Un día como cualquier otro, el país se enteró de que un grupo de senadores del Partido Liberal encabezados por Abel González, José Ledesma, Octavio Schtap y Hermelinda Ortega (quien luego de tirar la piedra escondió la mano), pretenden que se restablezca el “sistema proporcional de listas completas, cerradas y bloqueadas”, como han comunicado varios medios de prensa.
No es sorpresa para nadie que esta sea la respuesta que ofrece la oposición del Paraguay al apabullante éxito electoral que obtuvo la Asociación Nacional Republicana en los últimos sufragios municipales, en los que se quedó con 161 de los 261 distritos en los que se compitió con el nuevo sistema de listas abiertas y desbloqueadas. Así, la amenaza del regreso de las “listas sábana” como se las conoce vulgarmente, se cierne sobre todo el país junto a la posibilidad de que no se produzca una verdadera renovación democrática en el Congreso Nacional.
Las sábanas existen desde tiempos clásicos. Griegos y romanos encontraron la utilidad de tenerlas bien puestas en las camas para que los colchones se mantengan limpios y confortables. Además, existían otras posibilidades, poco higiénicas y a veces inesperadas, que hacían que las sábanas sean algo más que deseable. El invento probablemente vino desde el Antiguo Egipto con sus ancestrales y rudimentarios tejidos de algodón, pero aún no se sabe a ciencia cierta todo esto.
Lo cierto es que las sábanas forman parte de la vida del hombre al punto tal que tenemos muchos refranes y frases en las que el dicho accesorio de la cama forma parte, por lo general. “Se enredaron en las sábanas” nos trae a la mente una situación de apasionamiento y cópula entre individuos. “No extienda sus piernas más de lo que llega la sábana» implica que uno debe saber hasta dónde puede cubrir sin salirse de los límites, pues puede acabar con los pies congelados. “Se escondió bajo la sábana” es bastante evidente.
Y también tenemos el caso de que las sábanas suelen ocultar aquello que no nos gusta que se vea y que debe permanecer lejos de los ojos pues podría causar una mala impresión, un comentario crítico, unas palabras duras en contra del que posee eso que se debe tapar a como dé lugar. En este caso, es la “oposición” paraguaya, encabezada por el Partido Liberal y sus satélites de la izquierda fragmentaria quienes vuelven con todo a quitar las sábanas que se hallaban guardadas y apolillando en el baúl, para reutilizarlas con los fines que todos conocemos: ocultar y dejarlo todo en la intimidad más incestuosa del arreglo y tejemaneje político.
En el sistema democrático que tenemos (al que podemos criticar de muchísimas formas, soy uno de sus más acérrimos cuestionadores) es menester de los políticos hacerse querer por el pueblo y ganar los votos, uno a uno, para acceder a los principales cargos públicos. Y en este caso, podríamos decir con total seguridad que el proceso eleccionario que permita más fácilmente la “libertad de elección” de los ciudadanos es el que más se ajusta al “libre mercado democrático”, en el que no importa mucho la calidad del producto ofrecido sino su aceptación por medio del marketing y el carisma de los candidatos.
Es decir que las “listas abiertas y desbloqueadas” son lo más democrático que existe en este momento en el Paraguay. Por añadidura, quienes se oponen a ellas, buscan que haya un verdadero e incuestionable “retroceso” en la democracia del país. Por mi parte (y no me pregunten porque ya saben cómo me pongo), simplemente diré que una “monarquía temperada” es el mejor de los sistemas imaginables, pero bueno, no es lo que tenemos ahora en nuestra República.
Entonces, no seré yo el defensor de la partidocracia electoralista. Sin embargo, desde mi postura absolutamente crítica al sistema liberal que se nos impuso por medio del globalismo, puedo acusar con total objetividad a los opositores de nuestro país, quienes se desgañitan proclamándose como “defensores de la democracia”, como “víctimas de la dictadura” y demás eslóganes, pero no les tiembla el pulso para ir en contra de un sistema que ha sido un verdadero avance para los derechos electorales de los ciudadanos. ¡Siempre fueron así de hipócritas!
Debajo de las sábanas de la inoperante, incompetente e ineficaz “oposición” paraguaya tenemos los mismos vicios de siempre. Son todo aquello de lo que acusan a la ANR, pero peores por su doblez indisimulado. Hace 3 años, eran los que más vociferaban en contra del sistema “cerrado y bloqueado”, diciendo que este solo beneficiaba a los “crápulas colorados”. Ahora tienen que esconderse bajo las sábanas, literalmente, ante la aparición de ese “imbatible monstruo” que es la Asociación Nacional Republicana, el partido democrático por excelencia del Paraguay, que demuestra una y otra vez por qué debe seguir gobernando: es el que se adapta a cuanta situación aparezca sin perder su esencia, el que vence, se expone y se impone ante cualquier circunstancia. Todavía más, los colorados demuestran una y otra vez que la llamada “oposición” no es sino, en la mayoría de los casos, un invento de la “gran prensa” paraguaya, cuya supuesta “popularidad” no es sino ilusoria, creada en las camarillas herméticas y los talleres ocultos de la propaganda difundida por medios de comunicación decadentes y desatinados, para decir lo menos de ellos. Es que todos sabemos que después de la prostitución, el oficio que más fácilmente se “enreda en las sábanas” con el mejor postor, es el de los periodistas a sueldo. Esta ha sido siempre la incestuosa alianza entre ciertos medios de prensa y la “oposición” anti colorada, sin mejor resultado que ser casi siempre vapuleados, para bien o para mal.
En nuestro país, ha pagado bien a mucha gente eso de presentarse como “luchadores de la democracia”, “víctimas de la dictadura” y posteriormente, hacer a todo ello evolucionar hasta el lema “ANR Nunca Más”, que tantas veces ya fue derrotado que da lástima. A veces uno se pregunta si ser un “eterno perdedor”, como el Partido Liberal y sus sectarios segundones, no es sino el verdadero negocio que ellos llevan adelante. Por esa razón, la ANR, que sale a dar la cara, que se embarra y ensangrienta en mil procesos eleccionarios, que no tiene miedo a enfrentar a los cambios y logra renovarse a sí misma sin perder su identidad, se ha ganado y gana siempre la potestad de gobernar al Paraguay por encima de los cobardes que viven escondiéndose bajo las sábanas en la llamada “oposición”. Porque, amigos, no admiro a Federico Nietzsche y sus delirios de sifilítico prostibulario, pero tenía mucha razón cuando hablaba de la “voluntad de poder”. Para mandar, hay que tener eso que hay que tener, y además tenerlos bien puestos. A los colorados se les puede acusar de cualquier cosa, pero les sobran agallas para salir a pelear voto a voto, romper en mil pedazos a las sábanas consuetudinarias y seguir adelante con la formidable voluntad de poder que les caracteriza. Porque para vencer, se necesita convencer “a voto limpio” y nada más.
¿Y qué está haciendo la “oposición”? Llorando sobre la leche derramada y pidiendo que vengan las sábanas a taparles y salvarles. Sería fantasmagórico si no produjera tanta pena en vez de horror. Sin embargo, los “opositores” contarán con la complicidad de la “gran prensa”, quienes se encargarán de vender gato por liebre una vez más para hacer creer a la gente que blanco es negro y rojo es azul. Afortunadamente, el pueblo paraguayo les mostró que tan tonto no es, porque entre elegir a los “inútiles y encima cobardes” y los “inútiles pero al menos valientes”, la cosa es fácil. Para mandar se necesita gente con agallas, no a los eternos llorones enredados en las mismas sábanas del eterno e incestuoso llanto.
No sabemos si volverán las “listas sábanas” o no. El Congreso del Paraguay es una caja de desagradables sorpresas. Pero sí tenemos en claro que el único experimento de “listas abiertas y desbloqueadas” que se conoce en nuestro país, dejó como resultado que la ANR aplastó a sus adversarios con facilidad. Es que en el sistema democrático, lo que mandan son los votos y no los meros eslóganes. Todo ello fue la clara demostración de que durante 32 años, la “oposición” ha vivido única y exclusivamente de falsificar la historia con mucha propaganda pero que al final, terminaron “extendiéndose más allá de lo que alcanza su sábana”, terminando con los pies muy afuera y congelados.