. Una Agenda Paraguay de ciudadanos comprometidos con la Patria.