Bolsonaro reclamó hoy en una de las múltiples multitudinarias marchas que se dieron en su apoyo en Brasil que «no podemos aceptar más detenciones políticas». A todas luces una declaración de principios y, a modo de declaración de guerra agregó que “No aceptaremos que ninguna autoridad, usando la fuerza del poder, anule nuestra Constitución. Ya no aceptaremos ninguna medida, ninguna acción, que venga de fuera de las cuatro líneas de la Constitución. Tampoco podemos seguir aceptando que una persona específica de la región de los Tres Poderes continúe barbarizando a nuestra población”, en relación a los jueces de la Suprema Corte de Justicia.
Solo un ministro del Supremo Tribunal Federal fue nombrado por Jair Bolsonaro, los demás son claramente funcionales a la izquierda.
De un total de 11 ministros, tres fueron designados por Lula Da Silva, tres por Dilma Rousseff y Alexandre de Moraes, el más férreo opositor al Gobierno Federal, fue designado por Michel Temer, el vicepresidente de Dilma que debió asumir la presidencia luego de la renuncia de Rousseff por corrupción. En resumen, siete de los 11 magistrados fueron puestos en la mayor instancia de justicia por el Partido de los Trabajadores (PT) y al servicio del Foro de Sao Paulo.
Alexandre de Moraes, llegó de detener el día de hoy a Jason Miller, ex asesor de Donald Trump y actual CEO de la red social GETTR, por haberse reunido con Bolsonaro. Según el STF, el ex asesor de Trump ayudó en la organización de la marcha que reclama justamente por los arrestos arbitrarios de la Suprema Corte.
Estos jueces, aunque de manera inconstitucional, tienen el poder de quitar fueros parlamentarios y detener legisladores (Roberto Jefferson, presidente del Partido Laborista Brasileño, fue detenido y encarcelado en Río de Janeiro por los supuestos delitos, entre ellos: calumnia, difamación, injuria, incitación al crimen, apología del crimen, y asociación para delinquir), pueden también silenciar periodistas, desmonetizar los canales informativos y bloquear cuentas bancarias. Lo han hecho muchas veces y siempre en contra de quienes se manifiestan a favor de las políticas del mandatario brasilero.
Un caso emblemático, es el del periodista Oswaldo Eustáquio, quien una mañana, «sencillamente», amaneció parapléjico y fue trasladado al hospital esposado a la camilla y, no conformes con eso, ahora tampoco es libre de expresarse por mandato del Supremo Tribunal.
Hoy, en la más grande movilización de la historia de Brasil, millones de ciudadanos salieron a las calles para hacerse oír, dieron una contundente muestra de apoyo a Bolsonaro y aprovecharon para decirle basta a estos jueces que actúan con la intención de favorecer a los partidos de izquierda y al Foro de Sao Paulo